Alex tenía la intención de hablar con Luna, ellos no eran amigos pero tampoco enemigos, solo eran hermanos que no se conocían.
Al menos el no estaba solo, Lola estaba a su lado para afrontar la incómoda situación.
Ahora que Alex lo pensaba, Luna nunca le había llamado por el nombre de Lincoln en ningún momento.
Ni una sola vez, para ser más preciso ella nunca se diría a él, ni por el nombre de Lincoln ni por su propio nombre.
Bueno ese pensamiento no tenía sentido, después de todo el señor Lynn era el único que sabía su nombre, el y Lori.
- Luna, abre por favor, solo quiero hablar.
No consiguió ninguna respuesta, espero y nada, parecía que no había nadie del otro lado de la puerta.
Detrás de la puerta si había una persona.
Una chica de cabello castaño corto de casi diecinueve años de edad abrazaba su almuada con una frustración incomparable.
No soportaba tenerlo cerca, no soportaba mirarlo o escucharlo, lo odiaba.
¿Por qué?
Esa pregunta era muy fácil de responder, la persona que estaba del otro lado de la puerta, el chico que preguntaba por ella con aparente preocupación en su voz no era su hermano.
El no era Lincoln, solo era un impostor que se hacia pasar por su hermano.
Lo odiaba con todas sus fuerzas, como se atrevía a finjir ser el, como se atrevía a actuar como el, a vivir en la misma casa, a vestir su ropa y habitar su espacio.
Era insoportable.
¿Que le había pasado a su familia?
De la nada este chico aparece y lo tratan como a un miembro de la familia, le llaman por el nombre de Lincoln y actúan como si fuera el.
No había manera, el no era Lincoln, nunca podría serlo.
¿Por qué todos finjian que era Lincoln? Su familia, su hermano.
- Hermano no creo que Luna quiera salir ahora mismo.
- Está bien, quería hablar con ella pero si no estaba de humor no hay nada se pueda hacer.
¿Como se atrevía a preocuparse por ella? El, un impostor.
¿Que demonios le estaba pasando a su hermana Lola? ¿Por qué le decía hermano?
El no era Lincoln, nunca podría haber nadie como él, nunca lo volvería a ver, el nunca cruzaría esa puerta, el gamas volvería.
¿Por qué todos están tan ciegos?
Alex se rindió ante la idea de convencer a Luna de que saliera de su habitación para hablar, parecía que ella no quería saber nada de él.
Sin más que hacer Alex miro a Lola, no era una mala idea pasar tiempo con ella, Lola que tenía casi su misma altura y edad le miro con una sonrisa, era como si supiera lo que el estaba pensando, su expresión hablaba por ella.
No me molestaría pasar tiempo con mi hermano.
Entonces ocurrió. Alex no se lo esperaba pero la puerta se había abierto y hay estaba Luna.
Alex sonrió contento, parecía que ella había reaccionado y estaba dispuesta a hablar con el.
El estaba equivocado, lo que Luna había pensado estaba lejos de coincidir con los pensamientos de Alex.
Entonces estalló, Alex no sabía el por qué, antes de que se hubiera dado cuenta Luna se lanzó sobre y cayó al suelo.
Sin ninguna advertencia Luna lo había empujado y había hecho que cayera al suelo, fue brutal pero no había sido suficiente, estaba lejos de ser suficiente.
Justo cuando Alex trataba de levantarse, después de ese repentino golpe, estaba por quejarse pero no pudo.
Unas manos habían abrazado su cuello, Alex no lo entendió de inmediato pero al sentir como esas manos apretaban su cuello desnudo lo entendió.
Luna no estaba estrangulando.
¿Por qué?
¿Que había hecho el?
¿Por que ella hacía esto?
Esas y otras preguntas nadaron en lamente de Alex medida que el dolor en su cuello aumentaba.
Le faltaba el aire, no podía respirar. Tenía miedo, miedo de perder la conciencia, miedo de morir.
¿Por qué estaba pasando esto?
Cuando Alex había sido adoptado nunca imagino que una situación cómo está. Jamás, ni en sus sueños más locos podría haberse podido imaginar que unas de las hijas del hombre que lo había adoptado, apretaria su cuello con intención de matarlo.
- ¡Tú no eres el!
Había dicho Luna de repente sin aflojar su agarre, al contrario sus manos apretaban con más fuerza a cada segundo.
- ¡Tú no eres el! ¡Como te atreves a fingir ser el! ¡Como te atreves a usar su ropa!
Esas palabras estaban llenar de una furia ciega, una furia que se había desbordado.
Lola trato de pararla, no soportaba ver lo que estaba pasando, no había palabras ni explicación que pudieran explicar lo que estaba sucediendo ante sus ojos.
Lentamente los ojos de Alex se cerraban, poco a poco estaba perdiendo la conciencia, Alex podía sentir como lentamente su conciencia se desvanecía y como la llama de la su vida se extingia.
Lola noto esto, trato con todas sus fuerzas de parar a su enloquecida hermana, comenzó a llorar incontrolablemente, lucho con todas sus fuerzas en verdad lo hizo pero su hermana era mucho más grande que ella y como tal era mucho más fuerte.
En su lucha por tratar de ayudar a su hermano Luna la golpeó, Lola cayó a un lado retorciéndose por el dolor pero sus lágrimas siguieron fluyendo.
Luna estaba fuera de control, había enloquecido, no parecía que se detendría hasta que la llama de la vida de Alex se extinguiera por completo.
Luna ya no podía razonar, ya no podía pensar, solo odiar.
Odiar a esta persona, está persona que fingia ser su hermano, está persona que usaba la ropa de Lincoln y que todos en esta casa le llamaban por ese nombre.
El alboroto en el piso de arriba había llegado al resto de la familia.
Todos subieron en pánico pensando algún delincuente se había atrevido a violar el espacio sagrado de esta familia.
Los ojos del señor Lynn palidesieron y todo el color abandono su rostro.
De alguna manera se las arregló para apartar a Luna de su hijo, para apartar a su niño de las garras de la muerte.
Editado: 13.08.2021