Hace unas horas llegamos al internado, al fin volveré a ver a Orkias, a mi madre y al resto de las personas que no veo desde que salí al bosque.
El reloj da las 6:35, acabo de ponerme el uniforme, y rociarlo perfume.
<<¡Dios! Cómo extrañaba la comodidad del baño>>
Me coloco la corbata, peino mi cabello para atrás, está un poco largo, pero me deja acomodarlo aún con un poco de gel.
Las notificaciones del celular comienzan a llegar una tras otra, y ya sé que son mensajes del grupo en donde estamos Juanjo, Gustavo y yo, esa es mi campana para salir e ir junto a ellos.
Salgo del baño, y la sensación de volver es extraña, el aroma a madera lustrada, a piso encerado y el sonido de la gente se me hace muy surrealista.
—¡Buen día Luri!— saluda Yara quién está sentada en su cama.
—Buenos días Yara...—Respondo mientras voy por mi mochila u la insignia que debo poner en mi corbata.
—¿Cómo te ha ido? Ha sido un largo mes sin verte, en persona claro, porque tu nombre sigue en la punta de las mejores calificaciones de nuestra promoción.
—Un poco agotador, gracias por preguntar, pero ya estoy por aquí...
—¿No me extrañaste?—pregunta levantándose de la cama y caminando hacia mi.
Retrocedo un paso, porque me siento un poco incomodo, quizás invadido, debe ser el cansancio.
—Extrañe estar aquí, definitivamente...
Yara hace un puchero ante mi respuesta, se cruza de brazos y me estudia detenidamente.
—Entonces es verdad lo que me dijo Yrupé —observo a Yara de forma detenida mientras me cruzo de brazos al escuchar su declaración.
—¿Qué cosa?
—Estas saliendo con Vega.
Reí y comencé a alejarme de Yara quién también tomó su mochila y me siguió.
Vega y yo nos hicimos buenos amigos, no voy a negar que al comienzo coqieteamos un montón, pero a medida que pasaba el tiempo, dejé de responder a sus indirectas, y a pesar de que pasamos mucho tiempo juntos de mi parte no hubo ni la más mínima intención de tener algo con ella.
—No Yara, simplemente, no estoy con energia, estoy cansado, ha sido un mes largo, entre el estudio y el entrenamiento.
—¿No tuviste nada con Vega entonces?—Pregunta mientras me detiene.
—No, nada, pero de todas maneras ¿Qué pasaría si sí?
Yara me mira extrañada, ladeada la cabeza y me estudia con cautela.
—Ya no me miras como antes...—parpadea unas cuantas veces—. Flore tenía razón.
Negué, porque no sé si tenga o no razón sobre mi relación con las chicas y la verdad ahora mismo no me importa. Me acerco a Yara, acomodo un mechon de su cabello tras su oreja y le hablo con honestidad.
—Yara, ha sido un mes horrible, descubrí muchas cosas, algunas buenas, otras dolorosas... pero la verdad es que—me encojo de hombros—. Ahota mismo no tengo ganas de resolver nada que tenga que ver con mis sentimientos...¿dejaste de gustarme? La respuesta es no, ¿Quiero romper las reglas para estar contigo? La respuesta también es no... lo siento Yara.
Ella se encoje de hombros, esperaba una cachetada una rabieta u ojos tristes, pero ella queda tranquila como si acabara de descubrir algo nuevo.
—¿Entonces no sales con Vega?
—No... ni con nadie, y no creo que lo haga ahora mismo, necesito... claridad.
—Está bien... lo entiendo—Dice parpadeando varias veces, toma la correa de su mochila y se prepara para girar —. Voy a saludar y esperar a Iracema ¿Si? Gracias Luri por tu honestidad.
—A ti, por entenderme.
Yara giró y se dirigió de nuevo hacia nuestra habitación, y yo retomé mi camino, solo quería llegar al salón de Orkias y hablar con él sobre todo lo que me pasó este mes, cuando la voz de alguien a quien quería oír desde que llegué me llama la atención.
—Señor Gianti—Mirena está a lado mio flotando, ella sonríe y yo le correspondo— ¿A mi si me extrañaste?
— Lastimosamente... sí, te extrañé, no te haces idea.
—¡Genial! Yo también a ti...
Camino unos pasos me detengo el medio del pasillo, miro a todas las direcciones y cuando verifico que no hay moros en la costa le hablo a la chica.
—¿Recibiste mi mensaje con Mainumby?
—Sí — responde susurrando, como si alguien la pudiese oír—Investigué los movimientos aquí y te puedo asegurar que el traídos no es ni Gerardo y su pandilla, ni Yara.
—¿Investigsste a Yara? ¿Por qué?
—Por qué se estaba viendo a escondidas con Gerardo.
—¿Qué? Entonces ellos...
—¡No!—Mirena adopta el tono modo chisme—No volvieron, pero casi, él la quería persuadir. Pero ella no se dejó ganar.
Aprieto mis labios. Porque mi principal sospechoso acaba de ser descartado como traidor y una de las cosas que aprendí estando en el campamento es que este lugar es una fortaleza, así que es evidente que alguien está ayudando a los mata abejas a entrar.
—¿Te encuentras bien Luri?—Pregunta flotando hasta quedar frente mío.
—No... —se queja ceño está fruncido, y mi mandíbula está totalmente endurecida por el simple hecho de haber perdido el hilo de mi investigación.
—¿Qué es lo que realmente te pasa Luriel?—Mirena se pone de cabeza, sus cabellos cuelgan y sus ojos están a la altura de los míos.
—Nada Mirena, nada, sólo quiero descubrir quien es el culpable de los ataques.
—¿Por qué te noto dolido?
—Por qué lo estoy— digo finalmente mientras camino hacia la oficina del vice rector.
—Auch... tienes el corazón hecho trizas ¿Verdad? Reconozco esa mirada, ese comportamiento, sí que sí... Orkias estaba tal cual cuando tu madre comenzó a salir con Mortel. ¡Ay pobre Luri!
—No me tengas lastima Mirena, y la verdad eso me tiene sin cuidado— mi voz sale apagada, es mentira, sí me afecta, pero aprendí a ponerme prioridades y ahora quiero descubrir al traidor.
—¡Ok! Dime que quieres que haga por ti.
—Solo, busca pistas, un cabo suelto, lo que sea que pueda ayudar...
—¡Ah! Antes de que me vaya a recorrer, debo contarte algo, ¿recuerdas a la periodista?— afirmo con la cabeza—Regresó. Elsa intentó sacarla a patadas, pero la acompañaba un hombre de interpol, lo que llegue a escuchar, es que van a intervenir el colegio, tienen una orden de cateo.