Prólogo

Un joven chico de quince años de edad miraba por la ventana, fuera de la ventana no habían cosas muy interesantes.

Solo personas caminando de aquí para allá, todas ellas tenían diferentes destinos en mente pero se cruzaban las unas con las otras.

El niño que miraba por la ventana, miraba está escena y se preguntó en su corazón como es que su vida había cambiado tanto en un abrir y cerrar de ojos.

El nombre de este chico era Alex Inocencio.

Un largo suspiro se escapó de Álex.

— ¿Que estoy haciendo?

Se preguntó así mismo.

Esta pregunta no tenía un gran sentido, su única intención era tratar de perderse al ver por la ventana y mirar a las personas caminar.

Alex era solo un chico joven, cualquiera que le mirada pensaría que solo se trataba de un niño, pero esa no era su realidad.

Después de los sucesos que lo habían llevado a un orfanato, el llamarlo un chico o niño eran palabras que estaban totalmente fuera de lugar.

Bueno no, en realidad era normal que las personas que le dieran una pequeña mirada pensaría que solo se trataba de un chico, pero Alex no era un chico, ya no lo era después de lo que había sucedido.

— ¿Alex, dónde estás?

Se escucho una fuerte voz que decía su nombre, Alex se molestó cuándo su nombre fue llamado.

Aquella persona de seguro tenía una buena razón para llamarlo con tanta prisa.

Alex no era tonto, el sabía cuál era la razón de que le estuvieran buscando, lo que lo ponía de mal humor es que el no soportaba que le llamaran y mucho menos cuando se trataba de un asunto tan delicado como una entrevista de adopción.

Alex trato de contener las ganas de mandar a la mierda a la persona que le había llamado.

Respiro profundo y se controló, no importaba si le disgustaba, la hermana Margaret no tenía la culpa de nada.

— Hermana Margaret, aquí estoy.

Dijo Alex desde el segundo piso.

— ¿Que sucede hermana?

Preguntó tratando de fingir que no sabía nada.

— Es Hora de tu entrevista de adopción.

Alex se cubrió la cara y dejó que su rostro se desfigura por su enojo, está acción era para que la hermana Margaret no le pudiera verle poner una expresión de fastidio.

— Genial otra entrevista de adopción.

Dijo Alex con una voz alegre aunque él sarcasmo era fácil de notar en su voz.