El día estaba soleado, perfecto para un tranquilo y corto paseo por el pueblo. De entre la variedad de casas, en una en particular se encuentra una pequeña niña, ansiosa de poder salir a caminar con su madre y su abuela, estos días eran sus preferidos, amaba poder compartir con la única familia cercana que le quedaba
Ya lista salió corriendo de su cuarto, para seguidamente bajar escalón por escalón con cuidado de no tropezar y terminar arruinando los planes. Al momento en el que llega a la planta baja observa como las adultas la esperaban con una cálida sonrisa
La pequeña fue la primera en salir de la casa mientras que su madre y su abuela la seguían mientras reían por su desesperado comportamiento
-Mami, Abuela ¡Apurence!-
-Ya vamos hija- contesta la madre mirándola divertida
-Tiene demasiada energía para su corta edad, yo de niña era igual de revoltosa- comenta la mayor
-Lo sé mamá, me lo has dicho un millón de veces- ríe la joven mujer- Pero hay una cosa que yo no te eh dicho y es algo serio-
-¿Que sucede?- interroga la abuela con tono de preocupación
-Conseguí una casa en Londres, así que me mudare y Cloe se viene conmigo. Tu también puedes acompañarnos mamá, la casa es amplia y hay suficientes habitaciones como para que vivamos las tres-
-Me encanta la idea, pero...este pueblo es donde cree hermosos recuerdos, donde conocí a tu padre y donde creciste tu, agregando que no me sentiría bien si dejo la casa que construyó tu padre para nosotros tres , sería como si lo estuviera abandonado también a él-
-Lo entiendo y no quiero obligarte mamá-
-¿Cuando se marchan?-
-Hoy mismo, por ese mismo motivo quería dar una última vuelta por el pueblo contigo y con Cloe-
-Esta bien Luci, pero vengan de visita o yo intentaré visitarlas, este saco de huesos no se irá hasta que mi nieta se case- soltó la mujer con burla y ambas empezaron a reír
-¡Cloe! ¡Ya nos vamos!-
-¡Ya voy mami!-
La pequeña corrió hasta su madre y miró extrañada a su abuela ya que la mencionada estaba soltando algunas lágrimas, sin más se lanzó a abrazarla, por más que fuera de corta edad sabía que los abrazos ayudaban a la gente a sentirse mejor
-¿Estas bien abuela?-
-Si mi amor, estoy bien, pero quiero que te portes bien y que le hagas caso a tu madre. También quiero que sepas que esto no es un adiós, es un hasta pronto-
-Esta bien abuela-
-¿Puedes prometerme una cosa?-
-¿Que cosa?-
-Prometeme que volverás, ¿Lo prometes?-
-Te lo prometo abuela-