Lo único que mi cuerpo podía hacer era soltar descargas de nerviosismo. Hace 10 años que no volví a este ya antiguo lugar, a pesar de que ya pasó mucho tiempo nunca perdió su rústico encanto
Castle Combe, así era llamado un hermoso pero pequeño pueblo de Inglaterra en el condado de Wiltshire, rodeado por un extenso y silencioso bosque. Respiro hondo y decido adentrarme, dejando los grandes portones de la entrada atrás
Desde que me fui, cuando solo tenía 6 años, nada había cambiado. El mismo camino de piedra seguía igual y ni hablar del puente construido sobre el río para cruzar hacia el bosque
Sigo Avanzando observando las casas a mi alrededor y una en particular llamó mi atención, esa era, la casa que venía a visitar todos los fines de semana sin perderme uno, esta justo frente a mí. Decidida me atrevo a tocar la puerta hecha de una resistente madera de pino
Una señora de edad mayor se asoma y la reconozco de inmediato, ella es mi abuela, no había cambiado nada a excepción de algunas canas ,al igual que arrugas situadas en distintas partes de su rostro
-¿Puedo ayudarle jovencita?- me pregunta amablemente. Es increíble que no me reconociera ¿Tanto he cambiado?
-¿No me recuerda?- le pregunto alzando mi ceja izquierda mientras la miro divertida
-Disculpeme pero yo jamás olvidaría un rostro-
-En eso se equivoca, usted es capaz de olvidar un rostro, pero...¿Olvidaria una promesa?-
La observé bien y pude ver como su rostro de confusión poco a poco cambiaba por uno de sorpresa
-No puede ser ¿Cloe? ¿Mi nieta Cloe?-
-Hola abuela, te extrañé mucho-
Sin decir nada más, con mucha energía se abalanzó contra mi, abrigandome en sus brazos. Extrañaba estos abrazos que solo ella sabe dar
-Pasa pequeña...Que digo pequeña, has crecido bastante. Te has vuelto toda una mujer, una muy hermosa-
-Gracias, tu no te quedas atrás-
Puede que mi abuela esté vieja, pero aún conserva una notable belleza
-¿Y como has estado? ¿Algo interesante que halla pasado?- le pregunto mirando los distintos rincones de la casa
-No hay muchas cosas que contar, se ha mudado gente al pueblo o simplemente otros se han ido. También cuando he salido a hacer la compra podía observar algún que otro muchacho guapo de tu edad, talvez puedas conseguir un buen partido-
-No digas esas cosas abuela, no estoy muy interesada en tener novio, además me estoy centrando en mis estudios-
-Ya me imaginaba que dirías eso, pero bueno, no puedo llevarle la contraria a tus decisiones-
Yo por mi parte solo le di una sonrisa de boca cerrada como respuesta, cuando de un momento a otro siento algo rozar por mis piernas. Cuando bajo la mirada se me derritió el corazón de tanta ternura
Un pequeño cachorrito de la raza Samoyedo se encontraba a mis pies, con la lengua afuera y agitando de izquierda a derecha su pequeña colita. Sin poder evitarlo lo levanto
Mis manos parecían sonreír de emoción al hacer contacto con su suave y blanco pelaje
-¿Quien es esta ternurita?- pregunto con una voz demasiado infantil a mi parecer
-Lo encontré hace una semana a un lado del puente, estaba muy asustado y muerto de hambre-
-Pobrecito, ¿Como se llama?-
-No sé me ha ocurrido un buen nombre hasta ahora-
-Dejame pensar...mmm...Bicho, no ese suena muy feo- no se me ocurre un bonito nombre, hasta que se me prendió el foco- Ya sé, Calvin, ese es perfecto-
El pequeño entre mis brazos solo ladró, supongo que es un si
-De ahora en adelante te llamarás Calvin-