gustaba desafiarme, me gustaba sentir que podía dar cada vez más. Estaba separada a menos de un metro de Cedric. Me encontraba agitada, mi respiración subía y baja con brusquedad, gotas de sudor caían con lentitud por mi piel, algunos mechones rebeldes se pegaban en mi rostro. Sujete con firmeza mi cuchillo y tome una postura de defensa, mi pie más adelante que el otro, el de atrás ligeramente doblado, me encontraba con mi brazo flexionado un poco más alto que mi hombro y el izquierdo ligeramente separado de mi pecho apuntando hacia mi objetivo. Cedric se encontraba igual que yo, agitado y sudado, nuestra pelea lleva horas sin ningún ganador. Sus brazos apuntaban hacia abajo, si atacada hacia arriba podría darle tiempo a levantarlos y contratacarme. Corrí hacia donde estaba amague saltar pero me agache y le di una pada de costado en las piernas. Él se aprovechó de esto y en vez de caer hacia atrás se tiró hacia delante, cayendo sobre mi cuerpo, quedando con sus piernas al costado de las mías, levemente un poco más arriba, una mano estaba centímetros de mi cara, con la que sostenía su cuerpo, con la otra estaba bajo su pecho, apuntando mi corazón. Ninguno se percató de que la situación vista de otro ángulo se podía malinterpretar. Me quede mirando sus ojos, el hacia su mismo, amos manteníamos la respiración agitada. Unos aplausos hicieron que despertara del pequeño trance en el que estaba, no sabía si estaba roja de la vergüenza o por entrenar tanto. Empuje a mi compañero con algo de delicadeza, quedando sentado a mi lado, me incorpore para encontrarme con Aswen con una visible sonrisa en su rostro.
-Cada vez mejoran más, las batallas tienen mayor duración, nunca se puede dudar con la destreza de ninguno de los hermanos Bons.
Recordé a mi hermano, lo único que no me cerraba es que lo mataron después de denunciar, ¿entonces cuando practico con Aswen? Eso le preguntaría a Cedric luego, me encontraba muy cansada para cuestionar nada. Cada vez estaba más lejos de lo que fue mi vida, pero estaba un poco más cerca de quien quería ser. Tan solo extrañaba a mi mamá, a Amanda quien debía encargarme de verla de alguna forma lo antes posible, cada día extrañaba un poco más a mi hermano, eso era la única herida que sabía no tenía arreglo. Tal vez estaba condenada a que esa cicatriz duela cada vez que la nombran. Es algo cruel pensar en una persona tan importante como una marca, pero, él había marcado mi vida y de alguna manera me gustaba, porque de esa forma siempre estaría conmigo. Debería dejar de contradecirme y pensar un poco más en el momento, pero mi atención parecía estar en otro lado.
-Harriet, ¿Podrías quedarte un poco más? –Pregunta Aswen.
-No tenemos nada que hacer.- Responde por mi compañero.
-Cedric, te pediré que te retires. – Habla nuestro maestro.
Él se fue sin protestar, sin decir nada, entendió que no era una conversación en la estuviera invitado, aunque no me molestaría que se quedara, sea lo que tenga que decirme. Pero, tampoco me molestaba disfrutar de una charla en privado con Aswen. El hombre me indico que lo siguiera, caminamos hasta una pequeña puerta en la que debía agacharme para entrar. No dude en seguirlo, solo me asombraba lo grande que era el cuartel y la cantidad de lugares que tenía. Cada vez que pensaba que conocía cada parte de allí, alguien me mostraba un lugar completamente nuevo. Pasamos por un pasillo levemente iluminado, parecía muy descuidado a comparación de todo lo demás. Incluso me pareció ver una rata corriendo a los costados. Por primera vez en todo el recorrido sentí algo de miedo donde íbamos. Cuando por fin, las puertas de un ascensor se abrieron de par en par. Entramos en este, me costó un poco acostumbrarme a la brillante luz del interior, pero nada que no pueda tolerar.
-hay algunos edificios conectados con el cuartel por si necesitan escapar, pero este es un pequeño refugio que hicieron para un hombre viejo como yo. –Responde.
Subimos hasta el último piso, en este había una luz delante de nosotros, en color rojo. Las puertas no se abrieron hasta que indico el color verde.
-El sistema deshabilita las cámaras y la luz cambia a verde cuando el pase es seguro. – Comenta.
Caminamos y detrás de nosotros vi una pared cerrarse, por lo que era de suponer que nadie de los habitantes de este edificio sabía de este pasaje. Lo seguí hasta que llegamos a unas escaleras por las cuales continuamos avanzando hasta llegar a una puerta que abrió con una llave que tenía atada a una muñequera, no me percate de esta en ningún momento. Al abrir la puerta pude ver que se trataba de un jardín interno, el último piso era de vidrio, había algunos árboles, enredaderas, flores de todos los colores en distintas masetas y al centro una pequeña mesa de hierro con sillas del mismo estilo a su costado.
-Por favor, toma asiento. –Pidió amablemente.
Camine hasta mi silla y me senté a esperar lo que era tan privado para decirme tan lejos de todo. Él trajo una mesa movible, con ruedas a los costados, este contenía un equipo de té y otras bebidas, también venía con una pava eléctrica, que creo, funcionaba con energía solar.