Mantengo mi mirada en la pintura intento descifrar qué significa todo lo que había estado sucediendo en mi vida desde que la hice. No hay forma de romperla, es como si me autodestruyera, cada vez que la corto eso me lastima a mí también, y luego parece arreglarse al mismo tiempo que yo me curo, algo totalmente sobrenatural.
Sea lo que sea, debo cuidar mucho aquellas dos pinturas, ya que si algo les llega a pasar, también me pasará a mí. Cambiando de tema, el chico que aparece en aquella pintura existe, y al parecer él se veía igual de confundido que yo cuando lo vi, ¿Será que también siente que me conoce desde algún otro lado? Bueno, a decir verdad yo lo conozco por la pintura, o eso creo.
Quiero contarle a alguien más lo que está sucediendo, pero… ¿Quién me creería? ¿Natsuki? ¿Hiroshi? Digo, ambos son amigos míos, pero, a veces siento que lo mejor es guardarse las cosas, aunque esté equivocado, siento que lo que sea que tenga que hacer, lo debo lograr solo.
Recuesto mi cabeza en el respaldo del sillón y cierro los ojos por unos segundos, pensando que tal vez lo que esté sucediendo no sea tan malo.
Qué equivocado que estaba.
Vuelvo a abrirlos al recordar algo, mi teléfono, no lo tengo yo, pero sé dónde puede llegar a estar. Me levanto del sillón y me encamino hacia mi dormitorio, tal vez una simple ducha no me vendría para nada mal.
Entro a mi habitación y camino hacia el armario, agarrando allí la vestimenta que llevaría para ir a la casa de mi mejor amiga, estoy seguro que mi teléfono debe estar en su auto, bueno, en el vehículo de su padre, sea como sea debo ir a buscarlo. Al encontrar la vestimenta adecuada que consiste en una remera negra, un jean, y unos zapatos asiento y me encamino hacia el baño.
Me meto a la ducha ya libre de ropa y suspiro al sentir el agua caer por mi cuerpo. Todo está bien, me repito una y otra vez, todo está bien.
No recuerdo exactamente cuando todo comenzó a nublarse, solamente recuerdo que mis piernas comenzaron a temblar, haciendo que todo a mí alrededor gire, y logrando que mi equilibrio se pierda. Agarro nuevamente como ya había hecho antes el lavamanos, y espero que todo regrese a la normalidad. Cuando eso ocurre simplemente termino de ducharme y me visto con la ropa que decidí.
Salgo de casa pensando qué le diría a Natsuki cuando la viera, podría decirle lo de los cuadros, pero algo muy dentro de mí me decía que no debía, así que mejor le diría que mi teléfono podría llegar a estar en el auto de su padre, el mismo que usó ella la noche anterior para ir conmigo e Hiroshi a la fiesta.
Camino hacia la estación de tren que me queda a unas cuantas calles de donde vivo, me tendré que tomar el tren ya que la casa de Natsuki queda muy lejos, tanto que el viaje será demasiado largo.
Suspiro al llegar a la estación del tren y esperar unos treinta minutos para subirme al que necesitaba. Me voy uno de los asientos del fondo y recuesto la cabeza en el ventanal, pensando en todo lo que había ocurrido, y todo lo que podría llegar a ocurrir en un futuro.
Abro los ojos a la par al recordar que sigo en el tren, dios, me quedé dormido. Veo la luna, ya había caído la noche, y yo seguía allí, intento identificar en dónde estoy, y cuando me doy cuenta que queda absolutamente una parada para bajarme, me levanto de golpe y camino hacia la puerta del tren sin mirar a absolutamente nadie.
Mi corazón se encuentra acelerado, y no entiendo el por qué, ya que no hay nada que me esté perturbando en aquel momento, o al menos eso creía.
A veces a las personas se nos pueden pasar cosas muy importantes, todo por no prestar una simple mirada, algo que podría cambiar tu vida, algo que yo no hice aquella noche. Me quedé con la mirada en la puerta hasta que esta se abrió y comencé a caminar entre la multitud de las personas, subí las escaleras del metro y salgo del mismo recordando en qué dirección quedaba la casa de Natsuki.
Al llegar a la misma, suspiro mirando la puerta de entrada, golpeo dos veces y esta se abre, ella me sonríe aunque al mismo tiempo parece confundida, yo también lo estaría.
—Hola, Natsuki, emm… creo que mi teléfono está en el auto de tu padre — Digo, ella parece pensarlo un momento pero luego asiente, siento el frío recorrer cada parte de mi cuerpo por lo cual meto mis manos en los bolsillos de el jean, ojalá hubiese venido más abrigado.
—Claro, vamos a revisarlo —Ella a diferencia de mí sí se encuentra más abrigada, tiene puesto un buzo de lana blanco y un jean negro, junto con unas botas blancas—. Por cierto, lamento hoy ir a tu casa sin haberte avisado, pero enserio estaba preocupada.
—Oh, no, tranquila no pasa nada, yo hubiese hecho lo mismo —Dije con una sonrisa mientras caminamos hacia el vehículo.
Natsuki abre la puerta y se mete entre los asientos de atrás para ver si lo encuentra, yo me mantengo fuera del auto, presenciando algo inexplicable y que nadie en todo Japón se lo esperaba.
El frío rápidamente comenzó a sentirse más y más, haciendo que mi barbilla tiemble, tengo la intención de decírselo a Natsuki, pero no lo hago hasta que lo demás comienza a ocurrir. Nieve comienza a caer del cielo ya nublado, ¿Qué? Primero fue un poco, caía muy poca nieve, y hasta parecía bonito, pero luego todo se descontroló.