El Hijo Oculto Del Príncipe

Capítulo 11

Aiden pasó saliva, ¿Acaso todos se dieron cuenta de lo que pasó? Ella no salió gritando, ¿Acaso lo hizo en la recepción? Pero ¿Por qué dejaría a su hijo ahí? Eso lo calmó un poco, así que sonriendo se cruzó de brazos.

―¿Quién te dice que estoy detrás de tu mami? ―Enarcó una ceja haciendo un gesto muy parecido al del niño a diferencia de que uno está serio y el otro no.

―La miraste en la gala. ―Izan empezó a darle sus razones. ―Después la contratas, la llevas a casa y eres el Indecente que pagó para que ella trabajara solo para ti. ―Endureció más el gesto. ―Ahora ha corrido de ti. ―Aiden se puso serio y pasó saliva.

―Bien, creo que esta debe ser una conversación de hombres. ―Se hizo a un lado. ―Por favor. ―Le mostró el interior del despacho.

Izan entró, por alguna razón el hombre no le crea desconfianza y cada vez que interactúan parece que se entienden. Lo que más le gustó al niño es que lo trató como a un hombre y eso para Izan fue demasiado respetable.

―Quiero que dejes a mi mami en paz. ―Atacó Izan. ―Ella es de mi papi, así que no quiero que estés detrás de ella como los demás. —La mirada del niño tenía un destello amenazador. —Siempre logró correrlos, siempre. ―Aiden cada vez más fascinado por el niño se mantuvo sereno, tomando sus palabras en serio y sus preocupaciones aún más, pero ese detalle le dio bajo, ¿Cuantos están detrás de la mariposita?

―¿Dónde está tu padre? ―Preguntó conteniendo la respiración e Izan lo miró a los ojos.

―No lo sé, pero él volverá pronto y para cuando lo haga mami estará feliz. ―Aiden pasó saliva con más dificultad.

―¿Sabes como se llama tu padre? ―Izan frunció el ceño y negó un poco incómodo.

―Mami no habla mucho de él. ―Se encogió de hombros. ―Pero le he preguntado como era y ella lo dijo. ―Aiden se acomodó en su puesto, con el corazón acelerado. No sabe que pensar, si es la obsesión por esa mujer o es verdad lo que siente en sus entrañas.

―¿Y como es él? ―Ambos se miraron, detallándose minuciosamente y dándose cuenta de que tienen similitudes más allá del color de ojos.

Aiden contuvo la respiración e Izan pasó saliva, sin desviarse la mirada uno del otro. Es como si el silencio hablara por ellos, como si el solo estar ahí uno frente al otro estuviera creando algo entre los dos.

―Aiden…

―¡Estamos ocupados! ―Ladraron los dos por la interrupción, ambos estaban sintiendo algo y estaban a punto de deducirlo.

―¡No bromees! ―Kalen abrió los ojos, la boca y se llevó la mano a la cabeza. ―¿Qué? ―Los miró por turnos, ellos lo miraron a la vez y el parecido es excepcional. ―Aiden, amigo… él…

―Sí. ―Susurró Aiden. ―Es el hijo de Osiris. ―Kalen le apretó las mejillas al niño, parecía un sueño o un clon de su amigo.

―No hagas eso. ―Izan descompuso el gesto al retirarle la mano. ―No me gusta que me toquen. ―Kalen carcajeó, incluso lo odioso es igual. ―¿Puedes retirarte? Estamos en medio de algo y mami dice que es de mala educación interrumpir. ―Kalen lo miró con impresión, sin saber como reaccionar. Es muy maduro para su edad.

―¿Cuántos años tienes? ―Susurró su pregunta, no puede con el desconcierto.

―Cuatro. ―Respondió Izan. —Casi cinco. —Aclaró orgulloso.

―Hablamos después. ―Aiden miró a su amigo con advertencia.

―Vale, no me quieren aquí, ya me di cuenta. ―Caminó a la puerta y antes de salir les dio una última mirada. ¿Es ese el motivo de su amigo? Negó atónito. ¿Su amigo tiene un hijo?

―Como te decía. ―Izan retomó la conversación asombrando más a Aiden. ―Ella me dijo que mi padre es de pelo negro. ―Izan le miró el pelo. ―Ojos verdes, grandes e intensos como los míos. ―Aiden dejó de respirar nuevamente. ―Y nariz perfilada como la mía, así como sus labios medianos y bien definidos, mandíbula cuadrada.

―Es idéntico a ti. ―Izan asintió a la confirmación de Aiden.

―Tú eres idéntico a mí. ―Tras las palabras de Izan, el corazón de Aiden golpeó fuerte en su pecho, como buscando la manera de salir. ―Mami dice que no conoce a muchas personas de ojos verdes, que solo conoce a mi papi y a mí.

―¡Por Dios santo! ―Ana entró al despacho cortándolo. ―Cielo, ¿Por qué le has hecho eso a la pobre mujer? ―Lo abrazó y besó desesperada. ―Me asustaste. ―Lo miró a la cara. ―Oh, mi niño…

―Lo siento. ―Aiden le sonrió. ―Quería tener una conversación de hombros. ―Miró a Izan. ―No se lo podía negar. ―Algo en ese tonó tensó a Ana.

―¡Llegué! ―Carlota entró al despacho tensando más el ambiente. ―Oh, ya estás aquí Ana… ―Al mirar al niño paró en seco. ―¿Es tu hijo?

―No. ―Ana se controló lo más que pudo. ―Es mi sobrino. ―Le sonrió. ―Siento haberlo traído, es el hijo de Osiris, ella se lo llevaría, pero surgió algo. ―Carlota sonrió finalmente.

―No hay problema. ―Le restó importancia. ―Vamos, quiero que me digas todo lo que piensas. ―Se centró en Aiden. ―Mis ideas fueron nada a comparación con las de Osiris y Ana, ¡Quiero que se encarguen de todo! ―Río.

―En ese caso. ―Aiden se puso en pie. ―Discútanlo, sabes que yo quiero lo que tú quieras. ―Le sonrió a su prometida. ―Campeón, ¿Quieres dar un paseo? Claro, si tu tía te deja. ―Ambos miraron a Ana y no solo a ella se le saltó el corazón por esos rostros y gestos tan parecidos. Carlota frunció el ceño y apretó los labios.

―Vale, pero cuídalo mucho. ―Ana lo miró con seriedad. ―Somos cuatro mujeres las que haríamos lo que sea por ese niño, lo que sea. ―Aiden notó la amenaza en su voz, ¿Sabe ella que él es el padre de ese niño? ¿O es solo que genuinamente desconfía?

―Tranquila, yo soy capaz de cuidar a un niño y hacerme responsable sin importar lo que se venga. ―Ana apretó la mandíbula, ¿Estaba haciendo bien? ¿Sabía él que Izan es su hijo?

―Bien, entonces no hay problema. ―Sonrió para quitarle hierro al asunto.

Kalen se unió a la salida de los chicos, Izan se sintió demasiado bien al estar con dos hombres. Es primera vez que él salía con hombres y se la estaba pasando fenomenal. Ellos no le restringen el azúcar, lo dejaban correr y si se caía solo lo animaban a ponerse en pie.




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