Capítulo 5: El amo del juego

Siguiendo unos consejos de Emma conseguí atraparlos con los escombros, pero muchos más de estos monstruos aparecieron.

Rápidamente salté a los túneles confiado en que gané el tiempo suficiente. Afortunadamente Emma ya había terminado su parte y junto al resto estaban esperándome. Una vez que salimos de los túneles, Emma los selló atrapando a las criaturas.

El centro de la escuela aparentemente lucía igual que siempre, pero un pequeño destello pestañeaba justo en medio de todo. Lentamente acerco mi mano y aquella luz empezó a crecer. Sin embargo, a medida que su tamaño se incrementaba, una profunda oscuridad se dejaba ver en medio. Pronto aquel pequeño brillo se había transformado en un agujero negro del tamaño de una persona. Emma tenía razón, aquí estaba el portal de salida.

De pronto, observo como uno de los amigos de Wimsy se lanza en ataque hacia Emma. Lo más aterrador fue que su rostro desaparecía a medida que avanzaba.

Trato de ayudarla, pero Jenna sujeta mi mano y me aparta del ataque de Wimsy. Con terror observo como Wimsy y sus amigos también son seres sin rostro. Las sospechas de Emma eran ciertas.

Asimilo todo tan rápido como puedo. A mi izquierda tenía a Jenna y el portal de salida, pero a la derecha se encontraba Emma, la persona que me ayudo a llegar hasta aquí y que ahora yace capturada por mi culpa. A las afueras, un bullicio de pasos anunciaba el escape de los monstruos atrapados en los túneles. Jenna me mira a los ojos esperando una decisión.

— No puedo abandonarla, aún hay tiempo —digo para tomar valor.

Sin contenerme en lo más mínimo, uso al máximo la telequinesis y arrojo objetos a los captores de Emma. Mientras lo hacía, uno de ellos se lanzó en mi dirección. Aunque tardé unos segundos en reconocerlo por su falta de rostro, el pelo lo delató. El que una vez fue mi amigo, ahora convertido en un monstruo, trataba de ahorcarme. La falta de aire perjudicaba mi concentración, pero me repuse y me lo quité de una patada. Inmediatamente le arrojé un enorme estante que lo inmovilizó por completo.

Mis latidos eran agitados y quería descansar, mas mi prioridad era el bienestar de Emma. Volteo a verla y descubro que ella aprovechó muy bien la situación y redujo a los monstruos restantes.

Aparentemente todo salió bien, pero observo como a unos metros se acerca la horda de seres sin rostro que escaparon de los túneles.

— Rápido, salgamos de aquí —gritó Emma.

Tomo la mano de Jenna para correr, no obstante, mi cuerpo está inmovilizado. Del suelo emergieron unos lazos que atraparon mis piernas. Era manipulación de la materia. Miro a Emma en busca de respuestas, pero ella está igual de atrapada que yo. «Maldición. Si ella no era capaz de liberarse, menos yo», pensé.

Aprieto la mano de Jenna para animarla, sin embargo, me quedo estupefacto al verla. Ella estaba completamente intacta.

Desde que conocí la verdad del internado, una duda había consumido mi mente. Si todo esto era solo la creación, quién era el responsable. Me aterraba descubrir la identidad de un ser capaz de manipular un lugar como éste. ¿Un aterrador monstruo lovecraftiano? ¿Un grupo de científicos en un maquiavélico experimento? Nunca consideré la posibilidad de que aquel monstruo al que tanto temía siempre estuvo conmigo jugando a ser la persona que amaba.

— ¿Qué eres? —fue todo lo que pudo pronunciar.

No respondió.

Emma se percató de lo ocurrido y lanzó insultos, pero Jenna permanecía en silencio.

Los seres sin rostro finalmente llegaron y arremetieron contra nosotros. Fue ahí que ella finalmente habló.

— ¡Alto!

Con solo pronunciar aquello, todas las criaturas se detuvieron automáticamente como si de robots se tratase.

Al mismo tiempo, el estante de madera que arrojé a Wimsy se contorsionó hasta transformarse en una vara de madera puntiaguda. Y sin darle tiempo de defenderse, Jenna mató a Emma atravesándole el estómago con aquel objeto.