Augusto Pinochet, el padre, hizo acto de presencia en la Moneda al enterarse de que tres de las regiones del país se habían rebelado a su dictadura, y que además, según sus fuentes, que de hecho eran fidedignas, les decían que estaban planeando algo aún más grande que simplemente matar a los militares que se encontraban en las regiones y humillarlos públicamente como había ocurrido en Iquique, Arica, Antofagasta y Atacama, pero por desgracia esas mismas fuentes no le habían dicho que era lo que tenían planeado, y era una de dos posibilidades: uno que no supieran que era lo que planeaban o dos que temieran la reacción que tomaría el tras enterarse de la noticia, y que el líder de la rebelión, un tal Santiago Villanueva era el que lo había planeado todo desde el inicio, y exactamente en ese momento se dirigía a la oficina del presidente de la republica para tener una discusión con su hijo mayor, que llevaba su mismo nombre, para su desgracia su hijo era muy blando y no tenia madera para ser un líder innato como él le hubiese gustado que fuese, en menos que se pudiese esperar ya había llegado a la oficina del presidente de la republica ya que le había encargado a él, su hijo el país, pensando que podía controlar el poder temporal mientras que el fuera a argentina por asuntos muy personales que tenía que atender, y en cuando llego a las puertas de la oficina Augusto Pinochet padre las abrió, y encontró a su hijo mayor junto a un desconocido, al menos para él y su futura esposa, de origen turco que se llamaba Umut Yilmaz, el mismo padre había escogido la novia perfecta para su hijo, y en cuando hizo su precedencia en la oficina del presidente de la republica, este pregunto a su hijo mayor:
-Augusto, ¿supongo que no tengo que decirte mi muy apresurada aparición desde argentina?
-Supones bien padre, estamos haciendo todo lo posible para retener esta rebelión como amenaza al país, y serán dados a muerte a todos los responsables de esta absurda rebelión –dijo Augusto hijo.
-Bien, eso espero que hagas hijo –dijo muy complacido Augusto padre.
De repente un mensajero llego a la oficina con una caja y un sobre, y tras comunicar que eran para el dictador, este le indico que lo dejara sobre el escritorio, el mensajero estaba verde por algo que ninguno de los presentes pudo saber por qué, cuando Augusto Pinochet hijo agarro el sobre y tras leerlo dijo sorprendido:
-Santiago Villanueva ha invadido Valparaíso.
-¿Qué? –pregunto su padre.
-Lo dice en el sobre, padre, Santiago Villanueva ha invadido Valparaíso –confirmo su hijo pasándole el sobre para que viera por sus propios ojos lo que estaba diciendo.
Y en cuanto Augusto Pinochet hijo abrió la caja, este dio un respingo de miedo y se sentó en la silla junto al escritorio, mientras que Augusto Pinochet padre vio su interior estaba consternado pero no perdió la compostura como su hijo mayor, el dictador saco de la caja la cabeza de su hijo menor Marco Antonio Pinochet, el desconocido hablo:
-¿Quién ha sido tan bestia como para hacerle esto a su propio hijo, Presidente?
-Bueno, si Santiago Villanueva ha logrado invadir Valparaíso, es solo cuestión de tiempo a que llegue a Santiago a derrocarme –declaro con tono lúgubre el dictador.
-Lo detendremos, Presidente –dijo el desconocido levantando la voz.
-¿Quién esta persona que pretende creer que necesito de sus consejos? –pregunto el dictador.
-He nombrado a Pedro Aldama como mi consejero militar –contesto su hijo mayor.
-Ha ya veo, y aprovechando su presencia, usted Aldama pudriera aconsejarme en algo, que debo de hacer en la siguiente situación –más rápido que un rayo saco su arma con silenciador y le disparo en la cabeza a Pedro Aldama, matándolo al instante.
Al ver esto su hijo fue hacia su padre con intenciones de hacerle daño por lo que hizo, pero Augusto Pinochet padre le respondió primero con un puñetazo en el rostro y una vez caído le dio una patada en el estomago dejando a su hijo sin aliento, mientras que Umut Yilmaz estaba horrorizada la escena pero no hizo nada ya que temía por su integridad.
Mientras que se sentaba en la silla junto al escritorio, Augusto Pinochet meditaba en voz alta:
-¿Qué debo de hacer?, obviamente sobornar a ese tal Santiago Villanueva, pero ¿A quién enviar?, yo no, si fuera yo terminaría en una caja igual que mi hijo menor, y no puedo mandar a mi amable hijo mayor –mientras hablaba el mencionado jadeaba en el suelo de la oficina del presidente de la republica- si lo mando alentaría a mi enemigo a que invadiera todo el país, la verdadera pregunta es ¿A quién enviar?
Y tras mirar a Umut Yilmaz tuvo la idea de quien debiera enviar para sobornar a Santiago Villanueva.
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dictadura violenta que atenta contra los derechos , dictadura chilena, rebelion antisistema
Editado: 04.08.2019