El killer

8

Sábado por la mañana, y el molesto ruido del aspirador de mi madre me despierta. Abro los ojos y bostezo, mi cabeza duele y siento la boca pastosa.

Aparto las pesadas mantas y de un salto me levanto, pensando en prepararme un café, una tostada, un par de mandarinas y un Ibuprofeno, para calmar lo que supongo que será resaca.

Paso por el salón, donde mi padre está tomando café y viendo las noticias,  mientras que el señor trajeado de la tele,  hablando algo sobre la inflación o algo así. Debe de ser interesante el tema por qué apenas se da cuenta de que he pasado por delante.

Ya con mi desayuno entre las manos me reúno con el, haciendome hueco en la mesa.

- ¿Recogiste la habitación, cariño? Tu hermana tiene que estar apunto de llegar.– pregunta mi madre saliendo del cuarto de esta.

- Si mamá, todo en orden y listo para la inspección. Solo me queda estirar la cama.

- ¿Que tal anoche? ¿Lo pasasteis bien? - conociendo a mi madre, esta no es solo una pregunta. Sé que quiere ir más allá, e investigar si tengo algo o no con Eli.

- Si, genial. Esta noche saldremos otra vez. - mi madre sonríe ante mi respuesta, imaginándose lo que no hay. Pero no voy a entrar de nuevo en ese debate.

Un par de horas más tarde, mi hermana y mi cuñado llegan a la casa. Mi hermana, impecable como siempre, muestra su mejor sonrisa, colgada del brazo de su prometido, con el que felizmente convive desde hace un año, en Sevilla. «Algun día yo también saldré de este pueblucho, y solo vendré de visita, como una gran triunfadora»

Como en una boda, mi madre saca su mejor guiso, pan, postre y vino, mientras mi hermana relata su vida en la capital Andaluza, y las ganas que tiene de que llegue la feria de abril, y del maravilloso traje de faralaes que ya la están confeccionando para la ocasión.

Shara es siete años mayor que yo, así que
siempre ha sido mi referencia, mi ejemplo a seguir, mi heroina. 
La que siempre salía en mi defensa cuando en el recreo me pegaba con algún niño, y la que tapaba mis errores, para que mamá no se enterara y me castigara. Ella siempre fue la inteligente, la independiente, la luchadora, la fuerte... la que me animaba a seguir mi sueño de ser una gran bailarina. Pero las comparaciones son odiosas, y más para la que como en mi caso, siempre sale perdiendo.

A los ojos del resto de la familia, yo era una tremendista, mediocre en los estudios, y con un carácter de mierda, que pobrecito del chico que se enamorara de mi. Así que sí, quería a mi hermana más que a nada, pero también estaba tremendamente enfadada con ella, por ser tan perfecta, y por haberme abandonado, cuanto más la necesitaba, cambiándome por un calvo, quien a todo el mundo le cae bien. Obviamente, ese pensamiento egoísta e infantil nunca lo comparto con nadie. Ya que soy consciente de que solo la envidia y los celos hablaban.

«Saldrás entonces esta noche?» escribe Eli justo cuando me dispongo a estudiar.

«Justo estaba esperando a algún vecino guaperas me invitara a salir, pero no hubo suerte, así que acepto tu invitación.😜»
 


 

«😓 tendrás que conformarte con el vecino feo. ¿a las 8?»
 


 

«¿Estarás preparado o volverás a recibirme como si fueras el protagonista de un anuncio de desodorante? »
 


«jaja. No te quejarás de las vistas 😉»

«🤔 Noooo. Creo que hoy subiré todavía antes... 😂»
 


Empieza a oscurecer, y entonces soy consciente de que se me hace tarde. Apresuradamente me meto en la ducha, y después, con la toalla al rededor de mi cuerpo, entro en mi habitación en busca de algo para ponerme.

Toc toc- ¿puedo pasar?- pregunta Shara desde el otro lado de la puerta.- Te traigo una cosita.

Me pongo la ropa interior, me acerco a la puerta, y la abro despacio, asegurándome de que su novio no está con ella.

- Te he traído unas cositas, -dice entrando en la habitación. Se sienta sobre mi cama y saca varias prendas, de una bolsa de papel. - La última vez que vine, llevabas una sudadera horrible, y no puedo permitir, que mi propia hermana, con ese tipazo, luzca con esas fachas. Así que, que mejor ocasión para lucir esto, ya que vas a salir con el guapo de Elías.- dice tendiendome un top negro.

- Es solo un amigo, no tengo intención de ligarmelo. – aclaro, dando vueltas a es maravilla que me ha traído. –¿No crees que esto es demasiado escotado para mí?

- No. Pero si solo es tu amigo, viéndote con esto, seguro que se arrepiente de no ser algo más. –asegura.

Me lo pienso dos veces antes de probarlo, no quiero parecer una buscona. Tiene un escote cruzado precioso, creo que quedaría genial con mis vaqueros, casual y sexi. Perfecto para salir de noche. Después, Shara me ayuda con el pelo y el maquillaje, mientras compartimos un rato de confidencias. Echaba muchísimo de menos, compartir estos ratos de chicas.

Cuando estoy lista, subo a casa de mi amigo, sabiendo que esta vez, es él, el que ha tenido que esperarme. Llamo al timbre y es su madre la que abre,  madre, invitándome a entrar en el  cuarto de Eli, dónde él está  jugando a algun tipo de vídeo juego, con los cascos puestos y amenazando a alguien con matarle entre risas.

- Un minuto, ya terminamos. –dice volteando la cabeza para saludarme. Y en menos de eso, su personaje muere. – Chicos, ya salgo. Auri ya ha llegado – anuncia quitándose los cascos.

Enseguida estamos camino de casa de Alex, donde al parecer también está Dani, muerto de hambre, esperando para ir a cenar.

Nos subimos al coche y emprendemos nuestro camino, con las ventanillas bajadas y la música a todo volumen,  mientras el paisaje pasa rápidamente.

Las calles están llenas de tráfico, y las luces de los semáforos cambian de verde a rojo, interrumpiendonos el paso, pero eso no parece molestarles lo más minimo.

Después de un rato en el coche, la música   y las luces de neón de las discotecas se hacen más notorias, haciendo que Dani, se anime aún más.




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