Capitulo 2
Capitulo 2. Cuento 17: Isabel, la niña de los girasoles
Introducción:
El reloj de la iglesia del Sanatorio de San Lázaro anunciaba la llegada de la mañana, un gran número de creyentes, se aglomeraban delante del portón, esperando la bendición del agua que caía a raudales de una pequeña fuente, que se alzaba en el medio del parque, entre árboles è infinidades de flores moradas, rostros ansiosos observaban el ir y venir de las monjitas, en espera de la llegada del cura que debía cumplir el ritual mañanero.
Las puertas del santuario se abrieron dando paso a la procesión, que purificaría el agua de la fuente, delante el cura, todo vestido de blanco, y en el rostro una bella sonrisa de satisfacción, detrás 3 monjitas, cubiertas por el hábito, que escasamente dejaban ver los ojos, lo escoltaban portando en mano, todos los instrumentos necesarios.
Era mi primer día en el Santuario, preparaba un documental para mi revista, a pesar de la desconfianza de mi jefe, que consideraba la historia demasiado religiosa y fanática, pero como decía mi abuela” no dejes jamás que a tú instinto le corten las alas, para que no vuele, si tienes que volar vuela, si caes, échale la culpa al viento, e inténtalo nuevamente, hasta que lo logres, sino te arrepentirás toda tu vida”. Mi interés comenzó durante una visita a la capital para el fin de año, la realidad me golpeó de lleno en la cara, metiendo a duras pruebas mi ateísmo.
Mientras disfrutaba de unas cervezas con mis amigos en la terraza de mi hotel, sentimos una fuerte algarabía en las calles, la curiosidad de periodistas nos hizo correr a la terraza, quedamos impactadas por lo que veían mis ojos, era increíble, aterrador y curioso al mismo tiempo.
En el centro de un molote de gente, un viejo, todo ensangrentado y adolorido caminaba arrodillado, arrastrando una gran piedra de un tamaño gigantesco, amarrada a una soga, su rostro denotaba cansancio y dolor, pero al mismo tiempo una mirada de alegría y una gran satisfacción asomaba a su rostro viejo y cansado, sus flacas y arrugadas piernas trataban de mantenerlo en pie, mientras que los curiosos, le ofrecían agua de una jarra. Vestía solamente de arrapos, en telas de saco un pantalón roto en las rodillas, y una vieja y sucia camisa de color morado, al cuello un pañuelo rojo.
Durante días me metí de lleno dentro en los libros de la biblioteca nacional , tratando de darle una justificación real a mi historia, encontrando diferentes sobre este santo ,una de ellas escrita de Osvaldo Rodríguez, donde refería la leyenda de San Lázaro como un santo que nació en un aldea cerca de Jerusalén, de familia acaudalada, tenía una hermana mayor de nombre Marta y otra destinada a ser famosa: María propietaria del Castillo de Magdaleón, por eso llamada María Magdalena, cuentan que Jesús era amigo de la casa y gustaba de visitarla, El evangelio asegura que Lázaro enfermó y murió, pero al cuarto día fue resucitado per Jesús. Lázaro tuvo que abandonar el país y llegó a Francia, donde fue Obispo die Marsella, bajo el imperio Domiciano.
Fue hecho prisionero y ejecutado, es presentado envuelto en vendas, como acostumbra a hacerse con los cadáveres de los judíos, ello explica una interpretación de asociar esa imagen al Lázaro que adoran los cubanos, que en el sincretismo religioso con las deidades africanas, se le denomina Babalu Aye.
Según otras fuentes, encontradas en mis investigaciones denominan a Lázaro como un nombre derivado del idioma Israel, que quiere decir “dios es mi auxilio”, continúan diciendo que el santo se hizo famoso porque tuvo la dicha de recibir uno de los milagros Más impresionantes de Jesucristo: su resurrección, después de llevar cuatro días enterrado .Lázaro, según el escrito católico, era el jefe de un hogar donde Jesús se sentía verdaderamente amado.
A casa de Lázaro llegaba el redentor como a la casa propia y esto era muy importante para Cristo, porque él no tenía casa propia. Él no tenía ni siquiera una piedra donde recostar la cabeza (Lc.9, 58).En casa de Lázaro había tres personas que amaban a Nuestro salvador como un padre amabilísimo y como el mejor amigo del mundo. En la tumba de un gran benefactor escribieron esta frase: “Para los pies fatigados tuvo siempre listo un descanso en su hogar”. Esto se puede decir de san Lázaro y de sus dos hermanas, Martha y María.
La resurrección de San Lázaro, continua el escrito, es una de las historias más interesantes que se han escritos, es un famoso milagro que llena de admiración. Un día se enferma lázaro y sus dos hermanas envían con urgencia un mensajero a un sitio lejano donde se encontraba Jesús. Solamente le llega este mensaje “Aquel a quien Tú amas, está enfermo”. Bellísimo modo de decir con pocas palabras muchas cosas. Si lo amas, estamos seguros de que vendrás, y si vienes, se librará de la muerte. Y sucedió que Jesús no llegó y el enfermo seguía agravándose cada día más y más.
Las dos hermanas se asomaron a la orilla del camino y Jesús no apareció. Mandan a los amigos que se asomen a las colinas más cercanas y atisben a lo lejos, pero Jesús no llegó. De Jerusalén vienen muchos amigos al entierro de Lázaro y sus dos hermanas gozan de gran estima ente la gente, pero en el entierro falta el mejor de los amigos de Lázaro: Jesús. El que es uno de esos amigos que siempre están presentes cuando los demás lo necesitan.
Al fin del cuarto día llega Jesús. Pero ya era demasiado tarde, las dos hermanas salen a encontrarlo llorando. ! Oh, si hubieras estado aquí, si hubieras oído como te llamaba Lázaro. Sólo una palabra tenía en sus labios: “Jesús”. Te llamaba en su agonía, Oh señor si hubieras llegado nuestro hermano no hubiera muerto. Jesús respondió;- Yo soy la Resurrección y la vida. Los que creen en mí, no morirán para siempre. Lázaro: yo te mando: ¡sal fuera! Con frase poderosa, resucitando a Lázaro después de 4 días de muerto, ante la alegría de quienes estaban presente.
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Editado: 12.06.2021