Me desperté con una luz muy blanca en mis ojos y un Señor vestido de blanco frente a mí. Lo único que pensé fue ¡rayos! ya estoy muerta. Pero me di cuenta de que no era así, porque sentí unas manos muy frías y grande sobre mi mano, ademas de un olor muy ahora familiar el olor al perfume de Axel.
— Ya está despertando.
Era una voz ansiosa, clamaramente aliviada.
—Si, se pondrá bien, debe dejarla de descansar.
—Hola ¿estás bien? ¿te duele en algún lugar? ¿Qué te hicieron?
— Son muchas preguntas. ¿Con cuál empiezo?
— ¿Estás bien?
Su cara se veía aterrada, en serio parecía preocupado.
— Si, lo estoy.
— ¿Qué te paso?
— Fui donde me dijiste, me encontré con un chico y me dijo que tú lo enviaste. Por alguna razón termine encerrada.
— ¿Yo te mande buscar?
— Si, eso dijo Laia
—Ya veo
Se quedó un poco pensativo, lo mire y por alguna razón desee saber lo que pensaba.
— ¿Cómo me encontraste?
— Soy bueno con los casos perdido.
— Ya volviste hacer tu.
— Algo mas ¿Por qué estabas en Bra?
— Soy claustrofóbica y sentí que me asfixiaba.
— Entiendo, Celia llegara en unos minutos, iré a agilizar los trámites del hospital.
— Celia, es muy tarde ya. Que no venga estoy bien.
— Okey la llamare, Espera tranquila. Pacheco te hará compañía.
— ¿Pacheco?
— Si, es parte del equipo de seguridad de la casa.
— Seguridad ¿Cómo es que nunca los he visto?
— Si, son muy eficiente hacen muy bien su trabajo.
— Hola, señorita
Un joven fuerte y alto entro en la habitación, era latino sus rasgos lo decían a gritos, se veía seguro y confiable.
— Hola
— ¿Cómo está?
— Bien.
— Qué bueno escuchar eso, El joven estaba muy preocupado.
— ¿Axel?
— Si, la buscamos por todo el campus.
— ¿Cómo me encontraron?
— Buscamos en las cámaras de vigilancia vimos cómo se dirigía al final del pasillo.
— ¿No me vieron en la piscina?
— No el área de la piscina no tiene cámara.
— ¿Entonces como me encontraron?
— El joven lo dedujo.
— ¿En serio?
— Si, al llegar al pasillo vio la luz apagada y casi tira la puerta abajo.
— ¿Pero hablamos de la misma persona?
— Si, el, joven tenía un espato en su cara al verla tirada sin su blusa. Pensamos lo peor, la llamaba y sacudía con fuerza. Llamamos a una ambulancia, pero no aguanto a que llegaran la tomo en brazo y la saco hasta la puerta. Nunca lo vi tan aterrado.
— ¿Me cargo?
Justo me di cuenta que el olor incesante al perfume de Axel era porque traia su chaqueta puesta.
— Si, asi es, por todo el pasillo. Penso que la habían herido o algo.
— Pacheco.
Era su voz autoritaria, no lo dijo pero la pronunciacion de ese nombre fue un callate ya fue suficiente.
— ¿Si, Joven?
— Ya puede retirarte.
— Claro joven, Buenas noches señorita, que descanse.
— Gracias, Pacheco.
— Joven.
Haciendo un gesto muy militarizado.
— Ve a la casa, ya llamé a Celia yo me quedare a cuidar a la primita.
— Si, Joven.
Su tono volvió hacer le mismo mando y mal humorado mi cabeza no entiende los cambios de humor de este hombre, se los juro, de momento parecía preocupado y ahora está todo altanero.
— No necesito que nadie me cuide, estoy bien.
— Si, que necesitas primita.
— No, y no soy tu primita además no soy una niña, se cuidarme sola.
— No pareciera, porque solo una niña se le ocurre irse con extraño al que no conoce por caramelos.
— Me fui con el porque me dijo que me enviaste a buscar.
— Que bien primita. Al fin lo admites
— Admitir, ¿Qué admití yo?
— Que soy el caramelo de esta historia.
— Claro, caramelo tú, sí, pero de cianuro.
— Caramelo al fin.
— Dime ¿Quién es ese chico y porque me encerró?
— Primita tengo sueño.
Se acomodo el sillón y se dispuso a dormir.
— ¿Sabes que no tengo miedo?
— Lo se primita, lo sé. Justo eso es lo que me preocupa.
—No necesitas preocuparte, Mañana lo buscare y lo golpeare. Nadie se burlará de mí.
— Que poco femenina eres. Das miedo.
— Callete, no sabes lo difícil que fue, nunca te han encerrado supongo.
Al decir eso mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no llore.
— Duerme, descansa, esto no volverá a pasar.
Lo dijo mientras se tapaba la cara con el brazo para cubrirse de la luz. Su voz sonó convencida y autoritaria. Porque estoy aquí todavía quiero ir a casa, la verdad que tanto escándalo por un desmayo.
— No puedes ir a casa.
No dije nada en voz alta fue como si escuchara mi pensamiento no sé cómo lo hizo, es que ni siquiera me está mirando.
— No dije nada, pero ya que lo mencionas ¿porque no podemos ir a casa hoy?
— El doctor te mando algunos estudios para ver si tienes algún golpe en la cabeza, provocado al caer cuando te desmayaste.
— No, en serio no tengo nada me gustaría tomar un baño y dormir en mi cama.
— Nos quedamos, mañana Celia te traerá ropa ya duérmete.
— No tengo sueño, además no me puedes mandar como si fueras mi padre.
— Bien le diré a la enfermera que no puedes dormir que te ponga un somnífero.
— Bien, bien me dormire ya.
Me quede mirando el techo pensando en lo loco del día, me envolví en mis pensamientos y me quede dormirá casi de inmediato.
Editado: 26.07.2021