La paz había sido restaurada en Neflheim después de la victoria sobre el Señor de las Sombras. Pero esa paz fue interrumpida cuando un mensajero llegó con una noticia inquietante. Un ejército invasor se acercaba a Neflheim desde el este, y el reino estaba en peligro.
Alastair y sus compañeros rápidamente se reunieron para planear una estrategia de defensa. Sabían que el ejército invasor era poderoso, y que debían actuar rápidamente para proteger el reino.
Mientras tanto, el rey de Neflheim convocó una reunión urgente con sus consejeros para discutir cómo manejar la situación. La gente del reino estaba asustada y necesitaba ser tranquilizada.
El rey decidió enviar una delegación a negociar con el ejército invasor, con la esperanza de evitar una batalla. Alastair y sus compañeros fueron seleccionados para formar parte de la delegación.
La delegación partió hacia el campamento del ejército invasor, y Alastair y sus compañeros se reunieron con el líder del ejército. El líder les explicó que su reino había sido invadido por una fuerza maligna, y que había venido a Neflheim en busca de ayuda.
Alastair y sus compañeros estaban perplejos. ¿Cómo podrían ayudar a otro reino mientras su propio reino estaba en peligro? Pero decidieron escuchar más sobre la situación y decidir qué hacer.
La delegación regresó a Neflheim con la noticia, y el rey decidió enviar una fuerza de ayuda al reino invadido. Alastair y sus compañeros fueron seleccionados para liderar la misión.
La misión fue difícil, pero Alastair y sus compañeros lograron derrotar a la fuerza maligna y restaurar la paz en el reino invadido. Al regresar a Neflheim, fueron recibidos como héroes.
La gente de Neflheim se dio cuenta de que su reino estaba a salvo gracias a la valentía y el sacrificio de Alastair y sus compañeros. Y aunque el reino había enfrentado muchos desafíos, la luz siempre prevalecería.