Todo el camino hasta aquí le hice conversación a Yrupé y a Iracema, Katú sólo venia en silencio, y con el odio evidente en su rostro, no sé cómo es que él se hizo tan amigo de Ira en menos de un día, pero lo que él no sabe es que mi enemistad tiene más tiempo, y una basé más sólida a los encantos que él pudiera ofreces a la chica.
—¿Y qué es lo que ustedes hacían antes de llegar aquí?—Pregunté a Yrupé, pero la respuesta la dió Katú, obvio, el metiche.
—Estudiamos, al igual que ustedes, pero el bosque...
— Eso suena genial!— Asegura Ira, Katú le sonríe a Ira y eso me enciende como un sentimiento de enojo.
—¿Y por qué decidieron venir aquí?—La pregunta se me escapa con maldad.
—Por que, así cómo ustedes deciden qué hacer luego de la escuela, nosotros también y nosotros hemos decidido que queremos salir al mundo... y la única forma de hacerlo es viniendo al internado...—Yrupe se alza el cabello en una coleta alta mientras me habla.
—Sería interesante vivir nuevas experiencias —Comenta Ira cuando atravesamos el sendero para ir hasta el lugar de entrenamiento... y claro, como esta chica no tiene control de su cuerpo, lo primero que le pasa es que se tropieza con una roca.
Por instinto quise ayudarla, pero Katú se adelantó, la atrapó en sus fuertes brazos. Evitando que su rostro fuera a parar contra el suelo.
—Gracias...—Susurra y yo automático frunzo mi ceño.
—Ya te voy a enseñar a controlar tu cuerpo— dice él y un algo me subió de la planta de los pies hasta la cabeza.
—Hazle el favor, o se hará bolsa en estos días, se pasa cayendo—agrego.
—Pero torpe y todo te gano una carrera —Protesta.
—¿Queires una carrera ahora?—desafío mientras que la risa de Yrupé se va haciendo eco en el sendero, al fondo de este ya veía a Orkias, acompañado de más personas.
—¡Por supuesto niñato! ¡veras como esta torpe te gana!
—¡Ya lo quiero ver! Me interesa saber si puedes correr un metro sobre el sendero.
—¡vamos pues! —desafia ella ahora.
Nos ponemos los dos en posición Ira me mira, Katú e Yrupé solo quedan quietos, esperando a que nosotros hagamos lo nuestro.
—A la cuenta de tres—Dice ella—Uno...
—Dos...
—Tres —decimos juntos, y cuando salimos corriendo ella termina soltando un pequeño grito, a penas y fueron unos 3 metros y tuve que detenerme para ver qué fue lo que pasó.
Yrupé, Katú y ella estaban mirando en el suelo.
Voy hasta donde están reunidos y me doy cuenta que es un colibrí desorientado en tirado en el suelo.
—¡ay no!—dice Yrupé mientras Katú está revisando el rostro de Ira— Es un alma libre...—Lo toma en sus manos y lo lleva a su pecho—Son malas noticias.
—¿Por qué son malas noticias?—Pregunto entrecerrando los ojos.
Yrupé sigue acariciando al ave, que de apoco parece volver a orientarse.
—¡Ustedes!— La voz de Zunú retumbó en mis oidos, por lo que voltee a ver en dirección al final del sendero—. Dejen de Jugar, ¡están llegando tarde!
—¿Por qué él nos está hablando así —inquieto sorprendido —¿Y porqué el está en un entrenamiento de los que estamos Marcados?
—Por qué Zunú es igual a nosotros —contesta Yrupé, Katú sigue muy ocupado limpiando el rostro de Ira, ¡Ya no tiene nada Idiota! Quisiera gritar—. Zunú e un hijo del bosque, y está bendecido por el primero, él nos mostrará seguro sus poderes hoy...
—¡Ah!
—Si no están aquí en 20 segundos, les prometo que van a odiar este día por el resto de sus vidas!
Seguido a esa advertencia, veo a Cenit apoyándose en el hombro de Itae, mientras ambos se llevan un chupetin a la boca.
—Llegamos?—Pregunté a lo que Yrupé y Katú responden...
—Son ustedes dos los que deben correr no nosotros.
Nos preparamos para correr, pero antes vemos como Yrupé suelta al pájaro y este vuelve a los suyo... no, ese pájaro ya nos anunció la desgracia, no llegamos, y en el rostro de Zunú ya puedo ver como está disfrutando la gran tortura que nos va a dar.
Ofrezco una vez más una mirada de desprecio a Katú cuando escucho que este le da un grito de apoyo a Ira, quien fue corriendo a toda velocidad.
¡Puta! Creo que sólo yo seré el torturado.