Universo: Mistral
Ubicación: Frontera del Reino de los Minotauros
—¡No entren en pánico! —grita Rindel corriendo junto con Círdan y Rave hacia su respectivo reino, ya que atrás de ellos; ejércitos conformados por: minotauros, elfos, vampiros y demonios; luchan fuertemente contra el misterioso ejército.
Siendo de poco en poco asesinados mientras que no saben que ha sucedido con respecto a Manuk y sus demás aliados.
«¡Esa maldita logró liberarse de su prisión, de seguro va a querer vengarse a como dé lugar! »,suena el grito de Hastur dentro de la mente de Rindel mientras que él no le presta atención.
Siendo ellos perseguidos por extraños nigromantes (*) en ese momento, por lo que decide detenerse delante de todos para atacar a los enemigos sin importarle las consecuencias.
Percatándose de este detalle Círdan y Rave quienes deciden apoyarlo juntos con los demás.
—¡No se detengan y huyan! —grita Rindel, asesinando a varios nigromantes mientras que Círdan y Rave le apoyan.
—¡No podemos permitir que arriesgues tu vida! —suena el grito de Rave, asesinando a un nigromante mientras que esquiva un ataque por parte de otro.
Percatándose todos que, desde el cielo empiezan a caer muchas piedras incendiarias por parte de las catapultas del reino, bombardeando las catapultas a sus enemigos juntos con los aliados que se han quedado atrás.
Llamando este hecho la atención de los nigromantes, quienes comienzan a dirigirse hacia la dirección de las catapultas sin importarles sacrificar su vida.
Rindel se percata de esta situación, ya que es ignorado por el enemigo junto con sus compañeros. Sabiendo él que las catapultas corren peligro y debe de hacer algo, lo más pronto posible para ganar un poco más de tiempo.
—¡Todos huyan hacia el reino! —ordena Rindel.
Comenzando Círdan y Rave a correr desesperadamente hacia su respectivo reino mientras que se percatan que, miles de minotauros, demonios y vampiros; se acercan hacia ellos para escapar de la guerra.
Dándose cuenta Rindel que el reino de los Minotauros ha sido completamente destruido por el enemigo o quizá haya decidido cerrar sus compuertas. Una situación bastante confusa y complicada para el líder elfo. Sabe que tarde o temprano, la hora de su muerte va a llegar.
Por lo que decide seguir atacando a todo enemigo que se atraviese en su camino para darles ventaja a sus aliados, llamando poco a poco la atención de todos, ya que sus enemigos empiezan a fijar su mirada en él por ser un fuerte obstáculo.
«¡Rindel! »,suena el grito de Aina dentro de la mente del general mientras que él perfora a un Nigromante con su espada contra su abdomen, para seguidamente, sacar su espada puesto que patea a su enemigo con su pie derecho.
Percatándose de esta situación desde lejos un Skeletor de color negro, quien decide acercarse a gran velocidad al campo de batalla, pero ya estando cerca de Rindel; usa su cola a gran velocidad para atacar a los Nigromantes.
Asesinando el Skeletor a muchas criaturas en poco tiempo mientras que interrumpe la pelea, no sabiendo Rindel que sus aliados han logrado escapar del campo de batalla y por lo tanto; él es el único que ha quedado.
El tiempo en la guerra no se mide y eso le acaba de suceder, ya que está comenzando a perder la noción del tiempo.
Rindel observa al Skeletor sorprendido, ya que ha logrado ver su ataque en poco tiempo, percatándose que tiene una cola bastante afilada que es bastante mortal para cualquiera como ellos.
Los Nigromantes al saber que el Skeletor ha asesinado a muchos de sus aliados, le gruñen enfurecidos, por lo que se preparan para atacarlo delante de Rindel, pero se percatan que el Skeletor; los observa confiadamente.
Las apariencias engañan y se ha dado cuenta Rindel de ese detalle.
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Ubicación: Arboleda Dentro Del Abismo Del Bosque Maldito
Anderson escucha fuertes sonidos provenir desde arriba del bosque, sabe que la guerra ha comenzado contra Calista y no se puede hacer nada para evitarlo.
Se percata que su cuerpo comienza a temblar por la presencia maligna que desata la diosa, sabe que ella ha cumplido con su principal objetivo y no se puede hacer nada al respecto; más que esperar y rezar por que alguien intervenga para socorrerlos.
El joven hechicero camina unos cuantos pasos lejos de su hogar con el fin de no llamar la atención de sus visitantes, como es el caso del antiguo monarca Lane y un hombre albekano desmayado.
Sabe que puede crear alguna sospecha por su actitud y debe de dejar de actuar de esa manera, pero su cuerpo se lo impide, ya que está temblando por el gran peligro que representa la diosa.
«Estamos contra una diosa y no una simple criatura que pueden enfrentar como lo han hecho en el pasado ».
Es uno de sus pensamientos que se repite en cada momento mientras que avanza el tiempo, pero de pronto se percata que el tiempo, empieza a detenerse de forma extraña para iluminarse extrañamente de color blanco; repentinamente.
Siendo la iluminación bastante fuerte que lo obliga a cubrir sus ojos con su brazo derecho.
—¡¿Quién eres?! —suena la voz de una extraña criatura de origen draconiana tendido en el suelo, mientras que Anderson se percata que una extraña chica cubierta de una gran túnica; lo observa seriamente.
—¿Acaso no sabes identificar a tu creadora, inútil hijo? —inquiere la extraña, comenzando el ser draconiano a verla con miedo.
Comenzando el panorama a iluminarse un poco más mientras que Anderson descubre que se encuentra en un grandísimo reino misterioso en ese momento, puede identificar que existen diferentes criaturas que nunca ha visto en su vida, ya que son seres antropomorfos con alas de pájaro, draconianos y algunos guerreros de origen lagarto; regados por todo el sitio, ya que han sido asesinados de forma brutal.