El Precio del Amor

IV

Capítulo 4

Tracy camina apresurada entre la gente para reunirse con Ángel pues está llegando tarde al lugar acordado. Después de la llamada que tuvo con él decidieron reunirse en las oficinas del canal para acordar como llevarían a cabo el trabajo. Tracy no puede creer su suerte, todo le está saliendo de maravilla, todo gracias a los Johnson.

El evento anual que se lleva a cabo dentro de unas pocas semanas le daba la oportunidad perfecta para realizar una entrevista a William. Ella logró desenmascarar a su exnovia, su arduo trabajo de meses logró librar a ese tonto hombre de las garras de esa arpía y quién más que ella merecía tener la primicia después de la reclusión de William del ojo público. Lo va a conseguir a como dé lugar.

Atrapar a Andrea no le fue fácil, tuvo que sacrificar dos meses de su vida personal para poder capturarla en el acto. Seguirla a una relativa distancia, ver los sitios que frecuenta y con quién no fue tarea fácil, pero lo valió. Cada minuto sacrificado en atraparla fueron justamente recompensados en su cuenta bancaria y su nombre en las notas periodísticas de sus colegas.

Andrea la odia, lo sabe pues lo dijo públicamente, pero no siente arrepentimiento o remordimiento. Andrea es una mujer adulta y sabe muy bien lo que hace. Engañar a un hombre como William es algo estúpido, aunque él no sea el tipo de hombre por lo que se sienta atraída, sabe que William es un gran novio y un muy buen hombre, y la investigación que realizó de él es una fuente fidedigna.

─Llegas tarde, otra vez. ─Saluda Ángel cuando llega a su oficina, sacándola de su mente en segundos.

─Bueno, no todos tenemos auto propio con el cual viajar hasta donde queramos. ─Replica, tomando asiento frente al escritorio.

─Pensé que te habías comprado uno con lo que ganaste hace unos meses. ─Dice él, tecleando unas cosas en la computadora.

─Compre uno, pero se los regales a mis padres. Viven en el interior, lejos de supermercados grandes u hospitales. Tener movilidad propia le viene bien a su edad. ─Asegura, orgullosa por el regalo que les dio.

Ángel deja de teclear y aparta por fin la mirada de la pantalla para mirar a la morena sentada con una postura muy majestuosa con sorpresa. Su forma erguida y firme, su ropa bien arreglada y pulcra, su maquillaje  que resalta su belleza natural, todo en ella mostraba su la seguridad y habilidad con la cual llevaba a cabo sus investigaciones.

─Me confundes. ¿No eres una mujer sin corazón acaso? ─Le pregunta con un poco de burla, cosa que ella sabe que no es cierto─. ¿Te estás ablandando?

─No te preocupes, soy la misma de siempre. Simplemente se quien se merece mi afecto y quién mi desprecio. ─Nadie se mete con su familia.

Tracy viene de un pueblo pequeño, religioso y muy humilde. Donde todos se conocían y sabían sobre la vida del otro, con chismes corriendo más rápidos que los autos de NASCAR. No había mucha privacidad en esas clases de pueblos, ni salidas laborales. Las mujeres desde niñas son enseñadas que deben someterse ante Dios, su padre y luego su marido, que su deber es el de procrear a como dé lugar para sentirse realizada. Que practicar su sexualidad libremente era mal visto y condenado, que por más progreso que se haya hecho en el mundo la gente ignorante muchas veces prefiere seguir viviendo en la ignorancia pues le da poder. Por eso sabe lo que es sufrir y pelear por hacerse un lugar. Tiene grandes referentes en la actualidad, tiene la fuerza y las ganas de darlo todo para cumplir sus objetivos y alcanzar su meta; no dejara que nadie la detenga.

Sus padres fueron los primeros que le apoyaron, que le educaron y le enseñaron a convertirse en la mujer que es hoy. Su padre, siendo siempre protector con ella, pero amándola por sobre todas las cosas, fue el primero en saber su sueño y apoyarla al cien por ciento en todo el camino, poniéndose en cuentas para pagarle la carrera de periodismo en la capital. Su madre, mujer sabia y de carácter, profesora de literatura del secundario, poniéndola en contactos con profesores y maestros para que ella pudiera mejorar, aprender y perfeccionarse. Ellos dos se lo dieron todo, lo mínimo era devolverles algo ahora que estaba alcanzando sus objetivos.

─Me alegro de que así sea. Bien, cambiando de tema, lo que me pediste. Sí, es posible tener una entrevista antes del evento. Deberemos tener la primicia y listo, tu carrera como periodista estará asegurada por unos buenos diez años. ─Asegura, mirándola con certeza.

─Perfecto, ¿Cuándo? ─Tracy ya podía saborear la victoria laboral que tanto ansiaba y aplastar a su eterno rival.

William volvió a su nuevo departamento para mirar series. Salir con su hermana mayor le despejó la mente y le hizo sentir un poco mejor, pero no tenía muchas personas a quien visitar, por lo que prefirió seguir recluido por un tiempo más. Estaba por cambiar el capítulo de la serie de Netflix que está viendo cuando su celular suena.

─ ¿No estuvimos juntos hace menos de una hora como para que me llames para saber cómo estoy? ─Le pregunta a su hermana, cuando ve su foto y su nombre en el identificador de llamadas.

─No seas pelotudo. No te llamo para saber nada, se con certeza que estas rascándote los huevos. ─Reprende ella, haciendo que se ría por su improperio.

Su hermana cada vez que estaba nerviosa comenzaba a decir muchas groserías para aliviarse.




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