Nos llamó el dr. de mamá, Consuelo recayó, tuvo una crisis nerviosa. De nuevo. Fuimos enseguida Nico y yo.
-Su madre está delirante en este momento, lo mejor será que la dejen hospitalizada. Nos refiere el médico
No nos queda mas que aceptar la decisión.
-Hubiera preferido no venir a México, de haber sabido que pasaría todo esto.
-No te culpes Nico, no es tu culpa. Esto hubiese pasado contigo o sin ti.
-Tengo que irme del país cuanto antes, Tengo que regresar al trabajo y Suzanne también quiere irse.
Su decisión era de lo más cobarde que había escuchado, a Nico le costaba afrontar las situaciones.
-¿Y mamá? Nos necesita...
-¡No puedo con esto Tessa!, yo tengo una vida en otro lado y además tu siempre has sido más fuerte que yo.
-Toma la decisión que mejor te parezca, no puedo forzarte.
Así como así Nico se libraba de la situación. Yo tenfría que hacerme cargo de Consuelo. El tiempo que pudiera. Nico partío con Suzanne hacia Bruselas esa misma tarde, no lo pude despedir, tenía que atender a Consuelo. Nos dimos un abrazo en el hospital. Por recomendaciones del médico, fui a buscar las cosas de mamá: fotos, videos, recuerdos.
Tuve que mostrarle sus fotos para que no se olvidase de sí, le puse un video donde aparecía tan llena de vida en el cumpleaños de Nico (en verdad lamentaba que no estuviese allí), pero creo que ese tiempo lo necesitábamos las dos- Nuestra relación casi nunca fue cordial. Fue punzante y hosca. El pasar de los años la habían vuelto más suave. Le recordé que yo estaba con ella, que no nos dejara, que no cediera.
Leo se ofreció a estar contigo todo el rato y así fue, no podía estar conmigo en la habitación pero a veces el doctor lo dejaba pasar a la sala de estar con otros enfermos, se llevaba tan bien con ellos, los divertía, los revivía. Estaba tan lleno de vida. En esos momentos cuando lo veía me daba cuenta del chico que tenía conmigo y que alguien como él no se presentaría dos veces en la vida.
Pero había que tomar una decisión, estabilizar a mamá lo más posible, porque tenía que irme a París, no podía quedarme de por vida. Lamentaría mucho tener que dejar a Consuelo en un hospital, pero sabía que si el doctor lo decidía sería lo mejor, ella no sabía cuidarse por sí misma. Le habían diagnosticado Enajenación Mental.