El jefe, mi mayor error

Capítulo 18

Kennet

-No lo seré, yo no soy padre de este niño- sentencie. No pensaba cambiar de opinión sobre el tema, ya había tomado mi decisión 

-No me vengas con esa mierda Kennet, ¿estaban en una relación? O claro ¿le bajaste el perfil a lo que tenían?- preguntó extrañado.

-Claro que no, sólo teníamos sexo hasta que un día me dijo que estaba embarazada, es obvio que fue de otro hombre ya que bueno ella tomaba la pastilla anticonceptiva cuando estaba conmigo.

-¿Sabes que esa pastilla puede fallar verdad?¿Y que sucedió con el preservativo? Por qué creo que si ambos no querían procrear a un niño era necesario usar protección de ambas partes.

-Yo no uso esas mierdas- me queje. Frank abrió los ojos sorprendido.

-Vaya...No se que decirte en realidad, sólo déjame decirte que estas siendo un completo imbécil.

-Gracias por tu consejo. Me hace sentir mejor que estés de mi parte- dije con evidente sarcasmo.- No sé porque me tiras mierda si tu hiciste lo mismo.

-No puedes decir que estamos en el mismo caso- note que Frank se enfureció bastante con mi comparación.-Primero en mi caso el condón si se rompió y Regina si tomaba diariamente la pastilla. Desgraciadamente no pude saber si era mi hijo ya que Regina estaba comprometida con otro hombre cuando quedo embarazada, yo iba a hacerme cargo del bebé cuando me entere de que estaba encinta y que tal vez yo podría ser el padre, pero ella negaba que fuera mío y el cabrón de su prometido se lo adueño,

-Pero de igual manera huiste- afirme. Por un momento paramos de hablar cuando llegó nuestro pedido.

-No digas mierda, jamás trate de escapar de la situación. De hecho me hice cargo de mi hijo desde que el nació y todos especialmente su ex-esposo pudieron evidenciar que Dante era una replica de mi- dijo orgulloso.

Pero algo de razón tenía yo. Mi amigo era un mujeriego de primera, le encantaban las mujeres aunque yo sabía que había una la cual ocupada todo su mente y esa era Regina, la madre de su hijo. Pero por su naturaleza no hacía nada por estar con ella y Regina ya estaba cansada de esperarlo, se había aburrido de la situación en la que Frank la tenia involucrada. Ella quería algo serio que Frank no podía darle. Frank y Regina se habían conocido gracias a que uno de nuestros más grandes socios desde Italia justamente era su padre.

Huía del compromiso, lo que tal vez era algo que teníamos en común.

-Solo te daré un consejo, y no te lo tomes como broma porque lo que te diré no lo es. Puedes pensar que en este minuto sea una consecuencia negativa esta criatura pero créeme que cuando nazca y la veas eso si es que Sara te deja, te arrepentirás cuando no puedas ser parte de su vida y te quedaras jodidamente solo de por vida- dijo y tomo un bocado de su plato.

Quizá tuviera razón, pero mientras yo no vieras las consecuencias ahora no tenía de que preocuparme.

-No sé porque vine, por desgracia se me enfrió la comida- dijo haciéndome reír.

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Sara

Dos semanas después...

Puse en la mesa de juntas los folletos de la charla de hoy junto con pequeñas libretas y lápices para cualquier apunte.

Me pongo en la puerta y recibo a las personas que van entrando.

Una vez todos entran cierro la puerta y me quedo en la puerta, después mientras me toca explicar algunas cosas siento una mirada en mi, Kennet tiene fija su mirada en mi, específicamente en mi vientre. Nunca me había puesto nerviosa frente a un público de personas, pero su mirada penetrante siempre logra ponerme nerviosa. Cuando finalizo la reunión hubiese deseado escapar inmediatamente de la sala pero desgraciadamente tenía que salir en conjunto con Kennet. Ya no sentía ninguna conexión con él aunque estuviese caminando a mi lado, el único sentimiento que me producía era odio y tal vez un poco de resentimiento porque no podía dejar de lado el hecho de que se acobardara con la gran responsabilidad que llevaba en mi vientre, una de la cual ambos habíamos sido responsables.

Tire mi bolso al sofá a penas llegue a mi departamento y me senté pesadamente en el sillón, mis pies dolían demasiado como para seguir manteniendo me de pie. Suspire sin saber que hacer. Camine descalzas por mi departamento hasta que llegue a la habitación que había designado que sería para mi bebé y entre lo único que había eran bolsas con ropa, pañales, juguetes y otras cosas que habían sido compradas por mi madre, Maddie y yo. Estaba planeando el lugar en que irían las cosas del bebé para más adelante cuando escuche que tocaron el timbre por lo que fui extraña a abrir la puerta ya que no esperaba a nadie.

Era un hombre, tal vez de mi misma edad pero algo en él me llamo la atención.

Tenía mi mismo tono de cabello.

-¿Eres Sara Anderson?- preguntó a lo que yo solo asentí. No sabía como es que me conocía.

-Eh disculpa ¿quien eres?- pregunte ya que no lo recordaba haberlo conocido por ninguna parte.

-Mi intención no es invadir tu privacidad solo espero que no te moleste mi visita. Soy Enrique Davis y bueno...soy tu hermano.




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