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Peyton

Estaba a poco tiempo de llegar a la mansión cuando veo una furgoneta negra llegar antes. Los mire ceñuda. Aparque un poco más atrás mi Audi no sin antes sacar mis dos armas bien cargadas. Salieron como diez hombres con ropa negra y pasamontañas, cada uno sacaba diferentes armas. Mierda

Le coloque a mi arma una pieza para silenciarla mientras disparaba, cayeron tres en el impacto. Aun nadie se había dado cuenta de mi existencia, mejor. Dispare de nuevo, pero solo esta vez cayeron dos hombres. Me comenzaba a cabrear al ver que estaban por llegar a la mansión. Tenía que hacer algo para impedir que avanzaran más de lo que ya lo habían hecho.

–Es de mala educación no avisar antes de llegar –dije burlonamente llamando su atención. Todos los cinco sujetos restantes se tensaron. Sonreí cínicamente mientras miraron a sus compañeros que yacían en el asfalto –Regla número uno. No tocar o dañar a mi jodida familia –dispare rápidamente, ahora solo faltan tres –No saben con quien se están metiendo, porque antes que alguien de ustedes toque a mi familia, yo me abre encargado de matar a toda su jodida generación, amigos y todo lo que cercano que tengan ustedes –me acerque a ellos, no tanto, pero si lo suficiente para tenerlos frente a frente. – ¡¿Quién los mando?1 –grité con rabia, vi como estos palidecieron.

– ¿Que la diabla tiene miedo? –pregunto un sujeto esbozando una sonrisa maliciosa –Qué pena –dijo uno de los infelices, haciéndose el valiente. –O debería decirse Emmita –termino de decir arrogante. Mala idea. No tenías que haber dicho eso hijo de puta.

Fui a donde él y lo cogí del cuello, mientras le daba un rodillazo en el estómago dejándole sin aire. El trato de golpearme, pero lo bloquee dándole un puñetazo en toda la cara partiéndole la nariz y ceja. Alguien me ataco por la espalda, dándome un rodillazo en la pierna izquierda haciendo caer y golpear la cabeza. Toqué mi frente y vi una línea de sangre que salía de allí. No, no eso. No tenían que haberlo hecho.

Cuando el otro me iba atacar de nuevo, cogí mis armas y les disparé sin pensarlo dos veces.

Fin del juego infeliz

De repente un sonido comienza a sonar, no eran mis móviles. Era del infeliz que me había golpeado, me acerqué y cogí su móvil. Era un mensaje de un número privado

Todo comenzó diablita o tendría que decirte

¿Emma?

El juego recién comienza.

Prepárate que te hare llorar lágrimas de sangre, te hare suplicar clemencias por tu familia. Te arrepentirás de todo lo que has hecho.

Con mucho amor

Ax

– ¡Maldición! –grite con toda la impotencia que podía sentir. Hijo de su grandísima puta.

Todo lo que está haciendo estaba malditamente calculado, como si estuviera viendo todo lo que hacemos. En el momento menos esperado nos atacara y acabara con nosotros, pero eso no sucederá, jamás lo permitiría. Guarde el móvil del cabron en mi bolsillo. Mire a mí alrededor, tenía que deshacerme de esto antes que mis hermanos se levantaran. Pero al parecer mis planes fueron otros. Los mire de reojo y todos estaban apuntándome con sus armas. Maldición, escucharon los disparos

Bruno estaba casi a mi lado. No lo mire, no mire a nadie. Estaba comenzando de nuevo a enfurecerme a saber que querían hacer daño a mis hermanos, a mi familia.

–Entre a la casa –dije sin mirarlos mientras miraba a mi alrededor. Nadie se movió y eso me hizo perder la poca paciencia que tenía, no quería que ellos vieran toda esta mierda – Joder –chasquee mis dedos – ¡Que he dicho que adentro! – Grite sobresaltándolos a todos, de inmediato todos nos comenzamos a entrar. Me masajee el cien tratando de canalizar toda la ira que tenía, no podía descargarme con ellos. Pero me frustraba todo esto

De repente comenzó a sonar algo, pensé que era el móvil de los infelices que estaban en el asfalto sin vida, pero me equivoqué.

– ¿Qué? –conteste sin mirar quien era. Había demasiado ruido desde la otra línea.

– ¡Oh! –escuche murmullos –Mierda está bien –dijo aliviado una voz conocida. John.