—¡Es realmente increíble que sólo nos veamos en la sala del hospital!
Mi tía Edara tira su bolso a uno de los sillones mientras Maitena juguetea nerviosa con sus dedos, se nota que necesita fumar y no puede.
—Es penoso.
Mamá habla mientras le pasa una taza de Té a cada una, mientras yo pongo los ojos en blanco porque ya me siento mejor, sin embargo, no me dejan levantarme aún de esta cama.
—¿Cómo están los niños?—La voz de una mujer de cabellos oscuros irrumpe la armonía de la sala, sí era la madre de Katú —. ¡Hijo! ¡Dios! Mira esa herida.
La mujer ignora al resto de las personas que no encontramos aquí y va hasta su hijo que tiene el brazo inmóvil, le da un beso en la frente, y aunque odie a Katú, no puedo negar que se ve enternecedora la escena de madre e hijo.
—Julisa—La llama mi madre y la mujer voltea con entusiasmo al oírla para finalmente ir hast ella y rodeará con sus brazos—¿Cómo has estado?
—Solei, querida, atareada, ya sabes, en el bosque de los espíritus no se descansa nunca... y hablando de eso.
La mujer voltea para mirarme fijamente, me imcomoda un poco, porque no me gusta que me sostengan la mirada, me hace sentir innecesariamente desubicado.
—Cario—Ella se pone la mano en el pecho, tal como todos los que me saludan al verme, como si yo fuera una eminencia, pero si lo fuera, no estaría aquí.
—Hola, señora Julisa—saludo con timidez.
—Me alegra saber que usted ha sido capaz de manejar al espíritu del viento Yvytú— al comienzo no lo comprendo hasta que recuerdo a la mujer de arcilla.
—¡Ohh! Así se llama...
—Debes entender Julisa que el chico está iniciando—Maitena hace el comentario con burla, causando que unas risillas se escapen de ellos.
—No me ofende que no sepa aún el nombre de los espíritus —Dice mirando a el grupo de mujeres causando que dejaran de reírse—. Ustedes lo aprendieron recién cuando estuvieron en el bosque, pero nunca los usaron a su favor, no pudieron y he aquí un niño de 15 años salvando la vida de una persona, obteniendo la protección absoluta del 7mo, y él lo único que hizo fue intentar dar esperanza a otros... algo que a ustedes no les salió nunca.
—No hacia falta que nos humilles— Edara se sienta un poco avergonzada.
—No hice más que decir la verdad.
Eso fue un pequeño triunfo para mi he de admitirlo.
A la sala ingresó mi padre y Cariem, quienes traían unas bandejas con tazas de café y galletas, tras ellos, ingresó Elsa y Atria, quienes vinieron hasta los postrados en las camas y nos tomaron la presión y midieron la temperatura.
Los adultos comenzaron a hablar, y era muy difícil entenderlos a todos, lo que llegue a captar de si conversa es que Orki está mal pero estable, lo tienen en una sala especial con doctores que vinieron exclusivamente para tratarlo y los mejores sanadores, incluyendo mamá, lo revisan de tanto en tanto para controlar sus signos vitales.
Órganos vitales se dañaron, la pérdida de sangre fue mucha, y aparentemente no es nada fácil cerrar las cortaduras.
Por otro lado, papá, mamá y Cariem hablan del tremendo lío que se armó en el Saint Carls por mi desaparición, al final, el colegio quedó mal, mi escape vino como anillo al dedo para que salga una excusa válida para no cambiarme de colegio, pues... me perdieron.
A Thalia se le informó de inmediato que yo me encontraba en medio de la catástrofe y se tuvo que improvisar una escena para salir de allí, llevarse a Hisa sin que levante sospechas sobre dónde estaba yo y salir del colegio muy, muy enojada sin que los directivos hagan preguntas.
Atria me toma la presión mientras intento centrarme en la conversación de los adultos que siguen hablando del atentando, pero no puedo concentrarme a causa del ruido del toma presión.
—¿Cómo te sientes?—pregunta Elsa mientras se acerca a mi y me toma la temperatura.
—Bien rectora, gracias por preguntar.
—¿Y tú Iracema?
—Cansada, asustada, adolorida—La chica habla apenas y yo solo me fijo en las marcas rojas al rededor de su cuello, me da mucha rabia que la hayan lastimado así —. Pero lo importante es que logramos sobrevivir a los ataques feroces.
—Totalmente, has sido muy valiente, igual que Luriel, mis respetos y felicitaciones chicos. ¿Katú? Te sientes bien.
—No, — dice apretando su mano libre en un puño—No fui capaz de salvar y defender a los míos, caí en batalla.
—No te castigues Katú —Se apresura Iraceme en hablar y eso me arde en el alma—. No podrías prever nada, ninguno de nosotros podría, lo importante es que estamos aquí y vivos.
—Supongo que sí, y que debo darteas gracias Gianti...
—¡Oh! No—Me apresuro a hablar.—Yo solo hice lo que debía hacer.
—Hiciste mucho más. No seas modesto—Atria me desordena el cabello y me sonríe, por lo que termino devolviendo el gesto.
—Es verdad Luriel, te debemos la vida —Ira me extiende su mano, y yo no dudo en tomarla, pero todo esto bajo la atenta mirada de Katú.
Nos soltamos luego de ese apretón, luego de sentir todo mi cuerpo extasiado por su simple contacto, la verdad es que no podía creer que ella, me haga sentir tantas cosas juntas, y he de admitirlo, me da coraje saber que Iraceme puede hacerme un manojo de emociones y nada más que eso.
—Bueno—Papá habla bebiendo de su taza de café —. Es hora de que hablemos sobre algunas cosas... vamos a tener que adelantar clases a estos niños Elsa.
La rectora miró a mi padre, luego a Cariem quien le hace un gesto de aprobación, aparentemente ya no pueden guardar muchos secretos para nosotros, porque acabamos de salir del cascarón.
—Sí,—Mamá segundó— es hora de que ellos sepan sobre cómo funciona La colmena, como tenemos nuestro pacto y qué es lo que realmente protege.
—Estos niños, no están en condiciones de ir al bosque de los espíritus...—Maitena habla con miedo.
—Al contrario — Julisa nos ofrece una mirada de felicidad —. Estás son las mejores condiciones de todas. Es hora de que sepan coml funciona nuestro sociedad... y que estamos dispuestos a hacer por las abejas de este panal.