El Pacto de Emma (libro 1)

Capítulo 11

Algo rasposo y mojado pasa por mi cara, por mis ojos, hasta la barbilla. Frunzo el ceño y abro los ojos. La alarma esta sonando y el gato gris está parado a un lado de mi cara mirándome expectante. Sus ojos verdes parecen casi humanos. Viendome. Me los quedo mirando unos largos segundos. Algo en él me es inquietante, pero no del modo modo malo. Sino mas bien, una sensación fuera de lo normal. Como la luz del sol en medio de la tormenta. 

 Sacudo la cabeza. Debo estar un poco afectada por el entrenamiento. Sip, definitivamente.

 El gato maúlla y pestañea hacia mí, sus ojos verdes me recuerdan a las ramas de vid en los viñedos que ví en un viaje escolar. Vivos y brillantes. ¿Cuál era su nombre? ...

 "Tirso". Nunca había habido algo que encajara tan bien con su aspecto

   -Tirso -acaricio sus orejas - ese será tu nombre - él ronronea como a modo de aprobación y se lanza fuera de la cama. Estiro los brazos por encima de mi cabeza y alargo el brazo para apagar la alarma, dándome cuenta de algo. El agotamiento se ha ido completamente. Si todo lo que Violet dijo es real...podría significar que estoy cambiando.

 Me arrastro dentro del cuarto de baño para una larga y relajante ducha. La temperatura de agua me hace relajar inmediatamente. La habitación en un completo silencio. Cierro los ojos y de pronto soy capaz de percibir una ruido, como un par de pies siendo arrastrados. Pestañeo varias veces y sé que estoy sola en el cuarto de baño. Frunciendo el ceño vuelvo a cerrarlos y concentrandome, agudizo el oído. Los pasos se detienen y segundo después escuchó algo siendo empujado por debajo de la puerta "¿Qué demonios está pasando?" 

 Apago el agua de la ducha y me envuelvo en una toalla, sin molestar en secarme y cambiarme recorro mi habitación buscando la fuente, abro puertas y nada. Mis oídos se crispan de repente y lo escucho de nuevo. Pasos alejándose. Sin pensarlo bajo corriendo las escaleras esperando encontrar al intruso pero no hay nadie aquí, solo una carta debajo de la puerta, abro mucho los ojos. Lo que escuche antes era la carta siendo arrastrado. Paso una mano por mi cara, nerviosa. "¿Que es esto?" Mis sentidos se están agudizando. "Muy rápido. Todo está pasando tan malditamente rápido"  

 Por primera vez una angustia embarga mi cuerpo y mente, haciendo desesperar. Es demasiado. Agachándose llevo las rodillas a mi pecho, de pronto Faltándome el aire. "CALMATE. EMMA. RESPIRA" mis dedos se flexionan, y mi boca se abre para tomar grandes bocanadas de aire, mi energía agitándose detrás de la pared. Todo parece tan irreal. Las sillas de la sala tiemblan, las luces parpadean y el gato maulla. "CALMATE"  Pienso en Violet, en sus practicas, en la posibilidad de controlar estos cambios y mi respiración se calma, volviendo a la normalidad.

   -Interesante - la voz de Orión me llega desde mi izquierda. Suelto un grito y caído hacia atrás "¡Seras!..."  Mi corazón pronto detiene sus agitados palpitares pero no puede evitar acelerarse un poco más de lo normal al verlo "Traicionero"

   -¿Qué demonios te ocurre? - Mi tono al último es apagado cuando me doy vuelta para verlo.

  Está sentado sobre el sofá con los brazos estirados a cada lado. Lleva puestos una remera roja y jeans azules desgastados, con su siempre muñequera. Su cabello está prolijamente peinado, dándole un aire salvaje y misterioso. Pero son sus ojos, los cuales están puestos sobre mi, lo que me quitan el aliento. Negros. Su mirada vaga por mi cuerpo, desde mi cabello hasta la punta de mis pies como si estuviera en medio de una inspección y le gustara lo que ve. Me estremezco cuando esos ojos como la noche encuentran los míos. Una mirada hambrienta y depredadora. Su pecho sube y baja rápidamente. Sus labios están entreabiertos y cuando su lengua aparece para hacer un lento y sensual camino sobre ellos, ya no se como respirar. Las emociones me embargan, dejando mi piel sensible y adolorida. Necesitando su tacto. Algo en mi estómago se agita y sé que no son mariposas. Algo que nunca había experimentado antes. Deseo. Puro y arrebatador deseo por este demonio.

 Algo capta su mirada y por el rabillo del oro veo a Tirso acercarse a mi, rozando mi brazo y gruñendo abiertamente a Orión, el cual entrecierra los ojos hacia el gato. De pronto soy consciente del pedazo de tela que mantiene a mi cuerpo desnudo oculto y las gotas que resbalan por mi piel "Por el amor de Dios" De un salto me pongo de pie apretando la toalla hasta que mis puños se vuelven blancos. La vergüenza amenazando con salir.

   - Iré a cambiarme - Antes de salir corriendo hacia las escaleras veo que Orión me observa y luego pestañea, como saliendo de un trance. Su mandíbula se aprieta y su ceño se frunce, como si no entendiera lo que acaba de pasar.

 Una vez dentro de mi habitación, cierro la puerta y me deslizo por el suelo, incapaz de mantenerme en pie. Mis manos tiemblan y mi corazón está corriendo a cien por hora. Es algo alucinante, tantas sensaciones. Con la persona incorrecta. Golpeo mi cabeza contra la puerta imaginando todos los posibles escenarios en que pudo haber terminado aquello. Suspiro. Los pensamiento no son nada angelicales. Pero su mirada... tan solo recordarla hace que quiera esconder mi cara entre la almohada



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Editado: 17.03.2018

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