En la entrada del teatro, por todo el pasillo estaban los estudiantes de 4to año, repartiendo flores y un frasco de miel a los que entreaban.
La cantidad de personas era impresionante, entre profesores estudiantes y los miembros del panal.
Caminar estre ellos es un poco fastidioso, pero no queda de otra que ser ordenados y pacientes.
Al llegar a la entrada veo a mi Hermana Talia sentada con Orkias y Cariem en la mesa.
—¡Thalia!—Exclamo y me aparto de mis amigos para dar un abrazo a mi hermana.
Sus cabellos ondulados cubrieron mis brazos y yo me hundí en ella, porque en verdad hace tiempo que no la veía.
—¿Cómo está mi cascarrabias número uno?
—Definitivamente conoces muy bien a tu hermano—Orkias habla entre dientes mientras Cariem intenta esconder la risa.
—¡Thalia!— saludan Juanjo y Gustavo viniendo también a abrazar a mi hermana.
—Los tres mosqueteros, juntos siempre. Me alegra —Ella nos despeina a los tres .
—¿Qué haces aquí?—pregunto emocionado— Pensé que no tendrías vacaciones hasta acabar la carrera.
—La acabé Luriel...
—¿Y no me dijiste nada?
—No debía molestar al Cario... pero no te preocupes mi amor, que vamos a hablar luego y hacer algo para festejar... ahora—Ella se vuelve a sentar y me extiende la mano—Tu tarjeta bebé
Se la paso, mis amigos a Orkiad y a Cariem prespectivamente, ellos colocan la tarjeta en un aparato, y me llega una noticia al celular.
"Día 1 de 22"
—Bienvenidos al Intercolegial La colmena 2222—Anuncia Cariem mientras nos ofrece una sonrisa y nos devuelven las tarjetas.
—¡Bien! A sus lugares, me están alentando la fila—protesta Orkias.
—Nos vemos después hermanito—Thalia me tira un besobal aire. Y sin más obedezco, no sin admitir que estoy emocionado por volver a ver a mi hermana.
Lo único que haría esto perfecto es que dejen ver a Hisa ¿Será que nos dan permiso? Quiero ver a mis hermanas, por sobre todo, ahora que los tres sabemos que nuestros padres se divorcian en días más.
—Oye...—Gustavo me pone una mano en el Hombro— en verdad cómo extrañaba a tu hermana.
—¡Es la mejor!—añade Juanjo—Aún recuerdo cuando nos contaba historias de terror cuando estudiábamos en el bloque hexagonal.
—Y las tardes de películas en la casa de Luriel, ¡Qué tiempos! Ahhh sí, creo que somos amigos sólo gracias a Thalia—Gustavo me da un golpecito en la espalda y yo solo río, porque en verdad, sí, mi hermana es muy genial. ¿Cómo no quererla?
—Según la notificación, es la fila Z23—Dice Juanjo mirando su reloj.
—Este lugar es inmenso...—Reclamo mientras me abro paso entre los presentes.
Por un mal apoyo, termino tropezando contra una chica de cabello azul, ojos marrones y la sonrisa más contagiosa que haya visto jamás
—¡Opaaa!—Exclama poniendo sus manos en mi hombro— Cuidado, cuidado señor abeja.
Automáticamente me paso la mano en la cabeza para peinar mis cabellos y ella queda viéndome al igual que sus competidores que estaban tras ella.
—Lo siento, hay mucha gente—Me excuso.
—Y es medio tonto— Agrega Gustavo.
—Se cayó de la nana cuando era bebé —Completó Juanjo.
El grupo de chicos no contuvo la risa, la chica tampoco, quien de inmediato extendió su mano para saludarnos.
El uniforme del colegio se veía genial, y en ella particularmente todo resaltaba más. Hasta el negro de su choquer, del que cogaba una medalla que no logro identificar.
—Jazmin Brietare —Nos estrecha la mano, mientras presenta a sus compañeros que también nos saluda— Betania Grintezco la mejor portera del Saint Carls, Jorge el mejor basquetbolista... Sandra Lierta la mejor Bailarina...
—¿Y tú en qué eres mejor?—Pregunto algo atrevido.
—En todo lo que te puedas imaginar—Responde Jorge haciendo un ademán bien exagerado—¡Mira chico! Ella es la reina del Saint Carls, nosotros sus princesas...
—Así que debemos tenerles miedo...—Agrega Juanjo cruzándose de brazos.
—Depende... pueden ganarnos, pero no intenten brillar más que nosotros querido.
—Creo que no podíamos hacer eso—Asegura Gustavo amablemente.
—Bueno—Habla Jazmin— ¿Nos ayudan a encontrar nuestra fila? No comprendo cómo es que ustedes se organizan demasiado.
—¿Qué dice tu notificación?—Pregunta Juanjo y los 3 se miran extrañados—. En sus celulares...
—Ohhh—Jorge ya da una sonrisa nerviosa—Tenemos prohibido el uso de celulares hasta la hora de la noche, así que no sabemos...
Ahora, los que miramos extrañados somos nosotros, Juanjo extiende su mano y pide al chico que le pase su tarjeta. De inmediato Juanjo le quita una fotografía y tiene los datos.
—Ohh, están en nuestra misma fila, Genial, sólo deben seguirnos.
Juanjo le devuelve a Jorge su tarjeta y amablemente los dirige.
Todos comenzamos a caminar y tomamos asiento.
De un lado tengo a Juanjo, y del otro a Jazmín, y sus compañeros se sentaron en las sillas contiguas.
—Wow, esto es muy cómodo —Expresa Betania— Creo que nuestro Colegio está muy por detrás de esto.
—No hay dudas querida—completa Jorge.
El micrófono comenzó a hacer un pequeño sonido, el cuál nos daba la pauta de que comenzaba el acto.
Miro por puro impulso al costado, y veo a un par de personas que me dieron mala espina. Nuestrad miradas coincidieron, él era un sacerdote, viejo, regordete, cabello blanco y la mirada de uraño, mientras que la mujer, era, sencilla, con el cabello recogido en una coleta, pero su mirada no daba más que para juzgar.
Miraban todo con la nariz tirada arriba, como si lo que vieran fuese asqueroso, indigno, impío.
Los seguí todo su recorrido, hasta que se sentaron en la fila de profesores y directores, creo que directamente ya los odio.
—¿Todo bien?—Pregunta Juanjo apuntandome discretamente a los cordones de nuestros zapatos que comenzaron a levitar.
Solté el aire que traía retenido, w intenté relajarme.