El killer

6

Subo los peldaños, más confundida aun. según nos alejamos del instituto, cambia la pose coqueta por otra cada vez más fría. Llegándose a sentir incómodo y distante al quedarse a solas conmigo en mi portal. Abro la puerta a toda prisa, y me asomo a la ventana, por si aún le veo, pero ya no está.

La lluvia no esta aminorando, si no todo lo contrario. Cada vez la lluvia es más intensa, convirtiéndose en granizo que golpea con furia los cristales. Y en asfalto, se forman ríos de agua, que bajan a prisa calle a bajo. El pensamiento de que le suceda algo a Noah con tanta agua, hace que se me revuelva el estómago. No tenía que haber dejado que me trajera, no tenía sentido hacerlo.

Debería comer algo, pero siento el estómago cerrado, Si pudiera al menos asegurarme de que llega bien... Suspiro, solo puedo cruzar los dedos y rezar por qué así sea.

Entro en el cuarto, y cambio mi ropa mojada y fría, por otra seca y calentita. Me seco el pelo, y voy a la cocina a por algo de comer, pero tengo el estómago demasiado revuelto como para comer nada. Entro de nuevo en el cuarto, con intención de estudiar para el examen de historia, pero es inutil. El día ha sido demasiado intenso y concentrarme me resulta imposible. Solo puedo pensar en él y en ese beso, y en la lluvia que no cesa.

Y mi mente vuelve a él, a sus húmedos labios y en su tibia lengua. Han pasado meses desde la última vez que me besó un chico, pero este beso no tiene nada que ver con aquel.

Sonrío al recordar sus labios y sus manos sujetando firmes mi cintura y desearía poder volver a besarle, a sentir su aliento, y sus calientes manos en mi piel. Mi imaginación vuela demasiado rápido, haciendo que un solo beso, se convierta en mil. Me ilusiono con la manera en la que me ha tratado en clase, en ese dibujo  que ahora guardo en mi carpeta, en esa flor rápida que me ha dibujado para llamar mi atención y en la forma de sonreírme en la cancha. Pero después caigo de mi nube, al ser consciente de la frialdad con la que se ha despedido en el portal.

Recorro la casa sin rumbo a donde ir, abro la nevera, y vuelvo a cerrarla sin coger nada. Me recuesto en el sofá apartando la bola de pelo rubio que ronronea a mi lado y busco el mando entre los cojines y prendo la tele. El cielo se torna aún más negro, solo un rayo tras otro lo ilumina todo, mientras el agua golpea la ventana, como un visitante angustiado que quisiera entrar, huyendo de los truenos, monstruos coléricos que  amenazan con derrumbar la casa.

Lentamente mis ojos empiezan a sentirse cansados. Paso de un canal a otro, buscando una película que me haga dejar de pensar, hasta que una noticia en directo llama mi atención.

Es una imagen cerca de mi casa, pero no consigo entender que es lo que pasa. Las calles parecen ríos, los árboles bailan azotados por el viento. Gente que grita y corre buscando refugio o una mano a cuál agarrarse. Mi corazón se empieza a acelerar. Hay policías, bomberos y una ambulancia recogiendo un cuerpo inerte del asfalto, dejando atrás charcos de sangre y los retorcidos hierros de una moto.

Mis pulmones se colapsan y un terrible dolor en el pecho me hace chillar. Me incorporo de un salto, me encuentro desorientada. A mi alrededor todo está en calma y ya no llueve. Centro la vista de nuevo en la pantalla, pero solo son escenas de una película de acción.

La noche se vuelve una tortura, y solo deseo que se haga de día para poder al fin verle.

*****

Voy a toda prisa, cruzando el parque que me separa del instituto, cuidando en vano de no pisar los charcos que se han formado del día anterior, pero las blancas deportivas, y los bajos de mis vaqueros, se tornan marrones a causa del barro.

Llego al aula, y suelto un suspiro de alivio al verle, recostado como siempre en su asiento, con las piernas extendidas y los brazos cruzados, sobre el pecho. Me acerco feliz a él, esperando con ansias su saludo, sin embargo, me mira con ojos sus ojos fríos llenos de ira, sin abrir la boca, bajando después la mirada hacia el móvil, ignorando por completo mi presencia y me freno en seco. Ya no tengo dudas, para él solo fue un beso en un día tonto, y ahora se arrepiente.

Mis dotes interpretativas son un asco. Por suerte nunca soñé con ser actriz. Quiera parecer igual de fría que él y aparentar que no me importa nada, pero me siento dolida y solo consigo dedicarle una sonrisa indiferente a modo de saludo, mientras tomo asiento y saco los libros. El clava sus ojos en mi, como si quisiera decirme algo, pero le cuesta hablar.

-¿Te mojaste mucho ayer? - Pregunto intentando parecer natural sin apenas mirarle.

- Eh... no. Llegue bien. Eh... – vuelve a titubear.– Auri, lo siento, yo... - Ya se lo que quiere decirme, como si le leyera la mente. - tu y yo... No debimos...

- Ya... No... Olvidalo ¿vale? No... - se me forma un nudo en la garganta, que no me deja continuar. Me siento rechazada, triste, defraudada, humillada y sobre todo ridícula. Quisiera enfadarme con él, pero no tengo derecho, ni motivo. Me ilusione más de lo que debía, y eso es todo.

Mi cabeza da vueltas durante toda la clase, un pensamiento que me martillera en bucle. No sé que es lo que había creído que pasaría, ¿que me declararía su amor? ¿Que me escribiría poemas? El solo quería vengarse de Lucas, ahora lo entiendo. Imagino que ayer querría aclararlo en mi portal pero no pudo, o quizá tiene novia y esa es una de las muchas cosas que no se de él.

Me percato de sus miradas furtivas, pero yo no me siento capaz de mirarle, estoy segura que sólo intenta averiguar si me encuentro bien, o si me voy a poner a llorar de nuevo en cualquier momento. Supongo que mañana estaré mejor, pero hoy solo quiero rebozarme en mi propia mierda, de autodestrucción y lástima, obviando todo lo sucede a mi alrededor.

No reparo en la presencia de Lucas en toda la hora. Su existencia hoy ha pasado a un segundo plano. Hoy solo estoy yo y mi corazón roto.




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