El regresar de la princesa

Capítulo 01

Y pensar que tal vez en este preciso momento podría estar en mi linda casa nueva rodeada de personas que me quieren y que yo siento lo mismo por ellas. Desearía que Dana no se encuentre aquí, me encantaría estar sola pues cada día sufre un poco más, no se alimenta bien, lo que ha llevado acabo que baje de peso sorprendentemente, son pocas las palabras que deja salir de sus labios cuando nos encontramos a solas. Al principio solía darle palabras de ánimo, pero cuando comenzaron a pasar los días deje de hacerlo. Desde nuestra llegada, la única persona que ha entrado al calabozo ha sido el joven que trajo a Dana la primera vez, suele traernos una comida al día y dos veces agua. El joven nunca nos mira, mucho menos nos dice cosa alguna.

— ¿Erin, cuando nos vendrán a buscar de este lugar? ¿Por qué tardan tanto? — Dana se calma, no ha dejado de llorar desde que se ha despertado, todos los días es lo mismo, lo bueno es que ella si puede dormir, yo no lo he hecho mucho desde que llegue.

—No tengo idea… espero que sea pronto — acaricio a mi lobo, el pobre cada día se debilita más — de todas formas no hay que perder la fe, ellos si van a venir.

—Ya me quiero ir… — susurra ella.

El ruido de la puerta siendo abierta provoca que todos nos tensemos enseguida, lo malo de estar aquí es que no sabes lo que ocurre fuera. No sientes olor ni mucho menos escuchas algo. Mi mirada se encuentra con la de él, aquel maldito hombre sonríe sin remordimiento alguno. Cuando todo esto pasó en casa, no me pude convertir en loba, pues ellos han bloqueado ese talento, siento y puedo hablar con ella, pero no logro convertirme.

Maldito ser rastrero — gruñe Itzel — ¿Cuándo será el día en que podamos clavarle los dientes es su cuello?

No lo sé, pero deseo que sea lo antes posible — respondo.

— ¡Erin! — Finge felicidad al volverme a ver — pero que grande y guapa te has puesto este tiempo que no nos hemos visto — mira a alguien detrás de él — has que duerman, quiero hablar con mi hijastra unos minutos.

Una niña aparece detrás de su espalda, debe tener alrededor de trece años, su fría mirada no expresa absolutamente nada, ella estira su mano, cierra los ojos y pronuncia unas palabras que provocan que mis dos compañeros de celda queden dormidos en el suelo. Los miro aterrada.

Tranquila… — una femenina y tierna voz se escucha en mi mente — solo están dormidos, despertaran dentro de poco.

Miro a la única persona que pudo haberme hablado de ese modo, pero ella tiene la mirada fija en el suelo, fingiendo indiferencia.

—Tienes una mirada diferente — asegura mientras que se mueve con seguridad del otro lado de la celda — ¿has ganado confianza estando con los tuyos, verdad? — Ríe — claro que lo has hecho. Los lobos de pelaje blanco son así, siempre ayudándose en todo momento, pero dime ¿Por qué aun sigues aquí?

—Tienes razón, he cambiado mi actitud he adquirido más confianza conmigo misma, no como tú que sigues siendo el mismo cobarde de siempre, una vez más te enfrentas a mí por a través de una celda, de unos barrotes. Patético, es eso lo que eres — mis palabras causan que su mirada se vuelva maligna, como siempre, pero esta vez no me da miedo, esta vez no guardare silencio — y si aún no han llegado es porque planean la forma de matarte, a ti y a todos los que te siguen. No será la primera vez que te quitan algo ¿verdad?

—Más contestadora que en el pasado… — ignora mis palabras, o por lo menos darme una respuesta coherente ante ellas — me alegro haberte capturado una vez más, así podre enseñarte modales correctos nuevamente.

—Bien sabes que no estaré mucho tiempo aquí — me cruzo de brazos ante su mirada, la niña aun esta en silencio y con la vista fija en el suelo — por cierto ¿Dónde estamos? Esta no es tu manada.

—Es bueno saber que no has olvidado el lugar donde pasaste casi toda tu vida — sonríe emocionado, como si lo que yo hubiera dicho fuera algo bueno —, te encuentras en lo correcto, no estamos en mi manada y nos encontramos a mayor distancia de la tuya — se gira donde la niña y le susurra algo, ella forma un circulo de magia, él introduce su mano ahí y del saca un peluche viejo — espero que con esto te sientas como en casa. Adiós Erin, espero pronto nos volvamos a ver.

Cuando ya no se encuentran ninguno de los dos cerca de mí, o dentro del calabozo, me acerco al peluche en el suelo; es Pam. Lo atraigo a mi pecho para poder darle un abrazo bien fuerte. En mi niñez este peluche fue el que logro que mantuviera la calma dentro de todo lo malo. Fue un gran soporte dentro de mi vida. Me quedo acurrucada con el oso por alrededor de una hora y media.

—Mi cabeza… — susurra alguien, es Dana que se acaba de despertar.

—Al fin… — me acerco a ella sin perder tiempo — me tenías preocupada.

—Tranquila — sonríe levemente a la misma vez que toma asiento cerca de mí — estoy bien, solo con un leve dolor de cabeza pero bien. Es una bruja muy fuerte — Atka también despierta, se acerca todo lo que lo permite las cadenas y lo acaricio — ¿Quién era ese hombre?




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