— Maldita asesina. ¿Por qué haces esto? —le grité.
Su respuesta me dejo más confundido.
— Sabes Ottah, creí que podíamos ser felices —dijo con lágrimas en los ojos.
— ¿De qué estás hablando? —reproché— ¿Cómo alguien puede ser feliz encerrado en un mundo de mentiras?
— Qué lástima, finalmente creí haber hallado a alguien capaz de comprenderme, pero solo eres otro más que se aferra a la idea de vivir en un mundo real a pesar de lo infeliz que puede llegar a ser.
Era extraño. Escucharla despertaba una emoción que no podía comprender. ¿Amor? ¿Compasión? ¿Miedo? Finalmente comprendí que me pasaba. Oírla era como escucharme a mí mismo hace unos meses, justo antes de obtener los poderes que mejoraron mi vida
— Sé lo que sientes Jenna, pero no hay porqué hacer todo esto.
— ¿Quieres una razón? —respondió con prepotencia— Imagina ser un dios y controlar todo. Imagina poder controlar lo que otros piensen de ti. Imagina ser capaz de moldear todo tipo de materia a tu antojo. Suena maravilloso, ¿verdad? Algunos lo llaman “despertar espiritual”, otros lo conocen como usar todo el potencial humano, y algunos locos lo denominan “escapar de la matrix”. Para serte sincera jamás descubrí su origen, pero por alguna razón yo adquirí estos dones hace muchos años. Tuve miedo al inicio, pero poco a poco fui comprendiendo y mejorando, hasta que tuve la capacidad de encerrar zonas enteras y tener dominio total de todo lo que ocurre dentro.
— Nada de eso justifica lo que haces —respondí enojado, pero ella solo rio.
— Desde que era muy pequeña el mundo nunca me dejó ser feliz, así que pensé, porque no crear un mundo nuevo solo para mí. Todo iba a ser maravilloso, pero accidentalmente encerré algunas personas aquí conmigo y tú fuiste uno de ellos. Y al igual que ellos llegaste a descubrir la verdad. Sin embargo, yo sé que en el fondo eres como yo, Ottah.
— No. Jamás seré como yo. Yo no sería capaz de manipular a otros para mi beneficio.
— ¿De verdad? Verás Ottah, los monstruos que vigilan la salida no son más que humanos artificiales creados por mí, cuya carencia de rostro solo puede ser notada por personas con un nivel de despertar similar al nuestro. Los cree para que divulguen todo tipo de información que mantenga ignorantes a las personas que permanecían aquí, y sobre todo, para mantenerlos vigilados. Sin embargo, tal vez por mi poca experiencia con el control de esta dimensión, algunos de mis prisioneros empezaron a desarrollar habilidades como las mías. Esto llamó tanto mi atención que decidí observar en qué los empleaban. Fue una total decepción ver como terminaron. Todos empezaron a cuestionar su existencia en lugar de aceptar las maravillas que se les otorgaba. Nunca entenderé como es que prefieren escapar a un horrible mundo en lugar de vivir como dioses aquí, así que tuve que …
— ¿Qué hiciste?
De repente, un nuevo ser sin rostro emergía de la nada misma. Pese a que sus facciones no proporcionaban información relevante, el resto de sus características físicas y la vestimenta que usaba me llevaron a descifrar su identidad. Era un clon de Emma.
— Yo los reemplacé con marionetas sin rostro para que nadie note su ausencia—respondió Jenna con total frialdad.
El terror que me inspiraba era tal que no pudo argumentar nada en su contra.
Ella prosiguió.
— Todo siempre terminaba igual, hasta que te encontré a ti y vi como disfrutabas aprovechándote de todos. Tú eres como yo, por eso te daré una última oportunidad. ¿Vivirás como un dios o como una marioneta? ¿Qué decides?
Con total desesperanza di mi respuesta.
Pasan los años y aunque el miedo a la muerte todavía sirve de apoyo para la decisión que tomé, no puedo negar que … En este mundo falso, vivir como un dios es tan vacío como ser una marioneta.
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Editado: 10.03.2024