Pareciera que la sangre se quedó congelada en mis venas. Aun no había nada que perturbara el silencio que se había colocado sobre nosotros luego de ese acto.
No es que la señora me cayese bien, pero aun así, era un ser vivo, tenía familia.
-Mark, saca a Alex de aquí. -al fin soy yo la que rompe el silencio.
Mark toma a mi hijo entre sus brazos, pero siempre colocando la cara de él en su pecho.
Él se va corriendo del lugar.
Dirijo mis pasos hacia donde aquél chico se fue.
-¿A dónde vas? -la voz de Patrick parecía destrozada.
-Iré a buscar a tu hijo. -antes de que él responda me alejo de ahí.
No tengo interés en estos momentos de hablar con él.
Sé que la mujer no estaba en sus cinco sentidos y si él dice quererme como a una hija, posiblemente entiendo sus razones.
Cuando vez a tu hijo o hija en peligro, lo único que quieres hacer es deshacerte de ello, pero no creo que asesinar a tu pareja haya sido la mejor opción.
Cuando diviso la espalda ancha del chico, sin hacer mucho ruido me siento a su lado.
Tiene la vista perdida en un pequeño lago que hay aquí, sus ojos están irritados por el llanto, su cabello está despeinado y su piel está un poco pálida.
Nos mantenemos en silencio. Dejo que el tiempo transcurra hasta que él se sienta listo para hablar.
-¿Por qué? -fue lo primero que dijo. Sinceramente no entiendo a qué viene la pregunta, así que solo lo observo- ¿Por qué él hizo eso?
Una vez entiendo su pregunta intento escoger bien las palabras que diré.
-La verdad, no lo sé. -me encojo de hombros- No sabría darte una respuesta concreta a eso. Aunque supongo, creo que estoy equivocada, que él al verme como su hija, solo quiso protegerme.
Él me observó por un largo rato sin emitir palabra.
-Papá siempre me hablaba de ti. De que tenía una hija, quien había nacido un año antes que yo. -él volvió a fijar la vista en el lago- Crecí sabiendo de ti.
-Ahora que estoy aquí debes odiarme por lo que pasó hace poco. -me levanté y sacudí el poco polvo que se quedó en mi pantalón- y lo entiendo, perdiste a tu mamá, por lo que piensas tú, mi culpa.
-¿Cómo lo sabes? -él me mira extrañado.
-Porque yo también pasé por eso. -pongo mi mano en su hombro y me dirijo hacia la que fue mi casa en un principio.
-¡¿Me dejas conocerte?! -el grito del chico hace que lo mire sobre mi hombro.
-¡¿Cuál es tu nombre?! -le regreso el grito.
-¡Lucas! -él se levanta.
-En ese caso, Lucas, nos conoceremos un paso a la vez. -le sonrío por última vez y seguí caminando.