El Libro de las Especies

26-La Última de los Elementales

Un par de pterodáctilos volaban junto al avión, suscitando temor y asombro entre los pasajeros aunque casi se había confirmado que las aves prehistóricas no atacaban a los aviones, planeaban del lado del que iba sentado Malquiur y también las habría estado mirando de no estar tan distraído con la cabeza de Aredia apoyada en su hombro, la pobre había estado tan nerviosa por su primer vuelo que se tomo un calmante para dormir.

 

-¿Escucharon lo del gigante bajo el puente en Dakota del Norte?-también iba escuchando las conversaciones ajenas.

-Fueron como cinco mil solo en Florida, incluyendo al gobernador…

-Esas cosas ya están poniendo huevos, me pregunto si son comestibles…

-Tuvieron que amputarle el brazo…

 

Se encogió en su asiento, aunque nadie allí tendría porque señalarlo, el problema, pensaba, era la falta de información, si pudiera contarle sobre el libro a alguna autoridad las personas sabrían lo que estaba pasando, sabrían que hacer y no estarían tan asustadas, pero Almantt le advirtió de lo peligroso que sería dejarse llevar por sus buenas intenciones, el grimonio era un compendio de sabiduría y poder, entre los que querrían destruirlo y los que querrían usarlo nunca le dejarían en paz.

 

El avión llego puntual a su destino y en el aeropuerto de Londres los estaban esperando, el detective Angus Moderkay era el único contacto que Malquiur conocía que podía llevarle con Maebe Allister y le había llamado para pedirle su ayuda, de más está decir que el propio Angus llevaba rato deseando ir a pedirle explicaciones a Malquiur sobre los extraños fenómenos alrededor del mundo y si no había cruzado el charco fue porque le tenía un miedo atroz a los pterodáctilos en mar abierto.

 

-Pero los pterodáctilos no atacan aviones-le dijo, divertido-de hecho tuvimos a un par escoltándonos.

-Eso dicen todos hasta que sucede.

-No me puedo creer que este en Inglaterra-Aredia, ya compuesta y bien despierta, miraba a su alrededor con aire ilusionado-¡Allá está el Big Ben!, ¿podemos visitarlo, señor Malcon?

-Ocupémonos primero de lo que nos trajo aquí-se volvió a Angus-¿la señora Allister sabe que vamos a verla?

-Me pareció inapropiado caerle por sorpresa a una mujer de noventa años, asique se lo dije, nos espera en su residencia, mi auto esta por allá.

-En verdad te lo agradezco.

-Es un viaje largo, me lo compensaras contándome que está sucediendo, porque tú lo sabes, ¿no es verdad?

-Me temo que así es, y si no fueras británico te diría que no vas a creérmelo.

 

Maebe Allister vivía a las afueras de la ciudad, en una de esas pintorescas villas de difícil acceso que se encuentran desperdigadas por todo el país, mientras viajaban Malquiur, a como bien pudo, puso al tanto a Angus sobre su complicada historia familiar, el estúpido error que había desencadenado la magia en el mundo y la carga que había caído sobre sus hombros, Aredia mientras tanto iba mirando por la ventana, la crisis de los caballitos mitológicos había golpeado a casi todos los continentes con números similares de cada tipo pero en Europa lo que más habían eran unicornios y al parecer el pueblo británico se los tomaba con mejor humor que el resto, pudo jurar que vio pasar a una dama paseando sobre uno de esos esplendidos animales.

 

-¿Entonces es cierto que en Estados Unidos intentan aislarlos?-pregunto Angus, cuando ella lo menciono-aquí no se puede hacer eso, es decir, ¡son unicornios!, uno casi creería que los inventamos, tratamos de usarlos aunque solo las mujeres los pueden montar, la Reina cedió parte de sus propiedades para llevarlos a pastar.

-¿Han tenido casos de ataques por arañas gigantes?

-Leí sobre eso, no realmente, los científicos dicen que nuestro clima frio las mantiene a raya.

-¿Y personas?, ¿han cambiado las personas?

-Eso sí, en las marismas y pueblos en zonas pantanosas, gente que se vuelve verde.

-Criaturas del pantano.

-¿Eso son?, también hemos tenido casos de personas que salen a la calle de día y se convierten en piedra.

-Trolls-sintió que le corazón se le hacia un puño-no debían saberlo…

-La situación es estresante para todos pero para ti debe resultar abrumador-Malquiur asintió-estoy seguro de que la señora Allister sabrá de algo que nos ayude.



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En el texto hay: especies sobrenaturales, detective, magia

Editado: 18.02.2019

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