El Mago y la Princesa Imperial # Libro 0 # saga Deidades

Capítulo 34: Buscando un nuevo hogar

Owen le informó a Alanna sobre la marca de seguimiento, casi imperceptible, que tenía sobre ella. La joven pareció comprender sobre muchas cosas ahora. Finalmente, logró entender cómo fue posible que los asesinos del Imperio Andrasin la encontraran anteriormente. Por alguna razón, su propio abuelo la había traicionado y les enseñó la forma de rastrearla, a través de la marca que le había colocado en el pasado; bajo la excusa de priorizar su supuesta seguridad.

Aunque ella no comprendía las razones para esto, en realidad, tampoco le importaba. Desde el momento en que su madre murió, ya había decidido cortar relaciones con las dos familias más poderosas del imperio. Desde hoy, se llamaría solo Alanna; sin apellidos.

Los dos hablaron sobre posibles destinos hacia donde ir, que estuvieran alejados del Imperio Andrasin y fuera del alcance del poder de la realeza del Reino de Arcia. Pero, a su vez, dentro del territorio de la raza humana. Definitivamente, encontrar un lugar así, no sería algo sencillo; incluso con la ayuda del enorme mapa que Owen tenía desplegado sobre una mesa.

Para la mayoría, este era un continente insular. Pero, también, estaban aquellos que afirmaban tercamente que, en realidad, se trataba de una enorme isla de tamaño colosal. Lo único importante, era que la mayor parte del territorio estaba distribuido entre tres grandes poderes.

Al norte del continente, se encontraba el Reino de Arcia. Al sur, el Imperio Andrasin. Y al este, el Imperio Elessar. Pero, este último, era gobernado por los orgullosos elfos; y los humanos, no solían ser bien vistos aquí.

Antiguamente solo había un imperio y varios reinos independientes; Arcia solía ser el más fuerte entre todos estos. Pero, desde la formación del nuevo Imperio Andrasin; los mapas del continente habían cambiado de forma considerable y, ahora, el Reino de Arcia se posicionaba como el poder independiente más débil entre todos.

Mientras observaban el mapa detenidamente, Alanna notó un pequeño punto al norte, en medio del mar, y soltó:

“¿Qué tal esta isla? Luce bastante aislada de todo…”

En realidad, no lucía nada segura de lo que decía y probablemente solo dijo esto porque estaba cansada de buscar un buen lugar, sin tener éxito.

Owen sostuvo su mentón y mencionó con cuidado:

“Sin lugar a dudas, la marca de seguimiento será casi imposible de rastrear hasta un lugar tan alejado como este. Pero, esto es Isla Ilaia…”

“¿Hay algún problema con esta isla?”, preguntó Alanna, al notar el ceño fruncido en el rostro del Gran Mago.

En realidad, era la primera vez que ella se enteraba de la existencia de esta isla. Los mapas que tenían en el Imperio Andrasin no eran tan detallados como este y apenas tenían algunas pocas islas, que eran del lado opuesto del continente.

“No es que sea un problema, pero, hay una poderosa razón por la cual esta isla se encuentra detallada en los mapas de nuestra academia. Aunque casi nadie lo recuerda en la actualidad, el mago más poderoso de la historia de la raza humana y padre fundador de la Academia Celestine, nació en aquel lugar abandonado; hace más de cuatro siglos atrás. Me refiero al único mago temporal que ha existido, al archimago Sadner Morgan”. Owen mostró un poco de su conocimiento histórico, al contar esta anécdota que pocos sabían.

“Eso es bueno. Supongo que, si ya había gente viviendo hace 400 años atrás, probablemente debe existir algún asentamiento humano todavía en ese lugar”, comentó Alanna, sin estar demasiado entusiasmada con la historia de este poderoso mago del antaño.

Owen Shan asintió levemente con la cabeza. Él sabía que, finalmente, habían fijado un rumbo claro hacia donde partir.

El dúo salió de la Gran Biblioteca, la cual era solo una pequeña sección en comparación a toda la enorme Academia Celestine. Y luego, se dirigió hacia un sector que estaba cruzando la parte central; donde estaban los aposentos de los magos oficiales de la academia.

Doblaron por algunos pasillos y subieron algunas escaleras, hasta llegar a un patio exterior exquisitamente decorado, con arte de todo tipo, y donde había una pequeña cascada artificial decorativa. En el medio de este patio había una casa que, a pesar de no ser muy grande, lucía imponente y extraña.

La casa era de piedra y su exterior estaba alumbrado por calaveras, que eran usadas como antorchas para mantener a las llamas encendidas.

“Que peculiar gusto decorativo…” murmuró Alanna, en un tono casi inaudible.

Owen fingió no escucharla y continuó hacia el interior de su lugar de descanso, mientras mencionaba:

“Solo buscaré algunas cosas que necesitaremos para un viaje largo cómo el que tenemos por delante, y luego nos marcharemos. Espérame aquí por un momento...”

Alanna se quedó parada en la puerta, pensando en lo raro que era este Gran Mago al no invitarla a pasar dentro de su morada. Pero, no le dio demasiada importancia a este asunto y se quedó observando la bella cascada artificial. Había un extraño sentimiento de paz y soledad en este lugar, uno que nunca había sentido antes de forma tan intensa como ahora.

Owen no tardó demasiado en salir y, luego de formar algunos sellos con sus manos a una velocidad vertiginosa, sentenció:

“Ya tengo en mi anillo interdimensional todo lo que necesitaré durante los próximos dos años. Finalmente, ha llegado la hora de marcharnos hacia Isla Ilaia”.



#1197 en Fantasía
#190 en Magia
#1717 en Otros
#103 en Aventura

En el texto hay: fantasia, magia, mago hechizos drama amor princesa

Editado: 26.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.