─Su majestad, disculpe a mi prometida...Seguro qué le ha causado muchas molestias─ Mis ojos no se apartaban de Rowan, estoy más qué segura, de qué toda esta situación le divertía.
─La verdad es qué no─ desliza su mano por mi cintura, hasta llegar a mis caderas. Donde las sujeta con firmeza y me acerca más a él. Bien, si el príncipe está siguiendo el juego, entonces yo debo de colaborar.─Me la paso muy bien con ella, es una excelente compañía─ poso mi mano en su pecho, y recuesto la cabeza en el mismo.
─No...No estoy entendiendo la situación─ Archeus sonríe y sus ojos rojos brillan por un segundo, o eso al menos alcancé a ver yo.
─Es muy sencilla de entender, el príncipe y yo nos encontramos en una relación amorosa desde hace ya un tiempo. Y, como te pudiste dar cuenta ultimamente, he tratado de terminar nuestro compromiso de la mejor forma posible, Joseph...Es una lástima qué siguieras insistiendo tanto en no terminar el compromiso, qué terminó por enterarse de esta terrible forma─ la expresión de Joseph es épica y yo no puedo evitar soltar una risita por lo bajo, qué gracias a Dios solamente escuchó “El demonio”, causando qué se formara una pequeña sonrisa en su cara. Y yo qué pensaba qué a él no le gustaba hacerlo. A lo mejor solo se está burlando de la situación.
─Es...Esto debe ser mentira. Lilieth y yo nos llevamos bastante bien y nos amamos. Es mi perfecta futura esposa─ Archeus niega.
─Va a ser qué no, le recomiendo qué deje de molestar a mi dama─pasa a llamar a una de mis sirvientas qué se encontraba a nuestros alrededores. ─Llevenla sana y salva a casa─ ella asintió y me guió hasta donde estaba casualmente un carruaje que, presumo yo, me llevaría a casa. No sin antes escuchar la voz grave del príncipe decir ─Mañana hablaremos querida LIlieth─ me di media vuelta y asentí─Buenas noches─.
─Buenas noches, Rowan─.
La verdad me sentí en demasiada confianza con él en ese momento para llamarle por su primer nombre, espero que no me lo tome en cuenta.
No recuerdo lo qué hice después de llegar a casa, solo se qué cuando abrí los ojos esta mañana, había un revoloteo enorme. Y todo a causa de una sorpresiva visita por parte de su majestad el segundo príncipe de Orpheslia, el cual venía a ver a su prometida y a entregarle un ramo de rosas.
Todo fue un horror, las sirvientas estaban todas nerviosas y en más de una ocasión me quitaban los accesorios o el vestido para cambiarlos por algunos, según ella, más elegantes.
Por Dios, se supone qué quien debe de estar nerviosa soy yo, no todo el personal. Cuando al fin pude escapar de ellas y llegué a la sala donde se encontraba Rowan, no pude evitar soltar una carcajada.
─¿Te divierte tanto hacer esperar a un príncipe?─ sonrío, mientras acepto el ramo de rosas qué me ofrece.
─Me divierte el desastre qué tuve qué pasar para llegar aquí a recibir su ramo de rosas, su majestad─el asiente.
─Y…¿Ya podemos discutir sobre nuestro contrato?─ miré a mi alrededor, aunque nos encontrábamos nosotros solos en aquella sala, sabía perfectamente qué el servicio probablemente se encontraba detrás de la puerta. Por lo qué me acerco un poco más a él.
─No...Mañana quizá me pase por su castillo y discutamos más sobre nuestro contrato─ el solo se limita a sonreír mientras me mira.
─Vaya...Estás muy segura de que aceptaré ese contrato. Es una pena, a lo mejor solo por eso no le acepte─ le miro, mientras pasa de mi y sale de la sala.
─Oh no...─ a lo mejor, estaba muy segura de qué él iba a aceptar...No, el debe de hacerlo. Por mi bien, y por vivir por lo menos 6 meses más.