Peyton
No sé cuánto tiempo llevaba así, inmóvil sin poder hacer nada. Pero volvía a la realidad cada vez que algunos de los seis me venían a visitar, ellos contaban los días que llevaba así.
Cinco
Cinco malditos días sin poder volver a la cruel realidad. Quería salir de este estado, no podía estar así teniendo afuera un peligro para mi familia. No podía exponerlos más de lo que ya lo había hecho. Maldición, quería salir ya de este estado, pero no sabía cómo.
Deje mis angustias a un lado cuando siento que alguien se acerca a mí y me agarra mi mano. Sentí escalofríos, esto no era bueno. Esperaba que estuviera equivocada al sentir esa sensación de peligro.
–Pequeña... –dijo la persona que me había agarrado mi mano. Mierda ¿Cómo mierda había entrado? ¿Cómo pudo librarse de toda la seguridad que había en la bodega? Maldición, esto no está pasando –Me las estas dejando muy fácil y así no se puede Diabla –susurro cerca de mi rostro. Quise gritarle y apartarlo de mí, no podía térnelo cerca a ese infeliz –Esto se está poniendo cada vez más interesante –murmuro lejos de mí, sentí que solté un aire que no sabía que tenía contenido –Iré a visitar a tu familia, voy a contarles nuestra historia antes que vuelva a terminar contigo y así pueda terminar mi partida y decirte Jake Mate –dijo cuándo lo sentí levantarse, me alarme. Y al segundo sentí cerrarse la puerta suavemente.
No puede pasar eso
Ellos no pueden sufrir nada, no merecen nada de esto. Y eso fue el último empujón que necesitaba para regresar por completo a la realidad. A la vida. Intenté mover mis manos, pero poco a poco lo hice. Primero con mi mano izquierda comencé a mover mis dedos y así fue con la otra. Basta.
Comenzó el juego.
–La Diabla volvió –susurré débilmente cuando pude abrí los ojos y acostumbrarme a la claridad. Ya me había mortificado y descansado demasiado.
Si quería ese infeliz volver a ver al mismo lucifer en persona, lo vería. Se arrepentiría por no haber muerto el día que le dispare.
Una vez que pude espabilarme, moví mis piernas y mis brazos para sentarme. Arranque toda la mierda que tenía conectada a mi cuerpo. Una vez que estaba estable, me pare y camine para tener movilidad sin hacer esfuerzo. Mire mi vestimenta, era ropa de Allec. Necesitaba ropa acorde si quería irme ahora mismo. Toque mi pecho en donde me había disparado, al parecer estos días sirvió para sanar aquella herida. Camine hasta el teléfono inalámbrico para llamar a mi fiel servidor.
–Necesito que me traigas ropa –dije cuando había contestado. Sentí su respiración acortándose –Y mis armas –murmuré seca.
–Dia-abla –tartamudeo sorprendido. Quise reír, pero no era el momento. No ahora – ¿Cómo tú...? Maldición, ya te llevo ahora mismo –dijo aun asombrado. No paso mucho tiempo cuando sentí la puerta abrirse, lo miré. Estaba agitado y muy pálido. Como si hubiera visto al mismo diablo. Reí irónica por mi pensamiento. Me entrego todo, se dio media vuelta para que pudiera cambiarme. Una vez cambiada de ropa, pude obsérvalo. Su rostro no había cambiado parecía que tenía un mar emociones en ella. Me tendió mis armas de última tecnología que había adquirido para un momento como este. Pero no me imagine que ese momento llegaría – ¿Cómo fue que? ¿Cuándo despertaste? –pregunto en un hilo de voz.
–Hace un momento. A lo que te había llamado –dije conteniendo mi enojo –Alex estuvo aquí. Vino hacerme una visita aquí avisándome que iría a joder a mi familia –murmure entre dientes.
–Eso es imposible –negó – Tenemos toda la bodega con seguridad –dijo serio. Me encogí de hombros mientras salía con el de aquella habitación donde me habían tenido curando mi herida. Todos se sorprendieron cuando me miraron.
La Diabla volvió a vencer a la muerte.
–No sé cómo lo hizo, pero lo averiguare ahora mismo –dije subiendo al coche rumbo a proteger a mi familia –Y tu mata al que este más sospechoso –dije seca. El asintió.
–Ten cuidado, por favor. Acabas de salir de coma y tu herida aun no sana por completo –murmuro visiblemente preocupado.
–No te preocupes –sonreí d medio lado – No volverá pasar Asthon–dije encendiendo el auto, conduciendo a más no poder
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Editado: 16.04.2019