El reemplazó

12. Clyde

Alex se despidió de la pequeña Lili, en algún momento se tomaría tiempo para conocerla mejor.

Decidió que en el futuro cercano se tomaría el tiempo para conocer a todas sus nuevas hermanas, no estaban unidos por sangre claro pero eran hermanos de igual modo.

Eso no quitaba el hecho que insistían en llamarlo Lincoln.

Bajo las escaleras con pasos lentos pero seguros, las chicas solo se quedaron sin moverse, incrédulas ante la persona que había desaparecido de su campo de visión.

Alex llegó a la puerta y la abrió, quería explorar un poco los alrededores.

Su camino se vio interrumpido por una persona.

Delante de él había un chico de piel oscura, eran casi de la misma estatura.

— ¿Lincoln?

El chico de piel oscura le había llamado por ese nombre, Alex ya había perdido la cuenta de cuántas veces le habían llamado por un nombre que no era el suyo.

El no dijo nada, no quiso responder a la pregunta del chico, no tenía las energías para explicarle a este chico que el no era Lincoln.

El le había permitido al señor Lynn llamarle por ese nombre, se lo había permitido por qué estaba agradecido por haber sido adoptado. También le permitió a esas chicas, a las hijas de su nuevo padre llamarle por ese nombre, pero esto era demasiado.

— Lo siento puedes dejarme pasar.

Alex murmuró bajo, el chico delante de él habia escuchado con claridad, obedeciendo su pedido se apartó y Alex cruzo la puerta.

Con la misma confianza con la que un gato caminaba, los pasos de Alex eran seguros, el mostraba una expresión segura aunque no era así como se sentía realmente.

Todo a su alrededor era en verdad desconocido, lo que lo ponía más nervios es que el chico que había estado bloqueando su camino le estaba siguiendo.

— Disculpa, ¿Que estás haciendo?

El chico le miro como si no entendiera la pregunta.

— Estoy siguiendo a mi mejor amigo.

¿Mejor amigo? Alex ni siquiera conocía a este chico, el debía de estar hablando del chico al que llamaban Lincoln.

Solo era cuestión de explicarle que el no era ese tal Lincoln y todo estaría bien, pero no tenía las ganas de hacerlo.

No conocía a este chico y no le importaba, si, Alex era arrogante cuando quería pero nunca dejaba que sus emociones negativas se mostrarán en sus acciones.

— Tenemos mucho de que hablar.

Dijo el chico de piel oscura.

— Estuviste mucho tiempo de viaje, me hacía falta mucho mi mejor amigo.

Patético era la palabra que le había venido a la mente, era patético que el autoestima de una persona dependiera de otra.

El había aprendido esto de primera mano, muchas veces se deprimió pues cuando sus amigos eran adoptados nunca los volvió a ver, en eso días se sintió muy solitario.

— Si, estaba de viaje.

Alex dijo esas palabras como para seguirle el juego, no era su intención tomar el papel de Lincoln pero considero que no tenía ganas de que Alex Inocencio fuera visto con este chico.

— A todo esto, ¿De dónde sacaste esa ropa.

Dijo el chico refiriéndose a la vestimenta de Alex.

— No es nada especial, así es cómo soy.

El chico le miro un poco extraño, no era habitual que su mejor amigo Lincoln vistiera tan elegante.

La charla de los dos jóvenes se vio interrumpida por unas risas cercanas.

Un grupo de chicas se estaban acercando, el chico de piel oscura entro en pánico.

Se trataba de algunas de las chicas mas populares de toda la escuela.

La más alta de ella se llamaba Cristina.

Ella era conocida como la belleza inalcanzable, hermosa y adinerada, ella era el sueño, o mejor dicho la fantasía de todos los chicos de la secundaria.

A su lado está una chica de cabello negro azabache, ella era hermosa, había un aire de elegancia a su alrededor. Su nombre era Hiaku.

El chico de piel oscura miro en todas las direcciones con desesperación, buscando un lugar seguro para esconderse.

No tubo de otra más que esconderse detrás de Alex.

— ¿Que estás haciendo?

Alex le preguntó sin entender su extraño comportamiento.

— No quiero que Cristina me vea, cielos ella es tan bonita y yo tan patético, tu también deberían de esconderte.

¿Esconderse? No había forma de que el hiciera eso, no había manera de que él le tuviera miedo a unas simples niñas.

Las acciones del chico de piel oscura no fueron nada elegantes, fueron torpes y extrañas, no era muy difícil que alguien lo viera desde la distancia.

La chica que había sido llamada Cristina se acercó a los dos jóvenes.

— ¿Que hacen ustedes aquí?

Su voz fue filosa, casi tan filosa como para cortar el aire mismo.

— Clyde, Lincoln. Largo, no soporto verlos, son asquerosos.

— Si, si, ya nos íbamos.

La chica cuyo nombre era Cristina daba órdenes como si se tratara de una emperatriz.

Alex no se había equivocado en la primera impresión que había tenido del chico de piel oscura.

El chico detrás de él, que se escondía como un ratón, cuyo nombre era Clyde era realmente patético.

¿Como podía obedecer las órdenes de esta chica?

Alex sintió el impulso de golpearlo, este chico era una vergüenza para todos los hombres.

— Que estás esperando, fuera de aquí.

La paciencia de la chica no era mucha, justo cuando Clyde estaba por correr Alex lo agarró del cuello de la camisa para evitar que escapara como un cobarde y ensuciara más su nombre.

— La que debería irse de aquí eres tú, maldita serpiente, largate ante de que te obligue a morderte la lengua.

La voz de Álex había sido firme sin ninguna pisca de temor, a diferencia de Clyde que temblaba de miedo detrás de él.

— ¿Disculpa?

La chica llamada Cristina replicó como si no entendiera lo que había escuchado, no solo Clyde miraba a Alex con una mirada de perplejidad.

La chica que acompañaba a Cristina, Hiaku se cubrió sus ojos y negaba con la cabeza, su amiga era una buena persona pero era vergonzoso que fuera tan arrogante.



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En el texto hay: amor, odio, violencia

Editado: 13.08.2021

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