El presente de los miedos

Capítulo 4

15 de Abril de 2014

 

     Sentí la boca seca, con intolerables ganas de beber agua. Abrí los ojos cómo si hubieran estado pegados eternamente y, con la vista borrosa, lo primero que pude distinguir fue una alargada mancha acercarse a mí.

 

     —Al fin despiertas, amiga —habló, y supe rápidamente que era Shelby. Noté cómo apartó un mechón de mi cabello de la frente y cuando estaba lo suficientemente cerca como para dejar un suave beso en mi mejilla, comencé a ver con nitidez—. ¿Qué tal te sientes?

 

     —Uhm... ¿puedes... darme agua?

 

     —¡Claro!

 

     Con celeridad se alejó de mí, rellenó un pequeño vaso de cristal con agua de una botella y me ayudó a incorporarme un poco y seguidamente a beberla. No tardé en sentirme saciada.

 

     —Gracias... —musité moviéndome en la cama, buscando una posición más cómoda para mi espalda. Sentía un dolor ligero y punzante—. ¿Cómo... cómo ha salido todo? ¿Sabes... algo?

 

     Shelby sonrió y se sentó en el sillón que había justo al lado de mi camilla.

 

     —La operación ha sido un éxito. Eres muy fuerte amiga.

 

     —Siento un poco de dolor.

 

     —¿En la espalda?

 

     Asentí.

 

     —Es normal, no te asustes. Te han extraído la médula del hueso mediante punción de las crestas ilíacas. Con unos cuantos medicamentos se te pasará.

 

     —Pareces el médico hablando de esa forma tan técnica.

 

     Ella rio y yo también, aunque de forma más leve.

 

     —Una jodida médico sexy, por supuesto.

 

     Esbocé una media sonrisa y con algo de torpeza, restregué mis manos en mis ojos.

 

     —¿Dónde están todos? —pregunté.

 

     Mi pregunta provocó que el semblante de mi amiga cambiara por completo. Hizo su habitual movimiento –separó un poco su flequillo con delicadeza–, y suspiró.

 

     —Tu padre no ha venido...

 

     —Lo supuse al no verle al entrar al quirófano —Me volví a remover, realmente la espalda me molestaba—, ¿y ellas?

 

     —Jasmine estaba cansada y tu madre ha tenido que llevarla a casa. Jacquie está con Harmony y Samuel en la cafetería. La verdad amiga, has escogido el momento en el que menos gente había para despertar.

 

     Escuchar eso me tranquilizó un poco. No me afectaba demasiado que mi padre hubiera decidido finalmente no acudir a la operación, pues en más de una ocasión lo había avisado. Él no estaba de acuerdo en que lo hiciera. Opinaba que haciéndolo no iba a salvar la vida de Jasmine, que era la que importaba. Lo que él no entendía era que la vida de mi hermana era la que nos importaba a nosotros, pero no por ello la vida de los demás pacientes dejaban de ser primordiales.

 

     Al recordar el por qué me encontraba allí, un tímido escalofrió recorrió mi columna. Todos esos locos días que había vivido entre pruebas, pruebas y más pruebas, junto a inyecciones diarias que me hacían sentir enferma y ese miedo escurridizo habían llegado a su fin, y habían culminado en una operación de trasplante de médula ósea favorable.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.