Al despertar luego de esta noche, decido que es hora de visitar a papa, debo entregar su carta, mientras que la carta de Tomàs la he dejado en la mesa de luz que está a su lado.
Agarro las llaves del auto y me dirijo al gym.
Pongo música en la radio cuyas canciones me hace recordar parte de mi vida.
Estaciono el auto, entro al gym, saludo a mis compañeros. Al llegar a la puerta respiro hondo y toco dos veces:
-pase
- (abro lentamente) hola papá (cierro la puerta de la misma manera)
- (deja el diario en la mesa y me mira) hola desaparecida, ¿qué te trae por aquí?
- (rodeo los ojos) vine a darte esto (el entrego el sobre)
- ¿qué es? (mira el papel)
-mi decisión
- ¿tú qué?
-lo sabrás cuando lo leas (me acerco a él y lo abrazo fuertemente). Gracias por ser tan fuerte. te quiero papá. (lo suelto y me voy de ahí lo más rápido que puedo, no quiero escuchar lo que tenga que decir)
Manejo sin rumbo, mi mente está en blanco y sinceramente no sé si quiero pensar o en que pensar. Al cabo de unos cuantos kilómetros llego a la playa. A esta hora de la mañana no hay nadie. Bajo del auto y camino a la orilla del mar, el agua fría me da escalofríos cuando toca mis dedos, es curioso ya que me relaja.
Cierro los ojos cuando los rayos de sol pegan en mis ojos, siento su calor. Es como si este instante la naturaleza me afirma que estoy viva. No sé si estoy dormida, muy relajada ya que una voz aparece en mi mente:
-"es el momento "
- "¿ahora?"
-" si "
- "bien, ¿cómo lo haré?"
-"solo húndete en el mar"
Abro los ojos rápidamente, y observo a mi alrededor, no hay nadie, solo el mar y yo.
Saco mi teléfono y mando tres mensajes diciendo que abran los sobres y que los amo muchísimo, que me encuentro en la playa.
Me pongo de pie y pienso mientras camino al frío mar, ¿cómo serán sus reacciones?, sé que no es la solución, pero las demás posibilidades causarían aún más dolor.
Cuando estoy a 3/4 partes observo el cielo y sonrío, sé que él dará fin a lo que diablo comenzó.
Siento atrás mío el peso del mundo en que nací, y que por un instante traté de ablandar convirtiéndome en otra. Quién diría que ambos caminos me harían llegar a él.
Una ola hace que me patine y me hunda en este mar. No me resisto, es desesperante sentir que están por morir y no poder hacer nada, solo cerrar los ojos y sonreírle a la muerte.
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Editado: 22.02.2021