Vol.1 - Ch 1: La batalla final

         Él es imponente e incuestionable, caminando por este plano en una enorme y pesada armadura de un tono escarlata hecha con uno de los minerales más fuertes de estas tierras que hace que sus pisadas hagan temblar el suelo, con su gran espada Bihänder aniquila a todo aquel que se interponga en su camino y con sus puños se abre camino en donde no lo haya, su presencia es innegable y cualquiera que escuche su nombre correrá para salvarse. Todo el que le respete se arrodillara ante él sin cuestionárselo y sus cinco generales no están de más pues también son de temer. En su trono tallado en el interior de la montaña más alta del mundo al igual que su palacio el observa todo lo que le pertenece, él es llamado por sus súbditos como Kaiser y por los que les temen como el caballero escarlata, un ser relativamente invencible y los intentos fallidos de todos los reinos que existen en estas tierras lo comprueban, temido por muchos y alabado por muy pocos. Consumiendo la vida de muchos para mantener su existencia al igual que su fuerza, razón por la que los reinos quieren eliminarlo, así que uniendo todas sus fuerzas llevaran a cabo un ataque en conjunto con la esperanza de acabar con la existencia del caballero escarlata, sus generales y su imperio del terror… Y hoy es ese día.

         Sentado es su trono se encuentra él al lado de su arma Bihänder que reposa en un costado del trono, mientras que una joven chica vestida con una túnica negra sube los escalones hacia el trono sosteniendo una bandeja de plata que contiene una pequeña hada atada y amordazada cuidadosamente para evitar que se escape, la chica al llegar hasta su señor se arrodilla y levanta la bandeja hacia el quien levanta su gran mano y toma a la pequeña hada, tiene un rostro de terror y agonía, sus lágrimas lo comprueba, el Kaiser la acerca hacia su rostro mientras esta intenta luchar y gritar de agonía. En ese momento del hada sale una luz azul que atraviesa lar rendijas de su yelmo, consumiendo su fuerza y su vida la pequeña hada pierda la vida y su cuerpo se vuelve un simple cascaron vacío, el Kaiser la deja devuelta en la bandeja y dice con la voz más profunda—. Gracias por tu sacrificio, asegúrate de que le dé un buen entierro.

         —Eso are mi señor —la chica se marcha con el cadáver del hada bajando los escalones y recorriendo la delicada alfombra roja que decora el suelo de la sala del trono hasta llegar a unos escalones en el centro del lugar que bajan hacia el interior de la montaña. La sala del trono tallada en la punta de la montaña más alta en su interior, pilares sostienen el techo y enfrente del trono del señor al final en vez de haber una pared no hay nada, completamente abierto y expuesto, esto le da al señor una vista panorámica de estas tierras desde lo alto de la montaña. Ahí se encuentra él en su trono, pensativo esperando a que uno de sus generales llegue para darle la información de los ejércitos de los reinos que se aproximan hacia la montaña, sus generales son cinco, uno más fuerte que el otro y son seres que obedecen y acatan todas las ordenes de su señor y su valía les ha dado el puesto que tienen.

         —«Hmmm… Vefool está tardando demasiado» —no fue hasta que el Kaiser lo menciono en sus pensamientos que el mismo apareció de un salto desde las escaleras del centro hasta el primer escalón que sube al trono de su señor—. Has tardado.

         Se arrodilla y dice—. Disculpé mi insolencia mi Kaiser, tuve inconvenientes en el camino —Vefool el tercer general, un demi-humo lobo con el cabello largo y desarreglado de un color gris, con la piel morena que lleva puesto un uniforme representativo de los generales.

         —No importa, ahora dime ¿Cuánto falta para que lleguen los ejércitos?

         —No mucho mi señor, llegaran pronto y vienen listos para dar todo en esta batalla.

         —Así que están poniendo todo su esfuerzo en esta batalla —el Kaiser se levanta de su trono y empieza a bajar los escalones mientras dice—. ¿Cuántas veces lo han intentado? ¿Cuántas veces ellos han sido vencidos? ¿Acaso no comprenden que simples seres no son rivales para mí?

         —Nadie se compara a usted mi señor.

         —Por supuesto que no —se para enfrente de Vefool y dice—. Levántate, quiero que vayas y prepares la montaña para la llegada de nuestros amigos, también diles a los demás generales que hagan lo mismo.

         —Cumpliré sus órdenes al pie de la letra —Vefool da un salto hasta las escaleras en el centro de la sala y desaparece.

         El Kaiser camina hasta la parte de la sala que está expuesta y aprecia como a lo lejos los ejércitos de todos los reinos se aproximan atravesando el yermo, el reino de los enanos, el reino de los elfos, el reino de las hadas, el reino de los demi-humanos y el reino de los humanos, en el pasado enemigos y en la actualidad unidos contra un enemigo en común, el Kaiser al presenciar esto dice—. Espero que estén listos para morir —en ese momento mira hacia abajo a la base de la montaña y ve a Vefool salir de la misma por la entrada junto a su ejército de lobos humanoides.

         Luego aparece Mista la segunda general, una elfa que se entregó al Kaiser para así servirle, su cabello es largo y dorado y su piel blanca y delicada como la porcelana, con un cuerpo que haría caer a sus pies a cualquiera, caminando con el uniforme de los generales y apuntando su báculo hacia el frente dice—. ¡Vayan mis pequeños! —y de la tierra salen golems hechos con rocas que avanzan y hacen una fila formando así un muro, Mista mira hacia arriba y lanza un beso que va dirigido hacia el Kaiser—. ¡Hola mi Kaiser! —decía sonriente.