por Valeria O.

“Anisa había recibido para su cumpleaños, de parte de su mamá, un pijama rosa con rostros de unicornios. La niña estaba muy feliz con su regalo. Cuando llegaba el atardecer Anisa se ponía su pijama y algo fuera de serie siempre sucedía. A veces se apoyaba en la ventana de su cuarto para mirar hacia afuera el paisaje nevado y la gente que pasaba con sus paraguas empezaban a volar. Cuando la niña se sacaba el pijama todo volvía a la normalidad. Un día vinieron sus tíos a cenar los cuales terminaron flotando a la altura del techo. Su mamá le terminaba diciendo: “¡Anisa, sacate el pijama!”. Una mañana fue al colegio con el pijama bajo la ropa haciendo que las clases fueran mágicas. Mientras la señorita Shawn escribía en el pizarrón, los trazos de tiza fueron tomando forma de serpiente que se enroscaron a modo de bufanda en el cuello de la maestra. Sus gritos se oyeron por cuadras enteras y aunque trataba de sacarse el animal de encima era casi imposible. Todos los alumnos reían pero la mujer comenzó a asfixiarse y Anisa fue al baño con mucho miedo a sacarse el pijama. Cuando regresó al aula, había venido una ambulancia para llevarse a la señorita Shawn. Anisa se dio cuenta de que su pijama era un objeto poderoso e incluso a veces maligno. Aprendió que no debía burlarse de las personas por lo tanto al llegar a su casa tomó el pijama y lo guardó en el fondo del ropero para no volverlo a usar. La madre de Anisa mandó cartas a la fábrica de pijamas para que dejen de producirlos. Años más tarde el pijama fue vendido en una venta de garaje y lo adquirió una niña pobre. Cuando usaba el pijama aparecían desayunos, meriendas y cenas. El objeto funcionaba según los deseos que habían en el corazón de las personas.”

por Valeria O.

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Escrito el20/08/2019

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