El principe y la Hechicera

6. AQUEL SENTIMIENTO

Tras meses trabajando en la posada, Edgar se sentía como nunca antes se había sentido, vivo, la alegría y la vida que había en aquel lugar, en una ciudad que se venia abajo, era algo que impresiono a Edgar, a pesar de estar pasándolo mal, aquel lugar traía alegría y felicidad, y el se contagio de todos esos sentimientos, haciendole ver que había estado tanto tiempo encerrado en su castillo, sin ver el mundo exterior, sin importarle nadie mas y preocupándose por hacerse mas rico y poderoso, trabajar en la posada le era placentero, cada día que pasaba oía historias nuevas e interesantes y algunas que le dolían, por que hablaban sobre su reino, Lefreya, y sobre todo algunas historia hablaban sobre el y su tiranía, como exprimía al pueblo y se pasaba la vida batallando, trayendo la oscuridad al mundo, en concreto una noche fue muy dura para el, había dos personas que venían de Lefreya y lo que contaron le destrozo por dentro, era un hombre y una mujer, el hombre hablo primero al ser preguntado por otro sobre el estado de Lefreya.

-Aquel lugar es un sitio en ruinas a punto de desmoronarse, el rey Edgar no es ni de lejos la sombra de sus padres, aquellos dos fueron los mejores reyes que Lefreya tuvo, su hijo es un tirano y un destructor, no le importa nadie solo el mismo, nosotros vivíamos allí felizmente, pero cuando Edgar fue ascendido al trono, creíamos que íbamos a ir a mejor y me equivoque, fue a peor, tanto que mi familia paso por situaciones tan difíciles, demasiado difíciles.

El padre no puede seguir se ve notablemente afectado al hablar sobre el tema, la mujer continua.

-Mi marido esta afectado por que la opresión a la que nos vimos sometida fue tal, que nuestros tres hijos sufrieron las consecuencias de esa opresión, cada mes era mas difícil salir adelante, nos pedían mas y mas dinero y las altas cuotas aumentaban cada mes y llego un punto en que casi no podíamos alimentarnos, nuestros hijos empezaron a enfermar y no teníamos dinero para comida o medicinas, así que perdimos a nuestros tres hijos, que unos padres entierren a sus hijos en lo mas doloroso que un padre tiene que hacer, aun no hemos superado las perdidas, nosotros creíamos que ellos crecerían, que tendrían su propia familia, pero no tuvieron tiempo de crecer, de amar y tener hijos a los que querer, deberían haber sido ellos lo que nos enterraran a nosotros, odio al rey Edgar por todo lo que nos ha hecho pasar vine aquí con la esperanza de alejarme de su yugo, pero también vino hasta aquí y no se si es una maldición o alguien nos quiere castigar, pero ojala Edgar el maldito se muera y nos deje vivir en paz.

La mujer rompe a llorar, mientras Edgar escucho con dolor toda aquella historia, su arrogancia y estupidez le tenían tan cegado, que ahora se daba cuenta de todos sus errores, se sentía fatal por aquella familia, por lo que el había hecho sin saberlo, se acerco a ellos y se sentó para hablarles quería hacer algo lo que fuera por esa familia.

-perdonad, donde viven ahora.

El hombre le mira y se queda en silencio pero la mujer le contesta.

-vivimos a las afuera de la ciudad, en una pequeña casa que compramos con el dinero que nos dio la iglesia, por que quiere saberlo.

-por que quiero ayudarles, su historia es lo mas triste que escuchado en el tiempo que llevo trabajando aquí y me sentía fatal.

el hombre ante tal acto de generosidad, solo pudo rechazarlo.

-Es usted un buen hombre, pero no gracias, no queremos su ayuda, tengo un trabajo y como ahora somos dos, no tenemos dificultades para comer y pagar las cuotas que ha impuesto el Tirano de Edgar, así que tranquilo no es necesario, aun así gracias por el ofrecimiento.

El hombre y la mujer se levantan y en ese momento ve que la mujer esta embarazada, Edgar no entendió por que habían rechazado su ayuda, el solo quería echarles una mano para salir adelante, quería enmendar todos sus errores, pero aquella mujer y el hombre no la aceptaban, se levanto frustrado y triste, quería volver a tener su anterior cuerpo para arreglar todo esto, pero seguía teniendo ese cuerpo de un tío de cuarenta años con el que estaba cansado de seguir, cinco noches después en la posada entro Eleodora Edgar al verla entrar intento esconderse la posadera al verlo sonrió levemente y se acerco a Edgar.

-Oye por que te esconder que pasa esa mujer te gusta.

-No, no es eso, ella me odia tanto, que si me ve aquí, seguro que me mata, déjame el día libre, no quiero servir hoy las mesas. 

La posadera se levanta y mira a Eleodora, en cierta manera era una mujer hermosa, todos los hombres la miraban embobados, pero ella pasaba por delante de ellos ignorándolos y se sentó en la ultima mesa que había en la esquina de la posada, allí con tres hombres mas esperaron a que los atendieran, volvió a donde estaba Edgar.

-Creo que no puedo darte el día libre hoy, es un día muy ajetreado, te necesito aquí, ve atender las mesas, si ocurre algo avísame.

Edgar se levanta ofuscado y coge la bandeja, pero antes de atender las mesas coge un trapo y se tapa la cara para que no le reconocieran, se acerca a la mesa de Eleodora y cuando llega se planta allí delante, mientras ella sin mirarle le dice lo que quiere, Edgar toma nota y se marcha, para su alivio ni le ha mirado por lo que se siente mas tranquilo, de vuelta a la mesa con lo ordenado por ella, deja cada cosa en su lugar y se vuelve a marchar, en ese momento ve como su sonrisa se deja ver y le encandila, verla allí sentada alegremente hablando y riendo, era algo que por mucho que negase, le llenaba el corazón, Edgar intrigado quiso saber de que hablaban, así que se acerco poco a poco hasta su mesa, quedándose a una distancia prudente en donde no fuera visto, pero donde pudiera escuchar, y escucho la voz de Eleodora.



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En el texto hay: fantasia, amor, magia

Editado: 10.03.2019

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