Abrí mis ojos veinte minutos antes que la alarma sonara, hoy iba a hacerlo, hoy iba a hablarle a Chloe sin importar lo que pensarán los demás.
Hoy me iba a sentar con ella en la cafetería, iba a hacerla reír, iba a conocerla más, si hoy nada podía detenerme. Con una sonrisa me di un baño rápido y salí listo de mi habitación al mismo tiempo que sonó lo alarma.
—Vaya, alguien madrugo—bromeó mi madre que también estaba saliendo de su habitación.
Le sonreí y besé su mejilla, hoy me sentía bien, decidido. Tenía una energía que envolvía todo mi cuerpo y ciertamente llevaba su nombre.
—¿Quieres desayunar mamá?
Me miró sorprendida.
—Vaya, te levantas temprano y me harás el desayuno, ¿quién eres y dónde está mi hijo?
Su comentario me hizo sonreír aún más. Ciertamente ya he cocinado para los dos, pero probablemente era el día que con más emoción me disponía a hacerlo.
Ya en la cocina preparé algo de huevos revueltos mientras ella hacia pan tostado y cortaba algunas frutas.
—Te ves bien—me dijo— ¿tienes algo importante hoy?
La verdad si me había vestido lo mejor posible, quería impresionar a Chloe, aunque ella era difícil de hacerlo.
—Si tengo algunas cosas que hacer—no le di mucha información para evitar un interrogatorio.
—Muy bien, espero todo te salga bien.
Me sonrió de la forma cómplice de que ya sabía que me pasaba, así que me dediqué a atacar mi plato de desayuno. Claro que puede sentir la mirada de mi madre y más de una vez le vi esa sonrisa tibia de orgullo oculta tras la taza de su café.
Después de lavar mi plato, le di un beso en su cabello, tome mi bolso y las llaves de mi jeep.
—¡Sé paciente!—gritó mi madre antes de salir, era un buen consejo.
Tal como lo hacía desde que tenía su número le envíe un mensaje de buenos días a Chloe, algo simple, pero siempre le recordaba que estaba con ella.
Esta vez no hubo respuesta, lo cual me resultó extraño, sabía que probablemente ya estaba llegando al colegio, quizás algo andaba mal. Tuve que luchar con la intención de llamarla, no quería discutir con ella hoy y mucho menos pasar como amigo psicópata acosador.
Traté de relajarme y manejé hacia el instituto, cuando divisé la infraestructura mi corazón empezó a latir con fuerza y sentí como calambres en el estómago, mierda, ¿porque estoy tan nervioso?
Despues de estacionarme aprete el volante con fuerza y me di ánimos antes de bajar. Caminé hacia el salón tratando de controlar mis nervios, cuando llegué al salón de historia me sorprendió lo vacío que estaba.
¿Qué pasó con Chloe? Normalmente a esta hora ya estaba aquí, faltaba media hora para el inicio de las clases, bueno, quizás hoy se atrasó un poco, no podía entrar en pánico.
Ubiqué mis cosas en mi silla habitual, pero luego me cambié a una silla detrás de ella, si probablemente baje mi reputación unos dos mil puntos pero, ¿qué importa?
Cuando la puerta del salón se abrió sonreí como idiota pero era la señora Brown.
—Harry, que placer—me saludó amablemente, dejó sus cosas en su escritorio—¿no ha llegado Chloe?
Al parecer a ella también le parecía extraña la ausencia.
—No, es raro—suspiré.
—Sí, normalmente ella llega muy temprano—sonrió—debo admitir que estos días sólo vengó antes para conversar con ella, tiene una mente brillante—sonrió aún más.
—Lo sé—alcancé a decir.
Y como un ángel invocado Chloe apareció, nuevamente tenía ojeras oscuras bajo sus ojos y no podía ocultar el golpe por su barbilla, inmediatamente me puse de pie y caminé hacia ella.
—¿Qué te sucedió?—mi voz salió alarmada, pensé que me rechazaría como muchas veces lo hizo pero para mi sorpresa me abrazó.
Si, Chloe me abrazó fuertemente en el salón con la señora Brown viéndonos. La pegué más a mi cuerpo, que impresionante era la fragilidad de su alma entre la fortaleza de su ser. No quería separarme de ella, olía muy bien, la cercanía de su cuerpo me invitó a acariciarle sus rizos.
—¿Me dirás quien lo hizo?—le susurré al oído, ella negó en mi pecho.
Inmediatamente la separé y la miré a los ojos. Acune incluso su bonito rostro para que no bajará su mirada azulada.
—No puedo dejarlo así, dime quien lo hizo.
—Ya no importa—respondió con su voz tranquila.
Sabía que si importaba, alguien la había lastimado, no podía actuar de piedra. Cuando di un paso hacia ella, pensando que no quería hablar por la maestra en el salón, solo me rodeó por la cintura.
—Realmente ya no importa—susurró nuevamente.
Clavó sus ojos a la pared atrás de mí, donde estaba el reloj y suspiró.
—Debemos ubicarnos—sonrió apenas, pero esa mueca no llegó hasta su triste mirada.
Saludó débilmente a la profesora, que tuvo que reprimir sus preguntas. Chloe volteó a verme cuando miró mis cosas en el asiento detrás de ella, pensé que nuevamente me rechazaría.
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Editado: 17.09.2023