Esta vez me quedo en completo silencio y con los ojos puestos en el libro que tengo enfrente, la biblioteca del colegio era bastante agradable. Tal parecía que este sería mi nuevo lugar favorito porque amaba los lugares sin ruido, tan apacible y sereno. Solo hasta que el repiqueteo de un par de zapatos resuenan captando la atención de muchos presentes.
Esos ojos…
Los había visto antes en la clase de literatura, completamente abstraído y envuelto en su propio mundo. Aunque ahora mismo me sostenía la mirada embelesada que seguramente tenía estampado en mi rostro. Era incapaz de evitarlo.
¿Qué es lo que haces Davina?
Vas a espantarlo, ya quita tus ojos de su figura pulcra y fina.
Me lo recuerdo mentalmente.
Él toma asiento en una de las carpetas vacías probablemente para leer un libro o hacer alguno que otro trabajo.
—Ohm…— el carraspeo de alguien más, me devuelve a tierra firme y levanto la vista para saber quién es— Hola, no nos hemos presentado mi nombre es Lot Danchev.
¿Danchev?
Ese apellido me sonaba y es que creo haberlo escuchado en clases de literatura.
—Davina Carusso— le dedico una sonrisa afable mientras le tiendo la mano. Él toma asiento enfrente con toda la confianza veraz y recibe mi gesto.
—Sí lo sé, bueno exactamente tu nombre no lo sabía pero si sé que eres nueva en Melnik— sonríe mostrando los dientes, tenía una bonita sonrisa— y es que… te vi algo sola en tu primer día y creí que querrías tener alguien con quién charlar.
—Y atinaste— mis ojos se desvían hacia la carpeta en dónde se encuentra el chico raro de ojos azules, casi por inercia.
Él seguía en lo suyo claramente, no obstante, cada cierto rato se detenía a observarme con cierto desdén. No podía entender su comportamiento y la manera en la que me miraba.
Lot gira la cabeza para ver lo que yo y sonríe a medias, para cuando sus ojos se topan nuevamente con los míos puede notar mi rostro abochornado.
—Debí imaginar que serías una más de las fans del club Montec— suelta un suspiro dilatado— todos los años los muchachos de esta escuela tienen que lidiar con ello.
Echa una carcajada, tomándose el asunto como broma o algo que en realidad a él no le molesta en lo absoluto.
— ¿Montec? ¿Su apellido o nombre?.
—Yo diría apellido— hace una pausa leve— Belkam, es el nombre del misterioso príncipe azul de todas las mujeres.
Arqueo ambas cejas.
Belkam.
Un singular renombre.
—Y supongo que es el capitán de fútbol y novio de alguna hueca porrista que cae mal a toda la escuela porque se ocupa en consumir vidas y humillar a los nerds— me adelanto con todo lo que seguramente vendría a continuación.
Lot echa otra carcajada.
—No en este Davina, este no es el cuento indicado— niega con la cabeza apaciblemente— Belkam Montec no es como todos nosotros. ¿Lo entiendes? Es más como un ermitaño que solo hace acto de presencia en este colegio. Como un sujeto anónimo al que no le importa nada ni nadie, es más… no sé si sea legal ser tan aislado como él.
¡Oh mi Dios!
Un sujeto prohibido pero anhelado, típico cliché al que toda mujer le atrae.
¿Qué más siguen? Las reglas, alejarse de él porque es demasiado peligroso.
—No sé qué decir…— admito con franqueza— ¿Y por qué parte del pueblo vive?.
—Es nieto de la Señora Potts, la anciana que es dueña de la biblioteca principal de Melnik— Lot me sonríe— ella es realmente agradable y muy querida por todos los habitantes.
—Entiendo.
Mis ojos nuevamente se posicionan en donde está el joven extraño, es tan hermoso que es imposible no mirarlo y así repetirlo cada vez. Como una droga. Un imán que atrae al ser acosador que todos tenemos dentro y vaya que el mío, no descansaría en paz.
Belkam parecía un individuo gótico, con aquel cabello lacio y revuelto, unos ojos amplios, tan profundos como un ser mítico. Como si fuese esculpido por los mismos Dioses.
—Tienes un poco de baba por ahí novata— una muchacha de melena rubios se posiciona enfrente de mí y cubre el impecable aspecto del joven ermitaño con su mera presencia.
—Tardaste como siempre— Lot la mira y revolotea los ojos.
—Me encerraron ¿De acuerdo?— ella toma asiento justo a mi lado. Sin quitarme los ojos de encima— Diana Bodgan, crush y mejor amiga de este personaje— le echa un suave palmeo en el hombro a Lot y este la acusa con la mirada.
—Por Dios ¿Siempre tienes que ser tan especial a la hora de presentarte con las personas?— las mejillas de Danchev se enrojecen.
—Un gusto Diana— le dedico una sonrisa. A pesar de su entrometida aparición me daba la espina de ser buena y algo cómica.
— ¿Y qué tal? ¿Ya estas enterada de todas las leyendas de Melnik y su horrorosa costumbre del toque de queda a partir de las 12 am?— pregunta entusiasmada.