KATHERINE
¿Eso fue mi culpa? Probablemente, pero yo no quería hacerlo.
Jamás debí venir a esta casa. pensé que por lo menos podría cuidar a esta familia en vez de proteger a mi bebé. Fue mi culpa y la mirada de Alex me lo confirma.
— No fue tu culpa.
— Claro que sí. – insisto. – ella solo quería abrazarme y la debilité.
Veo a mi mamá entrar en la habitación, le pide a Alex que salga y lleve a Alison a su habitación.
— Hija, mírame. – no pude. Continué mirando el piso como si fuera lo más interesante del mundo. – mírame. – ordenó y esta vez levanto la mirada, chocando con sus ojos cafés. – no fue tu culpa. Le di un calmante.
— No sabes si funcionara con ella.
— Funcionó conmigo. – intenta que sea positiva.
— Pero tú no eres una de nosotros. – me tomo la cabeza con las manos.
— ¿Nosotros?
Oh no. Su voz se hizo presente en la habitación.
— ¿También tienes poderes?
— Señor Richard, lo siento por lo de Alison, no era mi intención. Jamás le haría daño a propósito, es mi mejor amiga y entiendo si quiere que me vaya. – agacho la cabeza, esperando su respuesta.
— Por favor, vete antes de que ella despierte. – suspiro. – Cuando seas madre entenderás que lo que más deseas es poder proteger a tu hijo o hija, que nada ni nadie los dañe. Son como un tesoro que cada vez que los miras descubres algo nuevo, su forma de pensar, de actuar. Cuando alguien te quita tu tesoro, te sientes vacío, como que te quitaran tu felicidad ¿Entiendes? No sé qué haría si a mi niña le pasara algo. – termina y siento que este es mi momento. Coloco ambas manos en mi abdomen, donde antes estaba muy abultado.
— Lo entiendo completamente señor Richard. Si a mi hijo le pasara algo me muero. Por eso me alejé de él. Tiene solo cinco meses y no quiero hacerle daño, lo dejé con sus abuelos paternos y cada vez intento buscar la manera de tener una videollamada todas las noches. Él es mi razón de vivir. Entiendo completamente lo que usted siente. – le sonrío para suavizar el ambiente. Al parecer él aún está intentando asimilar algunas cosas. – señor Richard, creo que es momento de volver a casa y ver a mi niño, así que tranquilo, tengo donde a donde ir. – él asiente y se da media vuelta para irse. Llega a la puerta y me mira.
— Es bueno que lo entiendas. Si algún día quieres volver a ver a Alison, me llamas y coordinamos. Buena suerte. – y se va.
La habitación se queda en silencio. Hoy me voy y mañana podré tener a mi bebé en brazos.
Cuando pasa todo lo malo puede que al terminar tenga un buen final.
— Volverás a ver a Kahelcito. – a mi mamá le emociona la idea.
— Si, pero ¿Será buena idea? No quiero hacerle daño.
— No le harás daño, confío en ti. Además, quiero conocerlo, debes traerlo algún día.
— Primero tengo que decirle a Alex y a Alison, después de que me perdonen.
— Solo tienes que contarle a Alison, yo ya lo sé todo. – Alex entra a la habitación de brazos cruzados y se apoya en el umbral de la puerta. ¿Cómo se enteró? – No sé, tal vez puedo leer mentes, sí, creo que eso es. – lo había olvidado. – Además Alison lo entenderá y te apoyará.
—¿Puedes convencerla de que yo no quería hacerle daño? ¿Puedes intentar que no me odie? Debo irme antes de que ella despierte.
—Tranquila, tú le dirás. Le escribirás una carta contándole todo. – hace una pausa y mira a mi mamá frunciendo el ceño. –¿Qué tenía el agua? Porque tengo entendido que ella debilita, pero no deja que se desmaye la persona. Sara ¿Qué tenía el agua? No me mientas. – ella me mira buscando ayuda.
—Necesitamos que ella descanse para que recupere sus fuerzas. Con sus poderes no sabremos cuanto tiempo le tomará. – respondo.
— Katherine, le pregunté a Sara.
—Le di un calmante. – responde rápido mi mamá. Alex abre los ojos entre asustado y nervioso. – tranquilo, no le hará daño. El que le di no le dará alergia. – eso lo relaja, pero aun así se ve preocupado.
—Mamá, Alex, tengo maletas y una carta que hacer ¿Puedo estar sola?
Se van y al fin puedo pensar las cosas con claridad.
Peligro: Situación en la que existe la posibilidad, amenaza u ocasión de que ocurra una desgracia o un contratiempo.
Puedo ser un peligro, pero para mi hijo puedo ser inofensiva y protectora. Puede que no esté todo perdido para mí. Puede que esto haya sido unas pequeñas vacaciones, pero es momento de volver al mundo real, donde un pequeño de cinco meses me necesita y no voy a negarle su protección.
Con estas vacaciones pude darme cuenta que puedo ser una buena madre, que puedo ser como el señor Richard y no como mi mamá. El señor Richard movería cielo tierra y mar con solo ver a su hija feliz.
Kahel es mi hijo y yo debería estar ahí para cuidar de que ningún peligro le caiga a él.
Me acerco al escritorio y saco una cartulina con la que haré un sobre y mi libreta de Piolín junto al lápiz del mismo personaje. Me siento en la silla y comienzo a escribir.
Hola Alison...
ALISON
Abro mis ojos intentando reconocer el lugar: mi habitación.
¿Qué estoy haciendo aquí? Lo último que recuerdo es...
Espera... ¿Quién es Alicia? Recuerdo que en la reunión con el señor Carlos mencionó ese nombre y mi papá lo corrigió por el de mi mamá. Su nombre también estaba en sus recuerdos.
Sophie... ¿La habrán encontrado?
Me siento en la cama muy rápido, me mareo por unos segundos, pero estoy bien.
Kate... le sucedió algo, estoy segura que algo le afecto, pero ¿Qué le pasó? ¿Por qué salió corriendo?
Me duele el cuerpo, como si veinte mil camiones de hormigón me pasaran por encima. Me siento molida.
Tomo mi celular que está en mi velador para ver la hora: veintidós con cuarenta y seis minutos. La última vez que la vi eran como las diez de la mañana. ¿Tanto dormí?
Al lado del celular había un sobre morado hecho a mano. Solo un nombre se me vino a la mente. Lo abro y reconozco la tipografía, confirmando mi pensamiento anterior: Kate.