Capitulo 3: La casa ambulante

No sé cuánto tiempo llevamos corriendo entre árboles y rocas nuestra única fuente de luz en este momento son la luna y las estrellas que se asoman entre las copas de los arboles- ¿podemos parar? Siento que llevamos una eternidad corriendo, estoy muy cansada- le pregunto a Joan bajando un poco la velocidad

-primero necesitamos buscar un lugar donde pasar la noche y poder seguir con el camino a mi casa mañana, no creo que quieras dormir aquí y ser presa fácil para los duendes que circulan por esta zona de noche

- di-dijiste ¿duendes?, pensé que esas cosas eran solo cuentos de hadas para asustar a los niños y que se portaran bien

-pues esas cosas son muy reales y muy malvadas en su mayoría, los de magia negra

-bien…- me quejo- pero apresurémonos en buscar una cueva o algo

-tu mandas- seguimos corriendo y lo único que logramos ver son árboles y más árboles

- esto es imposible- paro de correr y me recuesto del tronco de un árbol

-tranquila sé que encontraremos un lugar para descansar- y quizás tiene razón

-¿eso es música?- se escucha una suave melodía muy bonita, y donde hay música hay personas

-si… es música…- dice dudoso

-¿y que esperamos? ¡Vamos!-comienzo a correr hacia donde escucho el sonido sin darle tiempo de responderme y obligándolo a seguirme

-Anna… no creo que sea buena idea- dice parándose a mi lado y observando la casa

Una casa de dos plantas en medio del bosque, de color blanco desgastado- si lo es, al fin hemos encontrado un lugar donde descansar- me ve algo dudoso- por favor- le suplico juntando ambas manos

-está bien…- termina accediendo- pero no bajes la guardia aún somos presa fácil

-si- nos acercamos a la casa y toco la puerta, la música deja de sonar y abren la puerta, una mujer alta y delgada, de piel blanca y cabello castaño recogido en una cebolla baja desarreglada, con un vestido sencillo color marrón claro nos atiende

-¿están solos tan tarde por esta zona? ¿No saben que es peligroso?- sus ojos tan oscuros como la noche brillaban con intensidad- ¿les gustaría quedarse a pasar la noche?

-claro, muchas gracias- le agradezco y nos dirige a dos habitaciones en la segunda planta, primero deja a Joan en la primera habitación y luego me deja a mí en la segunda habitación, cuando sale de la habitación entra Joan y se sienta en la cama- ¿sucede algo?- le pregunto

-no me gusta este lugar- dice mientras ve el cuarto

-pero que mal educado

-a lo que me refiero es que me da un mal presentimiento

-¿tu tienes un mal presentimiento?, Joan hoy ha sido el peor día de mi vida, me entere que mi mamá fue asesinada, mi papá murió y desapareció frente mí, me acusaron de satánica y escape de mi casa sin darle explicación a la Señorita Miller que me ha cuidado desde la muerte de mi madre, y estoy dando mi mayor esfuerzo para no pensar que estoy loca y que todo esto es un truco de mi mente y que ando encerrada en un manicomio, así que por favor ¿puedes dejar de lado ese mal presentimiento y descansar? Mañana seguimos el camino a tu casa, puedes… solo duerme ¿está bien?, estas demasiado paranoico

-está bien, no te molesto más- se levanta y sale de mi cuarto

Me siento en la cama afinco mis codos sobre mis piernas y tapo mi rostro con ambas manos, aun no me he cambiado y tampoco lo pienso hacer ya que a la primera hora de mañana nos vamos, me acuesto de espalda y me pongo a ver el techo intentando conciliar el sueño aunque no puedo- quizás si hay algo mal con esta casa- susurro para mí misma- ¡genial! Ya hablo como Joan- me quejo- ¿Qué fue eso?- me siento rápidamente y coloco mis pies sobre los tacones, veo en dirección a la puerta, esta se abre lentamente  produciendo un chirrido tanto irritante como escalofriante, se abre por completo y veo a la mujer parada en el umbral de la puerta

-vaya que susto me…- la mujer comienza a cambiar y no me refiero a algún cambio emocional me refiero a un cambio físico, su piel cambio a un tono verde lima, sus dientes se afilaron y sus dedos pasaron a ser garras, sus ojos oscuros están sin vida y una gran sonrisa sínica dibuja su rostro- …dio- se acerca con brusquedad a mí pero rápidamente me levanto de la cama

-¿Qué crees que haces niña? No te muevas- ¿Qué pasa con su voz? Esa no es su voz, intenta agarrarme del brazo pero nuevamente me alejo de ella- solo haces esto más difícil para ti y más divertido para mí- dice riéndose, comienzo a correr hasta salir de la habitación y bajo las escaleras

-¡JOAN! ¡AYUDAME!- grito, la mujer comienza a seguirme, corro hacia la salida de la casa e intento perderla en el bosque pero creo que no funciona aun escucho esa sínica risa pero no la veo, esto está mal muy mal

Me detengo, no tengo hacia donde huir estoy al borde de un acantilado-hasta ahora eres la presa más divertida que he tenido ¿sabes? La carne de las mujeres es mucho más sabrosa que la de los hombres, es más suave y aún más cuando son jóvenes- no me puedo mover, no puedo gritar, estoy congelada, el miedo es más grande que yo y anula todos mis sentidos

Joan

Una casa en medio del bosque eso no es normal, se ha escuchado un rumor de una casa ambulante, que siempre está cambiando de localización a la espera de una víctima, ¿de cuánto es la probabilidad de encontrar una casa por esta zona y habitada?, es nula, pero… aun así aquí esta, pero… tampoco ha sido un día muy bueno para Anna y quizás tenga razón y este paranoico, ha sido un día muy complicado para ella debería dejarla descansar aun así no puedo bajar la guardia-¡JOAN¡ ¡AYUDAME!

-Mierda lo sabía- salgo de la habitación y todo esta callado, me dirijo a la habitación de Anna y no la veo, tomo su bolso y corro a mi habitación para tomar el mío, si esta es la maldita casa ambulante sería mala idea dejar los bolsos aquí si no los queremos perder, bajo rápidamente las escaleras y salgo de la casa- ¿hacia dónde se fue?- escucho una risa tan sínica y burlona que solo le podría pertenecer a un duende- maldición- dejo los bolsos junto un árbol y sigo la risa hasta que doy con ella