El nacimiento de una nueva flor.

XXIV

XXIV

La espera

 

 

 

 

Dolor agobiante,

Pidiendo misericordia al que tiene oídos sordos, mientras que él está en la espera de que lo haga con el corazón y no por obligación.

Señales sin sentido, donde el dolor sigue creciendo sin entender el por qué no viene a mi auxilio.

Cada vez es más pesado el estar atado aquí, y sentir que una parte de mí se quiere marchar de aquí.

Dolores me exaltan por completo, donde el perdón es el único remedio para el pasado tortuoso, y a su vez para el que aun peregrina en este vivir.

Ahora entiendo, siempre fui escuchada y solo yo tuve sordera ante su llamado. Mi instancia fue corta pero grata,

Un beso cálido es el pensamiento de despedida, uno que no pude dar pero sé que llegara.

Brazos deseosos del calor maternal, aquel que alivia todo momentáneamente, lágrimas de disculpa para el que he hecho sufrir.

Mi arrepentimiento fue tarde, pero en su gusto momento, porque ya se aproxima la luz del que siempre escucho, y mi último suspiro vendrá pronto, donde solo quedara la frialdad de un cuerpo sin vida.




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