Un grito brota de mi garganta al despertar, me incorporo tomando aire y calmando mi respiración acelerada. Observo a Hades que tiene una sonrisa en su rostro, pero desaparece al ver mi mueca de enfado. Los demás entran a la habitación rápidamente, creo que escucharon mi grito dramático y vinieron a ver que sucedía.
—¿Qué está pasando aquí? — Hera se cruza de brazos, parece una madre a punto de reprender a sus hijos.
—Le pedí ayuda a Hades para algo…—la demonio alza una ceja y ahora mira a su hermano, en ningún momento la sonrisa desaparece de su rostro.
“No lo arruines o te juro que te golpeo” digo dentro de su cabeza o eso intente.
—Te juro hermanita que no son favores sexuales…aunque quiera—voy a lanzarme encima de él para golpearlo, pero sigue con la mentira o no tan mentira— ella solo quiere aprender a utilizar su telepatía— me quedo en mi lugar, esperando la respuesta de los demás. Hera solo asiente y se retira, Arlet no le habia tomado importancia, y Alex solo nos mira extraño y se va.
Suspiro, volteo a ver al estúpido demonio y lo golpeo con la almohada repetidas veces.
—Disculpa por ser alguien que diga la verdad, tu estas…— no lo dejo terminar que lo vuelvo a golpear—Bien, bien sigamos— me niego a eso también.
—No funciono lo que intentaste, solo me provocaste dolor— se para a una velocidad inhumana y tacha algo de la pizarra, recordar no era algo muy fácil y ya llevábamos varios días.
La voz no habia vuelto a aparecer luego de esas palabras misteriosas, pero creo que trabajar con Hades la enojo o le disgusto. Ella me habia repetido varias veces que él es el enemigo y lo único que puedo decir es que no. El que sea un demonio no significa ser malo, fue algo que no me costó entender. Hades se habia encargado de enseñarme unas cosas sobre Asdic.
En el mundo sobrenatural también habia división de razas. En los comienzos solo existían los puros, pero cuando un ángel rompió las reglas y fue condenado, se crearon los impuros: hombres lobo, vampiros, demonios y brujas. Si bien se creía que por serlos directamente eran malos, cuando no. Todos los seres son “puros”, buenos, hasta que aceptan la oscuridad en ellos. Esa oscuridad los vuelve malignos y así es como nace un rebelde. Pero el que sea un ángel no lo convierte en bueno, el que sea un ángel y acepte su oscuridad, si lo convierte en malo. También me conto sobre como muchos ángeles y hadas se creen superiores solo por ser puros. Entonces me di cuenta que la voz era una estúpida, porque creía que por ser un impuro era el enemigo.
En las escrituras se retrataba a Alina como un ser poderoso, bondadoso y presente. Un día su secreto salió a la luz, la gente comenzó a rechazarla y ella se encerró en sí misma. Aún seguía allí, practicando y preparándose para reinar, pero triste y enojada.
—¿Tu hiciste que la gente la rechazara? — el pelirrojo suspira, no se da la vuelta para responder y puedo sentir su incomodidad.
—Lamentablemente si, además de odiarme por ser un impuro, también lo hizo por humillarla— escribo varias cosas en una de mis libretas.
No considero humillación el que se sepa tu verdadera sangre, debería haberlo superado y pensar en lo gran poderosa que era. Alina odiaba a alguien de su misma sangre, porque ella también era una impura…o la mezcla entre las dos razas. Ella fue un quiebre, como yo también lo soy. ¿Pero avergonzarse por ello? Seria nombrada reina de un mundo sobrenatural sin importar que, todo por un destino.
¿Y si ella tampoco quería aceptar ese destino? No lo creo, los sueños que he tenido demuestran que si quería y lo preparada que estaba. Aunque podría ser toda una máscara.
¿Quién eras Alina Blavatsky? ¿Y a que bando pertenecías?
Sin duda iba a descubrirlo.
Ya llevábamos horas leyendo sin encontrar nada interesante o de ayuda, la vista cada vez se me hacía más pesada y las letras se confundían…No podía leer. Frunzo el ceño al notar que realmente no estaba prestando atención a la lectura y que las letras eran inentendibles. Me refriego el rostro con las manos e intento enfocarme nuevamente, pero nada, seguía igual. Levanto la vista para encontrarme con un lago, ya no estaba en la habitación, ni con Hades ¿Qué mierda? Tiro el libro a un costado y me pongo de pie, observo todo lo que me rodea.
El lago.
Estaba en el lugar donde fallecí, el lago al que esos rebeldes le temían y no se querían acercarse. La vista que me brindaba era sin duda hermosa, el sol amenazaba con esconderse y dejar aparición a su amiga la luna. Asdic tenía una belleza natural, a diferencia de la tierra, poseía el cielo de un color lavanda, sus céspedes son de color azul verdoso y ni hablar de la flora, todo era mágico e irreal. A mis espaldas, muy en el fondo, se alzaba el palacio.
¿Estaba teniendo un sueño/recuerdo normal? Siempre eran pesadillas, escenarios horrorosos.
En el lago hubo movimiento que capto toda mi atención, aunque no quería acercarme, mi cuerpo lo hizo. Entonces, una belleza antinatural medio salió de las profundidades acuáticas y se me sonrió.
—Princesa, no son horarios para estar en las afueras— su voz era calmada, aunque habia un leve reproche.
No supe que responder, digo ¿debía hacerlo?
—Ligeia, ya lo sé. Solo que han estado muy estrictos y no me dan respiros— suelto un suspiro, mi voz no sonaba igual, era un poquito más aguda, más joven. Era una simple espectadora.
La mujer de las aguas se extiende y deja a la vista su enorme cola, una sirena, tenía ante mis ojos a una sirena. Eran como las jodidas películas, pero más bonitas, las jodidas sirenas son reales. No podía describir su apariencia, solo era belleza inhumana, no encontraba otras palabras además de esas.
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Editado: 06.09.2020