El príncipe Belkam : Legados de Sangre ll

CAPÍTULO 5: "Un Sueño"

Es sábado por la noche, bueno, casi, ya que aún son las 6 pm y la poca luz del día se consume poco a poco tras esconderse detrás de las colinas altas de Melnik. He preferido salir de casa esta vez ya que me cansé de ver películas en Netflix, me he comido todos los libros posibles y he decidido salir a dar un par de vueltas por el pueblo.

Suelto un suspiro agostado.

No hay muchas opciones para pasarla bien en este lugar, simplemente la escuela, casa, una cafetería principal de nombre Delicias que de noche es bar también, una feria de juegos que abre todos los domingos, algo que necesariamente tengo que verlo así que ya quedé con Diana y Lot, una que otra tienda de comida y absolutamente nada más. Oh, como olvidar la biblioteca principal de la señora Pots.

Esperen, ¡Eso es! La biblioteca dónde atiende Belkam.

Inmediatamente me dirigí a pasos lentos hacia el lugar donde se encuentra Montec seguramente, desde luego que me quedé a unos pasos de pasar por la entrada, nerviosa de verlo nuevamente luego del último suceso en aquel pasillo atiborrado de alumnos y como olvidarlo luego de todas esas cosas que me dijo solo para espantarme. Obviamente no le he creído ni una sola palabra, aunque admito que me dejó más que ofuscada en aquel momento, no obstante, retomé la cordura y llegué a pensar que seguro lo hizo todo para someterme al terror.

Y aquí estoy, incapaz de entrar por esa puerta y mostrarle que no conseguirá lo que quiere en mi persona, así que antes de nada mis manos actúan impulsivamente y abren las puertas de la biblioteca haciendo sonar una pequeña campana tras ello.

El silencio es eterno y aquel muchacho que está detrás de un mostrador levanta la mirada para ver de quién se trata. Justo el momento preciso en el que su mirada azul profunda me desarma por completo.

—Tú, otra vez— dice con tono áspero.

¿Quién se cree que es para tratarme de esta manera? ¿Qué pude haberle hecho yo? Carraspeo en un acto rápido de aparentar frescura y sorpresa a la vez.

— ¿Trabajabas aquí? No tenía ni la menor idea— pongo los ojos en blanco.

Una sonrisa de lado resplandece en su perfecto rostro, entre malévolo y a la vez burlón.

—Puedo recomendarte una lectura si eso es lo que quieres— se encamina hacia uno de los estantes y saca un libro de tapa gruesa.

Me lo entrega, tan pacifico que me cuesta confiar en él, anteriormente me habló como un terrorista y ahora está recomendándome un libro.

— ¿No es un libro bomba verdad?— pregunto, todavía sin recibir lo que me ofrece.

Echa una sutil carcajada.

—Davina— su voz es tan melodiosa que ahogo un suspiro— no sabes mentir y no me cuesta nada en contarte algo mío.

— ¿Qué?

— ¿Quieres saberlo no?

Qué clase de juego es este.

—No entiendo… deja de hablar con doble sentido.

—Empieza leyendo este libro, o cuento y cuando termines estaré esperando sentado en el sillón de siempre— se marcha hacia dónde anteriormente estaba, dejándome más que embrollada.

Le he recibido aquel libro, sin darme cuenta, ahora lo tengo en las manos y me quedo prendida mirando la portada, no tiene ningún dibujo o nombre de algún autor, simplemente es de color marrón oscuro y parece ser algo arcaico así que sin decir más nada me dirijo a una de las pequeñas carpetas del salón y tomo asiento en uno de los muebles lista para comenzar a leerlo.

Aunque dudo que lo acabe ahora realmente por el grosor.

—No deberías juzgar antes de leerlo— su voz capta mi atención y cuando levanto la mirada para verlo, él no está.

Me encojo de hombros, fue como escucharlo en mi cabeza creo que ya estaba perdiendo la cordura e inventándome tonterías en mi mente imaginativa.

Tomo aire, y al abrir aquel libro me doy cuenta de que tan solo está escrito con pluma, no es tan grueso como parece ya que tan solo era la tapa así que comienzo a leer la lectura:

 

Lunes 21

Es el día del juicio final, sé que pronto todo esto acabará, la luz que alumbra el pueblo de Melnik desaparecerá y entonces todo oscuro será…

 

Las letras se vuelven borrosas, no obstante, trato de seguir con el texto hasta que un viento revolotea mis cabellos y una luz brilla en la página hasta dejarme ciega.

Abro los ojos espantada, estoy recostada en un campo de flores cuando anteriormente estuve en la biblioteca con Belkam ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué pasó? Me levanto ansiosa, claro que me percato del vestido largo que traigo puesto ¿En qué momento? No lo sé, me toco el cabello ligeramente ondulado y me percato de las sandalias que cubren una parte de mis pies.

— ¡Davina! ¡Davina!— una voz se oye y me doy la vuelta para ver de quién se trata— ¡Tienes que huir!

Es Belkam, trae puesto un… un traje antiguo ¿Qué es esto?

Trato de decirle algo pero estoy sin voz, me quedo helada ¡Estoy muda! Me cojo la garganta con ambas manos y me quedo aún más enredada tras verme a mí misma cogiendo las manos de Belkam. Es otra Davina de vestido rojo, con el cabello suelto ondulado como lo traigo ahora mismo y con una rosa blanca detrás de una oreja.

 —No lo entiendo ¿Por qué? ¿Qué está pasando? ¿Por qué no confías en mí? me has alejado de ti todo este tiempo y luego…

—No hay tiempo para una explicación.

Puedo ver cómo me mira a los ojos, como una escena protagonizado justo en frente de mí y con un doble mío.

—Entonces mírame a los ojos y dime que no me amas— tengo un nudo atorado en la garganta, como si estuviese viviendo el momento.

El silencio vuelve a ser eterno.

—No te amo.

El sonido de un cristal caído resuena en mi interior y me doy cuenta de que es mi corazón roto en mil piezas y cuando veo que me estoy dando la vuelta me limpio las lágrimas que brotan por mis mejillas.

Se aleja a pasos lentos hasta que el cielo se oscurece y consigo la última luz del cielo, unos truenos impactan el lugar y de la tierra emerge una mujer majestuosa y divina de ojos verdes como esmeraldas. De cabellos rojos y largos, de rostro duro y de mirada omnipotente.




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