Tranquilidad, eso es lo único que Alex podía sentir, el no podía recordar cuando fue la última vez que se había sentido tan tranquilo.
Trato de recordarlo pero no pudo.
¿Desde cuándo su cama del orfanato le resultaba tan cómoda?
La cama sobre la que descansaba en el orfanato era vieja y de seguro usada, al dormir en esa cama Alex solo deseaba estar en su cama propia.
Alex recordaba su enorme cuarto, su antigua cama a pesar de ser vieja para el, era mucho más cómoda que la del orfanato.
Era suave, mullida, y muy pero muy cómoda, esa cama era tan grande que no importaba cuanto estirará su cuerpo, le era imposible sentir el borde de la cama.
Alex abrió los ojos, su vista miro al techo con la esperanza de encontrar ese viejo techo, feo y maltratado que le resultaba tan familiar.
El techo que estaba sobre su cabeza era desconocido, era bonito y no tenía ninguna señal de desgaste.
La perezosa vista de Alex se movió hacia su alrededor, miro en todas las direcciones.
Todo le resultaba desconocido.
No, nada a su alrededor era desconocido, lo único que era desconocido era el.
El no pertenecía a esa habitación, no era la habitación del orfanato, tampoco era la habitación donde vivía en la mansión de su abuelo.
¿Donde estaba?
Comenzó a recordar, su abuelo ya no estaba en este mundo, el había pasado algún tiempo en ese orfanato y después recordó que había sido adoptado.
Esta era su habitación, no lo era. El sabía muy bien que esa habitación no era de él, el no pertenecía a ese lugar, está no era su familia.
¿Por qué lo habían adoptado?
Nunca, en ningún momento nadie, ninguna pareja quiso adoptarlo. Su cabello de un color blanco puro no le parecía atractivo a nadie.
¿Por que ellos si quisieron adoptarlo?
Alex respiro profundo y abrió sus ojos, dejó que la luz entrará en sus pupilas y así el cansancio comenzó a abandonarlo.
Trato de levantarse pero algo se lo impedía, reviso la cama.
Un chica dormía tranquilamente a su lado, su piel era blanca y rosada como un melocotón, su cabello rubio resplandecía con la luz del sol.
Lola se veía realmente hermosa cuando dormía de una manera tan relajada, lo único que arruinaba su belleza es que unas líneas de agua estaban dibujadas desde sus ojos hasta llegar a la cama.
Alex recordó lo que ocurrió anoche y no pudo evitar que su corazón diera un salto.
Había estado cerca de morir.
Ahora que lo pensaba bien, su hermana, Lola fue quien estuvo hay cuando todo eso ocurrió.
Alex no recordaba mucho, o más bien lo recordaba todo es solo que no quería recordar nada.
Por un momento vio y sintió que su conciencia se desvanecía sintió que algo había agarrado su mano con fuerza.
— Lola, Lola despierta.
Alex movió suavemente a su hermana para despertarla, ahora que lo recordaba este sería su primer día de escuela.
Nadie lo culparia de olvidarlo después de su traumática experiencia, pero tampoco podía quedarse durmiendo todo el día y menos con su hermana a su lado.
Alex la miro de pies a cabeza y no pudo evitar que su corazón diera un brinco.
No se podía evitar el ya no era un niño, y su hermana que tenía casi su misma edad era una verdadera belleza.
Si las sircunstancias fueran diferentes, y el no hubiera sido adoptado por esta familia y hubiera conocido a Lola de otra manera, entonces no lo dudaría.
No dudaría en enamorarla y el enamorarme de ella.
Ella era hermosa, era linda, tierna y amigable.
Alex sacudió esos pensamientos, no tenía tiempo para pensar en esas cosas, su plan seguía en camino y después de lo que ocurrió lo que el tenía que hacer estaba más que claro.
El no podía vivir en esa casa para siempre, mejor dicho, cuando el cumpliera los dieciséis años entonces tomaría lo que su abuelo le dejo y viviría sin preocupaciones.
El había sido adoptado por una buena familia, no lo podía negar pero eso no podía tapar con un dedo que todos estaban mal de la cabeza.
No es parte de su plan de vida vivir cerca de la persona que había tratado de matarlo.
Lola parecía no querer despertar, su rostro se arrugó por la frustración ya que Alex libero su brazo de ella.
Lola parecía a punto de llorar, Alex se lamentó por esto, no le gusto que ese lindo rostro se desfigura por la tristeza.
— Despierta.
Alex susurro y dio un suave beso en su frente, este simple acto fue suficiente para despertar a la bella durmiente de cabello dorado.
Sus ojos se abrieron suavemente y miro a los ojos a su hermano de cabello blanco.
Alex solo le dio una sonrisa y salió de la pequeña habitación.
El ya tenía su ropa en mano así que antes de que su familia se levantará se cambió y se puso su mejor ropa.
No estaba seguro si era mejor usar esa ropa o la otra ropa que su familia le había dado, esto era lo mejor.
El no era ese tal Lincoln.
El era Alex Inocencio.
Respiro profundo y recordó, aparentemente su hermana le había atacado en una furia ciega que no tenía explicación, lo único que todavia podía escuchar era " Tu no eres el"
Claro que el no era ese tal Lincoln, desde que había llegado eso era más que claro para el.
El nunca tubo la intención de fingir ser alguien más, sin embargo, su nuevo padre y sus hermanas insistían en llamarlo con ese nombre.
Alex llegó a la puerta, detrás de esta estaba su habitación.
Alex reviso su cuerpo y por muy difícil que parecía de creer no se sentía cansado ni adolorido, era muy extraño.
Desde que había llegado el durmió en el suelo solo con unas pocas cobijas para acurrucarlo, esos simples trapos no fueron suficientes para protegerlo del duro y frío suelo.
Ahora que no había dormido en el suelo e incluso dormir con su hermana dándole consuelo.
Editado: 13.08.2021