Universo: Mistral
Ubicación: Reino de los Minotauros
Mientras que el tiempo avanza con respecto a la preparación del renacer de la diosa Calista, por otro lado, en el reino de los minotauros se puede apreciar que todos viven tranquilamente como si no existieran problemas.
Se logra apreciar que sus murallas se están construyendo poco a poco, delimitando el reino sus fronteras ante los demás reinos, ya que este reino es bastante poderoso, pudiéndose apreciar que sus murallas son tan fuertes que se necesitarían miles de catapultas para poderlas derribar. Murallas que poco a poco se están haciendo más fuertes, gracias al mantenimiento continuo que le dan los ciudadanos y guerreros del reino.
Observándose que muchos ciudadanos cargan grandes cantidades de acero y otros metales muy resistentes.
Un poco lejos de todos ellos se observan a tres minotauros hablando entre sí con demasiada confianza. Pudiéndose apreciar que ellos son bastantes corpulentos y fuertes a comparación de los orcos.
—Dicen que están tratando de revivir a una diosa en el misterioso bosque —informa Zynag, un minotauro de pelaje oscuro, acompañado de Sarsir, un minotauro de pelaje café claro y Rudor, un minotauro de pelaje blanco.
—Jajajaja, de seguro están desesperados por hacernos competencia —dice Rudor con una sonrisa.
Comenzando los tres minotauros a dirigir su mirada hacia las grandes murallas que sus demás compañeros están construyendo.
—Somos los más poderosos seres que existen en este planeta, ¿acaso existirá alguien que pueda vencernos? —inquiere Sarsir, dirigiendo su mirada hacia sus demás amigos, añadiendo—. El informe que acaban de darle al monarca Vyrkus es demasiado exagerado.
Afirmando sus demás amigos con una sonrisa.
—Los únicos que pueden hacernos guerra son los insignificantes Orcos, pero nosotros somos superiores a ellos —suena la voz de Zynag, dirigiendo su mirada hacia el Gran bosque, añadiendo—. Es por eso que todas las insignificantes bestias del bosque nos tienen miedo y no nos atacan, jejeje.
Comenzando los tres guerreros minotauros a avanzar hacia su respectivo lugar de trabajo, ya que parece que a lo lejos; un guardia real llega gritando fuertemente a todos.
A lo lejos de todos ellos, en el gran palacio real del reino se encuentra el monarca Vyrkus sentado en su gran trono junto con una gran mesa de oro donde hay mucha variedad de comida y bebida. En la mesa hay un gran vaso bañado en oro, donde su bebida es servida en todo momento por siervos especiales del reino. Existen gran variedad de frutas y legumbres de diferentes tipos y tamaños, donde el monarca aprovecha para estar degustando en todo momento.
Apreciándose que la musculatura del rey Vyrkus es demasiado grande y musculosa, superando él a todos los demás ciudadanos de su reino con gran facilidad, ya que mide más de diez metro de altura a diferencia de un ciudadano minotauro que mide de seis a ocho metros. Posee una gran armadura plateada decorada de diferentes perlas bastante importantes como: topacio, oro, berilo y diamante.
Lográndose ver la llegada de un siervo minotauro en ese momento cerca de él.
—Su gran majestad Vyrkus, el avance de la muralla es excelente, nadie va a ser capaz de igualarnos en nuestro poder y sabiduría —anuncia el guerrero minotauro, añadiendo—. Somos las criaturas más poderosas de este planeta y nadie podrá hacernos guerra.
Comenzando el monarca a dirigir su mirada seria hacia él, pudiéndose apreciar que Vyrkus tiene unos ojos de color rojo brillante, su pelaje es de color negro y posee unos cuernos afilados que apuntan hacia arriba.
—¿Los demonios? —inquiere Vyrkus seriamente.
—Insignificantes criaturas ante nuestro poder —responde el guerrero con una sonrisa.
—¿Vampiros? —inquiere de nuevo el monarca.
—Simples escorias al igual que los demás reinos —argumenta nuevamente el guerrero.
Empezando el monarca Vyrkus a sonreír en ese momento.
—No bajen la guardia y sigan trabajando —ordena Vyrkus.
Comenzando el guerrero visitante a inclinar su rostro hacia él para afirmarle en silencio por unos segundos.
—¡A la orden su majestad! —grita el guerrero, comenzando a retirarse del lugar mientras que él monarca Vyrkus observa el suelo con una sonrisa.
—¿Acaso existirá alguna criatura que supere la fuerza de un minotauro? —pregunta Vyrkus confiadamente, añadiendo—. ¿No somos nosotros los verdaderos dioses más poderosos de este planeta? —agarrando con su mano derecha su vaso de oro para beber un sorbo de su extraña bebida mientras que se levanta de su lugar confiadamente—. ¿¡Acaso no saben que somos nosotros los más poderosos de este planeta!? —dirigiendo su gran vaso de oro hacia arriba con una sonrisa en señal de brindis, para añadir—. ¡Véannos dioses y contemplen a los verdaderos dioses que dominan este planeta!
Comenzando a reírse fuertemente en ese momento mientras que nuevamente se sienta en su gran silla de oro para seguir alimentándose.
Pudiéndose apreciar que poco a poco lejos de él; todos los ciudadanos del reino trabajan arduamente y entrenan con gran fuerza de voluntad. Todos bastantes confiados en su gran fuerza, ya que saben que absolutamente ninguna criatura podrá vencerlos… ¿o sí?
«¿Y quién dijo que ustedes son los verdaderos dioses de ese planeta? »,suena la voz de Ventisca desde su portal celda, añadiendo—; «Son tan débiles que no valen la pena al igual que todos los demás ».
Lográndose apreciar que ella observa el suelo con una sonrisa mientras que avanza el tiempo. Tal parece que ella oculta una de sus muchas poderosas habilidades en ese momento.