Me encontraba junto a mi jefe en un lugar de comida rápida, ninguno de los dos decía ninguna palabra, solo nos disponíamos a comer. Mi cuerpo se encontraba allí presente, pero mi mente no, ¿Kazuo necesitará de mi compañía como yo necesito la de él? No tenía la respuesta, pero muy dentro de mí esperaba que no, no quiero que él pase por lo que yo pasé con Midori, no quiero que sufra por la muerte de una muy importante para él.
Midori, te necesito demasiado, extraño nuestras charlas, extraño cuando solamente eramos amigos, extraño que estuvieras viva y ayudándome en todo lo que necesitara, contándome tus problemas, las cosas que te atormentaban, te extraño a ti.
No recuerdo en que momento mi jefe se encontraba mirándome fijamente, alzo el ceño, y suspira.
—¿La extrañas, cierto? —Pregunta, asiento, mis ojos se nublan un poco pero no dejo que ninguna lagrima escape de ellos.
—Sí, demasiado —Mi voz se escuchaba rota, y ya no me importaba, no quería llorar, pero sabía que estaba reteniendo las lagrimas, y eso me hacía mal.
—¿Te sientes culpable? —Pregunta, mi corazón se acelera, ¿Qué dijo?
—Perdón, pero ¿Me puede repetir lo que dijo? —Pregunta, él sonríe un poco.
—Sí, claro… ¿Si tienes idea de por qué lo hizo? —Juraría que preguntó otra cosa, niego con la cabeza. Sí, sabía la razón, pero no se la podía contar, no se lo podía decir a nadie.
Terminé mi comida, y luego pagué mi parte, mi jefe quería pagar todo él pero no lo dejé, no me gusta estar debiendo algo a alguien. Cada uno pagó lo que consumió.
¿Qué estará haciendo Kazuo en este momento? ¿Estará enojado conmigo por no aparecerme la otra noche? ¿Me habrá perdonado? Me pregunto una y otra vez, no puedo creer como aquel chico no sale de mi cabeza, siempre está presente en mis pensamientos.
Salimos del lugar y caminamos hacia el auto, volveríamos al hotel, y luego me quedaría mirando mi serie favorita. Suspiro, ahora que lo pienso podría también mirar anime, una película.
Llego al apartamento y me acuesto en la cama, enciendo el televisor con el control remoto y suspiro esperando que aparezca Netflix en la pantalla, cuando lo hace busco entre las películas que hay y me encuentro con una de anime, ya la he visto un par de veces, a decir verdad me gusta mucho el tema de cambio de cuerpos, pero en este momento lo que menos quiero es pensar en el hilo.
¿Cuándo acabará esta pesadilla? ¿Quién será el siguiente? ¿Yo? ¿Kazuo? Porque estaba la posibilidad de que el hilo nos haga lo mismo que le hizo a Midori. Y si eso sucedía, estábamos acabados.
Me levanto de la cama luego de cerrar la cuenta en el televisor, no puedo hacer esto, necesito volver, cuánto antes. Además, ya hice los negocios necesarios aquí, no tengo nada más que hacer.
Por mi cabeza se me pasa avisarle a mi jefe, y sé que lo tengo que hacer, quién sabe, tal vez hasta me lleve en su vehículo y no tenga que tomarme el tren. Salgo de la habitación agarrando todas mis cosas, y camino hacia su habitación, antes de haber entrado me dijo cuál era por lo cual no tengo ningún inconveniente en encontrarla. Golpeo la puerta levemente y espero unos segundos, para que luego esta se abra y aparezca el rostro de confusión de mi jefe.
—Yo ya me voy a ir, quiero estar en casa —Confieso, lo que realmente quiero es acabar esta pesadilla de una vez por todas, necesito hacerlo.
—Oh, bueno, yo me quedaré hasta más tarde… si quieres esperarme y vamos en mi auto —Dice, niego con la cabeza.
—No, gracias —Es lo último que digo antes de caminar hacia el ascensor y subirme a este.
Aprieto el botón para ir al primer piso, las puertas del ascensor se cierran, y me dispongo a verme al espejo de este, me veo un poco mejor que ayer, pero por dentro estoy igual de destruido. El dolor en el pecho no se extinguió, y eso me recuerda una y otra vez que Midori no se encuentra más con vida, y duele mucho.
Nuevamente mi vista se nubla y no dejo que ninguna lágrima caiga por mis ojos, solo quiero estar en paz.
Salgo del ascensor cuando las puertas se abren y camino hacia donde se encuentra el portero para dejarle las llaves. Recorro el mismo camino por el cual llegué aquí y llego al metro. Esta vez el tren sí demoro en llegar, lo cual me aburrió bastante, y me hizo pensar ciertas cosas.
¿Qué hacía Kazuo en la fiesta aquella noche? ¿A dónde iba él la vez que yo iba a ir a la casa de Midori? Son preguntas que obtendré cuando pueda encontrar la forma de hablar con él.
Me subo al tren cuando llega y por suerte se encontraba un tanto vacío, me siento en un lugar cerca de la ventana y suspiro, en este momento lo que necesito es hablar con Kazuo, y solucionar las cosas, si es que aún hay tiempo.
Cierro los ojos unos minutos, el cansancio se apoderó de mí, y por un momento me alejé de los problemas que me perseguían.
Me encontraba de nuevo en aquel lugar, solo que a diferencia de antes ahora se encontraban muchas personas vestidas elegantemente, y yo era una de ellas. Camino entre la multitud buscando un rostro familiar, nada, absolutamente nada.