Cinco meses aquí, no sé cuanto sudor, lagrimas y algunas que otra risa guardo aquí. No se presento otra oportunidad para salir de aquí con Cedric, pero seguimos pasando tiempo juntos. Apenas me levante fui a cambiarme, por unos segundos quede en ropa interior frente al espejo. Hace tiempo no le prestó atención a mi imagen, hoy es de los pocos días donde no me despierto tarde y no salgo a las apuradas. Me quede unos momentos contemplando mi cuerpo. Toque mi estomago, mis hombros, por primera vez me sentía bonita. Mi cabello negro caía sobre mi cuerpo como si fuera un manto, logre tener una cintura un poco marcada, mis piernas eran mucho más delgadas y firmes, mis brazos igual. Gire sobre mi misma para ver mi espalda. Tenía estrías, ya no tan marcadas por los tratamientos pero seguían siendo muy visibles, pero era lo que menos me importaba ahora. Nunca imagine verme así, sentirme así, tan liviana. Subí mi vista hasta mi rostro, ahora sin tantos cachetes podía ver el parecido que tenia con mi hermano. Ambos tenemos los mismos ojos ámbar, la misma nariz, nuestros labios eran distintos, los míos eran un poco más gruesos. Deje de lado mis pensamientos y termine de cambiarme, desayune como de costumbre y fui a la sala de entrenamientos donde ya estaban los demás.
-Hola, parece que alguien se cayó de la cama. – Bromea Aswen. - Bien, creo que es hora de pasar a nuevas armas. Estas requieren un contacto más directo. – Hizo una pausa. – Las armas que le entregare no tienen filo, pero no dejan de ser peligrosas, cuiden a su compañero pero no teman ser rudos.
Cedric recibió las manoplas que terminaban en punta, se notaba que tenía experiencia en ellas y que le gustaban. A mí me entrego dos armas, cada una parecía ser una pulsera.
-¿Qué se supone que haga con esto? – Pregunté.
-Cierra el puño. – Me ordenó.
No cuestione y me coloque las dos pulseras y cerré el puño, una cuchilla salió de ellas, era un poco curva pero no dejaba de ser intimidante. Aswen dio el aviso, la batalla comienza.
Tome postura con la mayor rapidez que pude, entonces él trato de atacar por el costado, me gire sobre mi misma siguiendo sus movimientos. Cerré mis puños y me coloque a su espalda, deje caer mi antebrazo en sus hombros de manera que mis cuchillas quedaron a centímetros de su cuello. Él con una velocidad increíble con sus brazos empujo los míos. Volvimos a quedar enfrentados. Corrí para dar un golpe rápido y preciso, pero se agacho y al ir corriendo mis piernas impactaron contra su cuerpo, se levanto y caí al suelo. Vi que estaba por saltar a donde estaba por lo que rodé hacia un costado, moví mis piernas en circulo a dirección a las suyas, causando que su cuerpo impactara con el suelo. Se incorporó sin darme tiempo a muchos, trato de golpearme pero use mis cuchillas de escudo, esquivamos golpe tras golpe hasta que termino apuntando mi corazón y yo su cuello. Aplausos invadieron nuestros oídos, no era tan solo una batalla más. Conocía sus movimientos como él conocía los míos.
-Vamos a ver qué tal se le dan las armas de fuego, antes el contacto era cuerpo a cuerpo, pero vamos a probar con uno un poco más lejano. – Hizo silencio. – Este necesita mucha concentración por su parte, mucha puntería, pero creo que lo harán bien.
Nos entrego el arma, caminamos hacia otro cuarto, nos colocamos protección y abrió el blanco. Aparecieron figuras de hombres, con mi compañero nos apuramos a quitar el seguro y comenzamos a disparar. Cuando terminamos los dos dejamos las armas a un lado, nuestro maestro fue a ver la puntería, volvió con una sonrisa.
-La próxima vez vamos a tratar de que estén en movimiento, pero están listos para la primera misión, después de comer vayan a la oficina de Garrett.
Ambos nos apuramos a ir a la cafetería, porque sin darnos cuenta nos había llevado bastante tiempo. Apenas llegamos tomamos el menú del día, pescado con arroz y verduras. No era muy amante de esa comida, pero estaba hambrienta.
-¿Cuál crees que sea la primera misión? – Se apuró a romper el silencio.
-Cedric, ¿esta va a ser tu primera misión? – Pregunte.
-No, pero es la primera que hago contigo. – Comenta. – Por lo que no tengo idea de que estilo será.
-¿Cuál fue tu primera misión? – Pregunte.
-Espiar la casa de un narcotraficante, tres horas tomando nota en un escondite. – Responde. – Espero que ahora que nos entrenaron más nos den algo más emocionante.
-Solo espero que todo salga bien. -.
En cuanto terminamos de comer fuimos directo a la oficina de Garrett, quien parecía estar esperándonos. Entramos sin formalidades, en este momento no había tiempo para eso.
-Harriet, ¿Qué también se te da el baile? – Pregunta con una voz un tanto severa.