El miedo de mi locura

El pasado – Parte 7

Los meses pasaban y éramos más unidos que nunca, escondimos el secreto a nuestros padres porque ya imaginábamos que no se lo tomarían muy bien, más por los padres de ella que por mi madre. Nos ayudamos en lo que podíamos, nos divertíamos a nuestra manera, escuchaba sus experiencias del colegio, en pocas palabras… vivíamos enamorados cada día.

Hubo un sábado en el que me desperté muy temprano porque estaban lanzando piedritas a mi ventana, al asomarme me di cuenta que era Melody.

–¿Melody?, ¿Qué haces aquí? son las 4 de la mañana.

–No tengo mucho tiempo, iré al campo de girasoles, te esperaré en el gran árbol por favor ve rápido.

–Pero…

Sin darme tiempo a responder salió corriendo, me quedé un poco enojado, pero con intriga. Me alisté rápido para ir con ella. Al llegar ahí se encontraba de espaldas viendo el cielo debajo del gran árbol, antes de que pudiera decir algo me regresó a mirar.

–¿Sabes algo Erick?

–¿Qué sucede?

–Hoy tuve un sueño, me puse muy triste ya que en mi sueño nos separábamos, te olvidabas de mí y yo de ti, estoy sumamente enamorada y no te quiero perder ni siquiera en una pesadilla como esa.

–Pero no te preocupes, aunque fuese un sueño es algo que no pasará, el futuro es incierto, pero son nuestras acciones que definen el camino que tenemos que enfrentar, eso lo entendí después de haberte conocido.

–¿Yo te hice entender eso?

–Sí, quería hacer amigos pero siempre resultaba mal, me di por vencido y lo que hice fue aislarme, no quería nada hasta que llegaste a mi vida, tu querías que fuéramos amigos, y no te detuviste hasta que conseguiste convencerme, es por ello que pienso, si quieres cambiar tu forma de vida depende de uno mismo, somos nosotros que decimos que pasará de ahora en adelante, por eso no pienses que por soñar que nos distanciamos es algo que pasará, mientras me quieras a tu lado y yo te quiera a mi lado, nadie más nos va a separar.

En ese momento su rostro era una mezcla de lágrimas y sonrisas, era un sentimiento inexplicable verla así. Después de unos segundos se secó las lágrimas y tomando un respiro me dijo.

–Entonces hagamos una promesa.

–¿Una promesa?

–Sí, una promesa en la que no olvidemos este sentimiento. La vida con el tiempo nos pondrá un camino difícil, probablemente llegue un punto en la que nos tengamos que separar, pasaremos por momentos difíciles y pensaremos que quizás estemos viviendo un infierno… ¿Sabes algo?, leí en un libro que la mente es muy frágil, puedes llegar a olvidar todo el tiempo que pasaste con alguien, ¿No te parece eso cruel?, puede que involuntariamente olvidemos muchos momentos que pasamos juntos, por eso, prométeme que no dejaras de amarme, significas todo para mí, mi sentido eres tú, no te amo por el hecho de ser solo novios, te amo porque tú le diste una brisa de felicidad a mi corazón, así que… prométeme que mantendrás vivo todos los recuerdos y sentimientos en tu corazón, yo haré lo mismo.

Me acerqué a ella.

–Te lo prometo Melody, te amo tanto.

–Yo también, te amo como a nadie.

Nos abrazamos fuertemente mientras llorábamos. Yo de verdad entendía bastante su preocupación, ya que me sentía de la misma manera, de alguna forma nuestra felicidad surgió de conocernos, si no fuera por ella jamás hubiera salido de esa soledad y dolor en la que estaba sumergido, la amo y mantendré mi promesa.

1 año y 3 meses después.

A transcurrido exactamente un año y tres meses desde nuestra promesa, tengo 14 años de edad mientras que Melody, el amor de mi vida tiene 12 años, desde aquel entonces hemos mantenido en secreto el hecho de ser novios, puesto que teníamos miedo a la reacción de nuestros padres al pensar que estamos saliendo juntos siendo tan jóvenes, aparentábamos ser amigos, pero cuando podíamos estar a solas aprovechábamos para abrazarnos y besarnos, me sentía el hombre más feliz del mundo pese a que tenía que mostrarle mi amor a escondidas. Con respecto a nuestro estilo de vida seguía igual, vivía con mi madre y recibía mis clases privadas, mientras que Melody continuaba en el colegio y regresaba a mi casa ya que estaba bajo nuestro cuidado.

1 de noviembre de 1999, 1:30 Pm.

Decidí ir a ver a mi novia al colegio, quería regresar con ella a casa para así aprovechar mejor el tiempo y de paso ver como reaccionaba. Llegué justo en el momento que tocaron el timbre de salida, me sentía nervioso, pero contento, me quedé esperándola en la puerta hasta que la vi pasar con un paso acelerado, la seguí inmediatamente intentando hacer que no me vea, pero en un descuido se giró y me vio, aun así, su reacción no tuvo perdida alguna, corrió hacia mí emocionada y abrazó muy fuerte.

–¡No esperaba encontrarte aquí, que sorpresa me has dado, pensé que me esperarías en la puerta de la casa como siempre!

–Quería ver como reaccionabas, aparte…

–¿Sí?

–Quería pasar más tiempo contigo así sea un minuto.

Se puso roja inmediatamente, pero pese a ello me miró fijamente con una sonrisa.

–Tonto, parece que te gusta hacer que me enamore cada día más de ti.

Al termino de sus palabras me dio un besito rápido y me sujetó de la mano.

–Vamos a casa, tengo mucho que contarte hoy. 

En el camino a casa me pasó contando todo lo que hizo en el colegio, las exposiciones que dio, las tareas que entregó y algunos malos roces que tenía con sus compañeros de clases, siempre me ha gustado escucharla, ya que aparte de conocerla más, me hace ver la vida estudiantil que nunca pude tener.

–Por fin llegamos a casa, deja decirle a mi madre que nos sirva la comida.

–En ese caso adelántate, quiero ir a bañarme y cambiarme de ropa ya que hoy hice educación física y me siento pegajosa.

–Comprendo, entonces te estaré esperando con la comida.

–Está bien, no tardo nada.



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En el texto hay: romance, pesadillas, perdidadememoria

Editado: 09.02.2022

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