Universo: Mistral
Ubicación: Gran Bosque
—¿Creen que se ponga bien? —suena la voz de Eufemia, lográndolo escuchar Heriberto, ya que tiene sus ojos cerrados.
Comenzando su conciencia a recuperarse poco a poco.
—Al fin, el hechizo está funcionando —suena la voz de un extraño hombre.
No entendiéndolo por completo Heriberto, pero se percata que su mente comienza a mostrarle la apariencia de una chica con una extraña vestidura, ya que tiene una gran túnica extraña de color negra, cubriendo así ella todo su vestuario. Solamente puede ver que la túnica de la mujer deja salir su gran pelo de color blanco y lacio de forma extraña. Percatándose que la chica es bastante hermosa, ya que se le logran ver sus medidas con gran detalle.
«Bienvenido de vuelta Heriberto »,suena la voz de la extraña chica, empezando a lo lejos a sonar el sonido de varias campanas.
Siendo este sonido algo extraño para Heriberto, ya que decide dirigir su mirada hacia su alrededor para buscar el origen de los sonidos, no encontrando él absolutamente nada. Vuelve su mirada hacia la extraña chica para darse cuenta que ahora no se encuentra.
«Llegó la hora de que despiertes y seas atendido por uno de mis siervos, le darás las gracias después a mi amo Tsubaki por salvarles la vida »,informa la extraña, lográndolo escuchar Heriberto mientras que el lugar empieza a ser iluminado fuertemente por una luz blanca que se extiende hacia su alrededor.
Decidiendo Heriberto cerrar sus ojos ante la gran iluminación mientras que avanza el tiempo.
—¿Quién eres? —pregunta Heriberto, empezando a despertar de su largo sueño.
—¿¡Quién eres!? —suena la voz de Eufemia, empezando Heriberto a abrir sus ojos, debido a que muy apenas se está levantando de esa gran visión extraña, percatándose él que está siendo acompañado por Eufemia.
—¿Eufemia? —inquiere Heriberto confuso, mientras que su vista se restablece a la normalidad de poco a poco.
—¡Heriberto! —grita Eufemia, decidiendo abrazar a su amigo mientras que llora.
Por otro lado, Heriberto empieza a reconocer hacia su alrededor confuso, ya que quiere saber ¿dónde rayos están?
Percatándose que están dentro de un gran hogar extraño, ya que está construido a base de madera color verde azulada, puede ver algunos cristales de color blanco en el piso de diferentes tamaños y algunos escritorios y muebles extraños de diferentes formas. En uno de los muebles se encuentran varios cantaros grandes llenas de agua y algunas extrañas pócimas.
Comenzando Heriberto a levantarse de su lugar mientras que se percata que ha estado durmiendo en una extraña alcoba de madera un poco grande de forma rectangular, posee varias cortezas de árbol que han sido usadas para cubrirle su cuerpo, además de que posee una extraña sustancia un poco pegajosa de color amarillo en su abdomen.
Sentándose Heriberto mientras que su conciencia poco a poco vuelve a la normalidad, dirige su mirada hacia su abdomen para tocar la sustancia con su mano derecha, pero Eufemia lo detiene.
—No lo toques —dice Eufemia llamando su atención, añadiendo—. El extraño hechicero dijo que está sustancia te iba a servir bastante.
Comenzando Heriberto a ver el suelo seriamente, debido a que se está recuperando de poco en poco.
—Perdóname por no poderte proteger del maldito de Gregorio —dice Heriberto seriamente.
Eufemia solo niega con su cabeza añadiendo.
—No te preocupes, ese maldito me las va a pagar algún día.
Comenzando ella a levantarse de su lugar para dirigirse hacia otro lado, pero se detiene en ese momento para voltear a verlo a él.
—Todos los demás están afuera juntos con el extraño hechicero que nos salvó, ya después me contarás los detalles de tu pregunta —dice Eufemia llamando la atención de Heriberto hacia ella en ese momento.
—¿Cuál pregunta? —inquiere Heriberto confuso.
—La pregunta que hiciste hace poco, me refiero a la pregunta que dices ¿quién eres? —argumenta Eufemia, comenzando a salir de la extraña habitación para dejar a Heriberto solo.
Recordando Heriberto la experiencia que tuvo antes con la extraña chica en sus sueños, decide enfocarse en otros detalles, pero en ese momento, su mente recuerda el sonido de las extrañas campanas. Trata de olvidarlas, pero no logra quitárselas de su mente.
Comenzando él a prepararse para poder salir de la habitación, se percata que está semidesnudo por ahora, dirige su vista hacia algunos muebles de los que están cerca para encontrar su vestuario. Decidiendo él levantarse lentamente de su lugar, debido a que su cuerpo está completamente entumecido, para acercarse lentamente hacia sus vestiduras. Parándose cerca de ellas para comenzar a vestirse de poco en poco, dándose cuenta que su cuerpo no posee ninguna herida de forma milagrosa y que solo son los efectos de estar dormido por mucho tiempo.
Comenzando a preguntarse Heriberto:
¿Cuántas horas habrá dormido realmente?